¡Nos lanzamos!

Nos han mandado un presupuesto desde Kwetu Home of Peace, la casa de rescate de niños de la calle, y nos lanzamos a empujar tres cosas:

1– El pago por adecentar las habitaciones de los niños, organizados ahora por edad, con armarios, camas, sábanas y ropa nueva.

La granja con nuestros ingenieros

2– El pago por poner en marcha una granja: riego por goteo, tanques de agua (aquí les ayuda también el gobierno de Eslovaquia), invernaderos, semillas, traslado de las vacas a nuevo establo, compra e instalación de un montón de gallinas. Con eso conseguirán reducir muchísimo el gasto en compra de comidas, vender los excedentes en los mercados de Nairobi, sacar dinero para pagar a profesores, psicólogos y trabajadores sociales. Un ‘win–win’.

3– La transformación de un vehículo de gasolina a diesel y la compra de una furgoneta grande para evitar que los niños tengan que andar 10/15/20 km para ir y volver del colegio.

Y lo podemos hacer gracias a las donaciones que nos han ido haciendo particulares y algunas empresas, que quieren y saben sacar un sentido social a su dinero.

Michael Babu, Karibu Sana en Nairobi

PD: Hoy me ha llegado una petición urgente de Michael Babu. Me escribía desde Nairobi: «he recibido dos llamadas urgentes de ayuda de gente que está muriendo de hambre en Kenia y Mozambique. Ambas son de gente que conozco. Estoy intentando conseguir algunas donaciones y no sé, Javier, si os sería posible conseguir alguien que nos dé 300/500 euros. Con ellos compraré comida y se la mandaría a ellos y a sus familias. También estoy buscando dinero en la Universidad de Strathmore». Le he dicho que, sin duda, puede contar con nosotros. Michael tiene todas las garantías de que esta ayuda (como siempre en Karibu Sana) llegará a destino: él es el representante de Karibu Sana en Nairobi.

Despertar a la realidad

Esa es la expresión que más me gusta usar para describir la razón de ser de Karibu Sana: uno despierta a la realidad cuando cae en la cuenta de que tiene ante sí no a un ‘pobre’ o a un ‘niño’ o a ‘alguien de África’, sino a Víctor, Barbra, Esther o Michael. Es decir, despertar a la realidad es descubrir el carácter irrepetible de cada persona. Con ese descubrimiento aparece la decisión de ayudarle.

Las pasadas semanas he estado dando unas clases de Antropología Filosófica en el curso Young Civic Leaders de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Los alumnos era un grupo de 34 jóvenes profesionales (chicos y chicas) que quieren formarse en liderazgo cívico. Para mí ha sido una gran ocasión de conocer a gente muy inquieta y valiosa, y de volver a dar clases. Lo he pasado muy bien.

Visual Thinking para Karibu Sana

Esther García, una de mis alumnas, es experta en visual thinking, es decir, pensamiento visual (aunque ahora lo digamos todo en inglés). Desde el primer día ha tomado apuntes de mis lecciones por medio de dibujos. Os pongo aquí la última clase. No hay palabras, porque las imágenes casi bastan. Espero poder grabar estas sesiones en breve: avisaré. En esta última clase el tema era ese: despertar a la realidad. Y lo exponía a través de mi propia experiencia biográfica, aquella en la que el encuentro con un niño, Víctor, hizo que yo dejara de ver ‘niños pobres’ para pasar a preocuparme por Víctor, y que hizo que Víctor dejara de ver a un ‘musungu’ (blanco) para tener un amigo, Javier.

Adjunto otro vídeo. Está en kiswahili y es una entrevista en la televisión a Sister Carol en la que explica Kwetu. Otra vez, no hace falta entender las palabras: las imágenes hablan solas.

¡Valiente Sister Carol!

Sister Carol es la monja de las Sisters of Maria Immaculate of Eldoret (¡casi nada!) que se encarga de Kwetu Home of Peace. ¡Es una mujer muy valiente! ¡Y quiere un montón a cada uno de esos niños (a veces más de 100) que son invisibles para el resto de la humanidad porque viven en la calle, porque Kenia está muy lejos, porque andan entre basuras y drogas, porque parece que tendrían que dar miedo cuando en realidad son fantásticos! ¡Y reza sin parar, por ellos y por conseguir los medios para la labor que tiene entre sus manos!

