La aventura de Karibu Sana continúa…, a toda marcha

Buenos días. Hacía tiempo que no escribía. En parte porque acabo de cambiar de trabajo y los aterrizajes llevan un tiempo. En parte porque teníamos en marcha varias gestiones y merecía la pena esperar a que se asentaran para informaros de ellas.

 

Salim, el operado

Primero os pongo la foto de Salim.

Es un niño de Kwetu Home of Peace que se fracturó una mano por varios lugares. Le operaron una vez (¡4.000€!) y se la dejaron fatal: mucho dolor y muchas lágrimas. Y como no tenían dinero para pagar una nueva operación (les pedían, en otro hospital, 1.000€ para empezar a hablar) tuvieron que retrasar la intervención. esta tuvo lugar hace tres días y parece que ha salido bien. Le he pedido a Sister Carol que busque un abogado para reclamar daños y prejuicios al primer hospital, si fuera necesario. Le he dicho también que ayudaremos en lo posible a cubrir parte de los gastos.

Abajo, Gabriel y María (de FPS). Arriba, Diego (FPS), Miguel, Macarena (FPS) y Jorge

La segunda foto es de una reunión

… que tuvimos el viernes pasado en la Fundación Promoción Social. Gabriel y Miguel se dedica, cada uno por su cuenta, a temas de bienestar y de psicología positiva. Coincide que ambos (junto con sus mujeres) llevaban tiempo pensando en organizar sendas fundaciones porque creen que sería bueno darle una salida social al fruto de su trabajo: quieren ayudar. Nos conocimos. Les conté lo que quiero hacer con los niños de la calle que terminan en Kwetu (llevar a cada uno de ellos a un internado para que no vuelvan a la calle) y les ha interesado muchísimo.

Tened en cuenta que se trata de un proyecto que cada año necesita cubrir la educación de al menos 30 niños nuevos sin que los anteriores hayan todavía terminado su educación. Empezamos en 2019 con 30 (30.000€). El resultado es espectacular: el 100% sigue en el colegio. El año anterior, pasados dos meses desde que dejaron Kwetu y volvieron con sus ‘familias’, el 70% de los niños estaba de vuelta en la calle porque el ambiente de violencia y desestructuración de sus chabolas era insostenible. En 2020 necesitaremos para esto el doble de dinero (60.000€) y en 2021 el triple (90.000). Además de a Gabriel y Miguel nos vendría muy bien más gente: no dejes de ayudarnos.

La tercera muestra a Alex y a Ana

… (todavía con pelo a la ‘africana’) reunidos conmigo tras su experiencia de 15 días organizando un campamento en Nairobi para 180 niños y niñas del barrio de chabolas. Han trabajado mucho, han conseguido que esos niños comieran todos los días durante su periodo de vacaciones, y que se divirtieran de lo lindo con el material de plástica que nos donó MacroPaper, y les han llevado también a Nakuru Park, donde muchos de esos niños por primera vez vieron animales salvajes. Además, al ser apoyados por los profesores del colegio, estos consiguieron recibir un sueldo que no suelen tener en su mes de vacaciones. Ha sido una ayuda buena, necesaria y multifacética. Ahora Alex y Ana están promoviendo entre sus amigos y familiares la consecución de becas para escolares.

La cuarta enseña la primera cosecha de tomates

… en la granja que ayudamos a construir en Kwetu. Ya han empezado a tener ingresos por venta de comida en Nairobi, aparte de que los niños comen cada vez más barato y más sano.

¡Haremos algo grande por los más pequeños!

La quinta es Clara Purroi,

arquitecto y consultora además de fundadora de ‘Building the Future’, una iniciativa por la que han construido ya una escuela junto a Nairobi National Park. Nos conocimos en Kenia y estamos trabajando juntos en un proyecto precioso: que ella y su gente (arquitectos y alumnos de la Universidad de Navarra) diseñen, financien y construyan una casa de alojamiento para algunos niños que acaban en Kwetu y que todavía están cursando la Primaria.