Y ahí entramos nosotros, Karibu Sana.

Las nuevas literas de colores
Mola el rojo con azul

En las fotos os muestro cómo han quedado las habitaciones de Ruai, la casa principal (main house) donde tiene entre 70 y 100 niños, cada uno durante dos años, retomando la escuela y tratando de ganar la normalidad. Karibu Sana nos hemos encargado de revestir las camas (aunque no de elegir los colores) que se han colocado en habitaciones por edades, para crear un ambiente agradable y seguro para todos ellos.

Un color más de sabana

Además nos vamos a lanzar a por la granja que les ayudaría tanto a ser sostenibles. La primera etapa consistirá en la compra de 4 tanques gigantes de agua con la que puedan aplicar un riego gota a gota en una zona en general seca. Han reparado tres invernaderos y vamos (me encanta decirlo en plural, porque Karibu Sana es Kwetu) a plantar frutales (mangos) y cebollas, además de hacernos con más de cien gallinas. ¡Será im–presionante!

Esto es la main house

Y Sister Carol seguirá urgiéndonos con su sonrisa. En pocos días meterán a otros 20 niños rescatados de la calle. Hemos hablado esta mañana a través de WhatsApp. Me decía: «Hoy paseaba por allí, entre ellos, y me han rodeado y no dejaban de preguntarme cuándo podrían venir». Nosotros, tú y yo, desde Karibu Sana haremos todo lo posible para que eso sea cuanto antes.

Stephen con nuestro ingeniero agrónomo

También me ha contado que ayer rescató a William. Es un antiguo niño de Kwetu que volvió a su casa y luego volvió a la calle porque los problemas en casa seguían. Me he ofrecido a ayudar: la idea de Karibu Sana es estar allí para mandar a todos los que podamos a colegios internos para que no vuelvan a necesitar escapar de circunstancias difíciles. Lo emocionante es que cada uno supone por lo menos 900 euros por curso. ¡Tendrás que ayudarme a que crezca Karibu Sana!

Bailar para coordinar

Un breve vídeo, entrañable, de los niños de Desert Streams cantando y bailando una canción de parvulario para descubrir (creo) dónde están sus rodillas.

Bailar para coordinar

Los niños están en una semana de vacaciones. Tenemos dos habitaciones (niños y niñas) llenas de aquellos que necesitaban más protección. Seguimos colaborando con Kwetu Home of Peace y los niños de la calle. En Madrid, una conversación más con una excelente Fundación que en breve se reúne para ver cómo puede colaborar con nosotros. Niñas de 6º de Educación Primaria de un colegio que se alían para financiar los estudios de dos niñas. Una donación que llega desde Oviedo. Niñas de otro colegio, de 5º que convocan un cumpleaños pidiendo para Karibu Sana.

¡Vamos bailando!


‘Ser’ o ‘hacer’. De cómo he conocido a un ángel

Una de las cosas buenas de Karibu Sana es que te abre puertas para conocer a gente impresionante. Me ha ocurrido en Nairobi, con decenas de madres heroicas, de padres abnegados y de niños y niñas maravillosos. Pero también me ocurre en España: alumnas de un colegio, un amigo que organiza una fiesta para los desconocidos niños africanos… y Eugenia.

Purity, que nos espera

A Eugenia la he conocido gracias a Purity. Esta es una niña de Nairobi, que ya tiene 14 años, que desde los tres es paralítica cerebral por culpa y causa de una meningitis. Me propuse tratar de hacer algo por ella, y algún amigo (Manuel) me habló de Nacho y de Paula, y de su iniciativa Run4Smiles (Correr por sonrisas).

Me invitaron a su casa el martes pasado: 40 minutos de moto y me encontré en un paraíso en una planta baja. Nacho y Paula tienen seis niñas (¡seis!) y apenas han pasado los cuarenta años. Ella es sevillana, de acento alegre, de movimientos rápidos. Él tiene el aspecto que le pedirías a cualquier buen consultor de banca: traje y pulseras y en forma y barba.

Hace seis años nació la tercera, Eugenia. Desde el embarazo sabían que un citomegalovirus había hecho enfermar a la bebe. El único consejo médico que recibieron fue que abortaran. «Total, va a ser como una tabla. No podrá sonreír». Ellos, más asustados que valientes (o valientes precisamente por aguantar vivir dentro del susto) vieron claro que no era falta de la niña estar enferma, y que la cuidarían mientras pudieran. El dolor de esa espera no fue nada comparado con el que vino después: angustia, hospitalizaciones, gasto económico y –sobre todo– el derrumbe de un mundo de perfección, salud y seguridad que se habían construido con estudio y con esfuerzos. Eugenia llenó su vida de zarandeos. Nacho reaccionó con rabia; Paula se acercó a Dios. Lo que no lograban era caminar juntos.

Eugenia, sus padres y sus hermanas (falta la pequeñaja).

Pasado un tiempo, con Run4Smiles ya en marcha, nacieron las mellizas, las hijas 4 y 5, lloronas y ruidosas, e inesperadas. Aquello fue la gota que colmó el vaso del agotamiento de Nacho, y al descubrir que con sus propias fuerzas ya no podía nada, descubrió (Dios le hizo ver) lo que su mujer le venía aconsejando: que se abandonara en Dios. Un retiro de Emaús al que le invitó un amigo transformó la perspectiva.

Seguidamente el matrimonio peregrinó a Medjugorje, también a causa de unas palabras casuales de una amiga («Salió el sembrador a sembrar…»). Rezando cada uno por su cuenta descubrieron exactamente lo mismo: «Eugenia ha venido para que ayudemos a matrimonios sin recursos con hijos en situaciones similares…, y para que les ayudemos a ganar visión sobrenatural». Y es que el número de rupturas que causa el estrés que acompaña a estas situaciones es muy grande: los niños paralíticos cerebrales son regalos no previstos. Lo que Nacho y Paula habían por fin descubierto era precisamente esto: Eugenia era un regalo.

A Eugenia le basta con ser. Al contrario de lo que decían los médicos, Eugenia sonríe. Y convoca en torno a su cama o en la generosa sala de estar de su casa, a decenas de personas cada lunes, cuando se aúnan para rezar el rosario y dar un beso a la niña. Sus hermanas se arremolinan en su entorno, y juegan con ella, la cuidan, la quieren… aunque Eugenia se limite a ser, y regale sonrisas. No la van a juzgar nunca por sus obras, por sus productos, por su sueldo, por su coche. Y en cambio no para de dar lecciones de alta catedrática en Antropología sobre la posibilidad del amor desinteresado, y sobre la realidad de que los hijos valen por que son, no por su CI, sus habilidades motoras o por su dicción.

«¿Quieres que organicemos una de nuestras jornadas de oración para que nos hables de Karibu Sana y ver si algunos de los que acuden se animan a cuidar de la educación de algún niño?», me ofrecieron Paula y Nacho.

«Pero vosotros necesitáis dinero para ayudar a vuestras familias y a Eugenia».

«Bueno, Dios proveerá», responden.

Y yo volví a mi casa en mi moto pasando frío y dando gracias.

Felicidad asturiana

El domingo fui a Gijón. Cené cachopo en casa de María y Nano. Al día siguiente María me acercó a Peñamayor, el colegio de sus tres hijos (Lola, Graciela y Fernando, que es todo un torete de tres años).

Peñamayor me preparó unas sesiones con sus alumnas. Me ofrecí a ‘darlo todo’ y me tomaron la palabra: tuve 6 grupos, una hora cada uno, desde 1º de Primaria (6 años) hasta 1º de bachillerato (16/17).

Hablando de los Masai

Me resultó apasionante. Primero, por tener que adaptar los discursos a las edades: dependiendo de los cursos me podía centrar en unas cosas (animales, niños y juegos) o en otras (necesidades y pobreza). Disfruté con las preguntas de las pequeñas, que aprovechaban para ir narrando sus vidas («Pues mi tía, que es enfermera, estuvo en África», «Pues a mi no me gusta la verdura»…). Y con las de las más mayores («¿Cómo se puede ayudar?», ¿Por qué hay tanta pobreza?».

Les invité a ‘abrir los ojos’

Como siempre, el mensaje a transmitir era positivo.

1º) Que diéramos siempre gracias (a los padres, al colegio, a Dios) por la suerte que habíamos tenido;

2º) Que pensaran que realmente podían ayudar: cumpliendo con sus obligaciones, sonriendo, entregando parte de su tiempo;

3º) Que si querían, podían también ayudar a los más necesitados, a través de Karibu Sana o donde quisieran, con la condición de que fuera fruto de su esfuerzo personal: «queda con tu madre en recibir un dinero a cambio de un servicio durante el mes para mandarlo a África»; «recorta en ese capricho (chuches, la enésima camiseta de Bershka…) y con eso cubre la educación de un niño»…

Así pudimos lograr otro de los fines de Karibu Sana: su dimensión educativa entre los niños de España.

Me dijeron las profesoras que les gustó mucho, a ellas y a las niñas. Para mí fue realmente un día feliz

Oportunidades educativas allí y aquí

Con las ayudas que hemos ido recibiendo hemos ido guardando fondos. Ahora mismo estamos preparando el modo más adecuado de ayudar a Kwetu Home of Peace en su esfuerzo por rescatar y rehabilitar a niños de la calle. Por ahora, la ayuda que esperábamos de Italia tendrá que esperar. Kwetu está tratando de mejorar en su política de contratación de profesores y trabajadores sociales. Los seguimos estrechamente tanto a través de la persona responsable (Sister Carol) como por medio de la ayuda de nuestro socio local (Strathmore University). Queremos ayudarles del modo más eficaz posible para que esos niños de la calle puedan tener verdaderas oportunidades.

El fin de semana pasado visité Alicante. El lunes estuve en un colegio explicando Karibu Sana a sus alumnas, con la idea de animar a las de Primera Comunión a que parte de los regalos sean donativos para educar a niños y de ayudar un poco en la educación de todas (les animaba a dar gracias por la suerte que tenemos, y a abrir los ojos). Además pude pasar el fin de semana con viejos amigos… y conocer Benidorm.

En el oeste de Kenia

Y me envían desde Nairobi fotos de algunos de nuestros alumnos recién incorporados a ‘boarding schools’ (internados), lo que supone –entre otras cosas– que los sacamos del ambiente insalubre de las chabolas y que van a poder estudiar con seguridad y concentración. Los de estas fotos provienen todos de Kibera. Unos estudian a 120 km de Nairobi (en Nakuru) y los otros en el Oeste de Kenia, a unos quinientos.

En Nakuru

La semana que viene espero poder compartir con vosotros datos definitivos sobre cuántos niños tenemos escolarizados. Nuestro empeño no ha hecho más que empezar, y nos crecemos ante las dificultades.

¡Ha empezado el curso!

Lo que podría parecer una tortura para nosotros cuando éramos niños, o para nuestros hijos, es una oportunidad para los niños de Karibu Sana.

Mi amigo Chema me pasó varias fotos impresas para poder utilizarlas. Aquí, David

En enero empieza el curso en Kenia. Seguirán con él hasta primero de noviembre: diez meses (con breves periodos de vacaciones) en los que tendrán asegurada una oportunidad de aprender, y una oportunidad de comer. En algunos casos, además, les podemos ofrecer seguridad, pues se encuentran en internados lejos de las chabolas, donde pueden concentrarse en el estudio y en los juegos.

Conseguiré datos definitivos en unos días, pero me dice Michael Babu que ‘están todos yendo a clase’. Eso significa que, además de los niños que ya estaban con nosotros, se ha incorporado un buen puñado de niños de Kwetu, aquellos que fueron rescatados de la calle y para los que es más seguro que vayan a un internado que volver a sus casas.

Por si queréis compartir lo que hacemos…

Y siguen avanzando otras líneas de trabajo: vamos a invertir unos euros –donados para este motivo– en aumentar la seguridad de los niños de Kwetu, dividiendo los dormitorios por edades y mejorando un poco la vigilancia, para que no pueda haber bullying (matoneo) de mayores a pequeños. Y sigo empeñado en diseñar un plan de sostenibilidad para Kwetu (la ayuda de Italia está al caer: la celebraré con todos vosotros cuando llegue) y para el colegio Desert Streams. Y Diego Molina, desde la Fundación Promoción Social, no deja de preparar propuestas para convocatorias de ayuda: empezarán a fallarse a finales de febrero…

Gracias, como siempre, por todo. Javier

PD: En la foto, un grupo de niños que estuvieron en Kwetu y que ahora van a un internado en Machakos, a unos 80 km de Nairobi. Uno de ellos volvió a la calle y pudimos re–rescatarlo. ¡Una maravilla!

50 tacos y dos hermanas

El pasado 4 de enero Chema Lozano, mi amigo de la infancia (¡ya lejana!), celebró una fiesta por su 50 cumpleaños: el primero de los de mi promoción. Cena de pinchos, alguna cerveza, conciertazo del grupo ‘Semilla Negra’ (el cantante es Chisco, su hermano), unos 90 invitados (además de gente de otros eventos que se coló atraídos por la música), la noche joven ante nosotros.

Chisco y Semilla Negra

En la invitación Chema había escrito que no quería regalos, que solo quería dinero para Karibu Sana. Y me cedió el micrófono, hablé tres minutos, y en una urna el público (los amigos) dejaron sus colaboraciones. Salió lo suficiente para enviar a 7 niños durante un año al colegio. Lo que es lo mismo: para que se eduquen y aseguren su alimentación.

Fue una iniciativa fantástica que os animo a repetir a quienes queráis. De la fiesta, además de la aportación económica, hemos recibido la urna y 5 pósters en cartón pluma de Karibu Sana y sus niños que son espectaculares y con los que podremos decorar cualquier evento.

Sharon: Primero de Secundaria

Y un ejemplo de nuestros beneficiarios: dos hermanas, Sharon y Fiona que (como todos en Kenia) han empezado esta semana sus clases de secundaria. Y lo hacen gracias a Karibu Sana (Sharon iba a ponerse a trabajar…).

Fiona: más feliz que una perdiz

Nos ha llegado el primer donativo de EEUU: una persona de Filadelfia a la que conocí en Nairobi. Junto a unos euros mandados por unas señoras de Chile, ¡nos vamos internacionalizando!

¡Feliz cuesta de enero a todos!

Felicidades de parte del Equipo

En esta última entrada del año en el diario se me ocurría que lo mejor era mostraros quiénes son los que hacen Karibu Sana (además de los niños de Kenia y los donantes de España –y Chile…–). En la foto salimos todos, el día en que la Fundación Promoción Social organizó una copa de Navidad a la que, junto con los que trabajan en las oficinas centrales y algunos desplazados (Gaza, Líbano…), tuvieron a bien invitarme.

De izquierda a derecha (desde el punto de vista del lector) tenemos a Diego, que es quien busca y prepara proyectos, de Sevilla, casado hace no demasiado tiempo, que dejó el mundo de las Finanzas y entró en el del Desarrollo. Cada pocas semanas me sugiere alguna convocatoria que, con su buen hacer, podemos lograr. A su lado está Jose Luis, encargado de Comunicación y Redes Sociales en la Fundación, y deseoso de volver a echar una mano en directo en los campos de refugiados (el objetivo más habitual de la Fundación en los últimos años). Le acompaña Anca, la experta en finanzas, que lleva un control maravilloso sobre las cuentas. Es de Rumanía y habla el castellano de Cervantes. Luego Macarena, una de las ‘Jefas’, con muchos años de práctica a sus espaldas y con unas ganas de ayudarnos en todo que son una alegría. Le acompaña María, la directora de la Fundación, amiga mía de antes y una fuente constante de buen humor y tranquilidad. Por fin, con la lengua fuera de tratar de seguirles el ritmo, estoy yo, encantado de haber sido admitido junto a este pedazo de equipo.

Aprovecho para compartir dos fotos de estos días que me han encantado: la de Víctor de portada, con su pelo de colores, claro resultado de la influencia del Fútbol en las mentes inocentes. Está a punto de empezar la Secundaria (en enero) y es una fuente constante de alegría. En la otra, tres de los residentes de Kwetu. Gracias a nuevas donaciones posteriores al informe del año (que te animo mirar), vamos a poder acoger a otros 15 niños que acaban allí y los llevaremos a internados donde aseguren su educación y protección.

¡Feliz Navidad desde Kwetu!
Purity, el mejor regalo

Por último: me han llegado los informes médicos de Purity (15 años) y Martha (madre de dos niños de 4 y 2 años). La primera sufre una fuerte parálisis cerebral desde que tuvo una infección vírica a los tres años. Martha se quedó viuda antes del parto de su segundo hijo y su nivel de estrés fue tal que sufrió un coma del que despertó con parálisis en la mitad derecha de su cuerpo. Queremos ayudar a los padres de Purity a cuidar de su hija (pañales, medicinas, silla de ruedas…) y a Martha a comenzar un negocio de venta de patatas fritas con el que poder sostener a sus hijos (ya les llevamos al colegio). Purity y Martha son nuestros magníficos regalos de navidad.