La construiríamos en la parcela de Kwetu en Ruai, de modo que esos niños puedan seguir en sus colegios y en ese ambiente (el de Kwetu) en el que han encontrado seguridad y cariño tras meses o años de sufrimiento. Además, sería una gestión mucho más económica que enviarles a todos a internados. La idea inicial es construir de forma modular, y así ir aumentando el tamaño solo si aumentan las necesidades y si se gestiona bien. Comenzaría con una casa para 20/25 chavales. A Kwetule ha interesado muchísimo, una de las mejores empresas de construcción en Nairobi quiere colaborar con nosotros, y en breve comenzarán a echarnos una mano en la gestión de permisos de construcción.

Y mientras un montón de gente sigue ayudando a Karibu Sana con sus aportaciones mensuales, con una Primera Comunión, con ayudas puntuales y con sus oraciones. ¡Casi nada!

Por cierto, la foto de portada es una Virgen que dibujó la tía de un amigo mío de Barcelona que es sacerdote en Camerún. Se la he tomado prestada: bajo su manto cabemos todos…

Actividades en el mes de agosto

200 niños al campamento de Kibera

Llega el necesario descanso. En Kenia también: los alumnos de colegios tienen ahora tres semanas de vacaciones. Para aprovecharlas, hemos organizado un campamento en Kibera, el barrio de chabolas más grande de África.

Lo montan y dirigen Alex y Ana, Carabanchel y Móstoles, consultor y experta en historia del arte. Nos ha ayudado Juan Carlos, de la empresa Makro Paper, distribuidora de material de oficina y de plástica. Nos ha hecho una donación más que suficiente para llenar de plastelina y rotuladores a los 200 niños que van a participar.

Ana y Alex: ya tenemos todo preparado

Con Alex y Ana estarán 12 profesores, la cocinera, la directora y el guarda del colegio. Son en parte otra razón para haber organizado este plan: para ellos es la ocasión de ganarse un sueldo que no reciben en tiempo de vacaciones. Así podrán afrontar pagos de renta y de comida. Como podéis suponer, hablamos de un sueldo muy pequeño.

Alex y Ana han pedido dinero a sus familiares, amigos, empresa… Además se han rascado el bolsillo para el billete. Todo lo que han obtenido va al campamento: alquileres de autobús para llevarse a los niños de excursión, pagos de salarios, compra de pintura para adecentar la escuela. compra de material de juegos (combas, balones, redes, etc.). Los niños lo esperan como agua de Mayo. Eso me decía el otro día Blessings, de siete años. Además así les garantizamos que aprovechan el tiempo en vacaciones, que se divierten y que comen al menos dos veces al día.

Alex y Ana van a gastar en esto sus vacaciones. Son enormemente generosos. Rezad un poco por ellos y seguid apoyando a Karibu Sana.

30 de Kwetu que nos esperan

¡En enero nos esperan 30 niños nuevos de Kwetu! Por decirlo en cifras, unos 30.000€ que hay que conseguir. Lo bueno es que no podemos no conseguirlos: me decían el otro día que estos niños andan preocupados porque acaban su tiempo de dos años en Kwetu y tienen miedo de volver a la calle. Si les llevamos a internados eso no va a pasar. Y no va a pasar.

PD: Mañana me reúno con una Fundación que están interesados en ayudar.

Os deseo un feliz mes de agosto.

¡Vamos a por esos 30! ¡Cambiamos el mundo con educación!

19 cajas, 120 kg y un mural

Las cajas

Hace tres días nos llegó una donación magnífica. Mi amigo Juan C., que es distribuidor de papelería a gran escala, no dudo un segundo en apoyar la iniciativa de Alex y Ana, que han organizado un campamento de verano en Kibera, para los niños y niñas de Desert Streams. Será en agosto y participarán más de 200 pequeños que durante esos días tienen vacaciones. Así aseguramos que hacen cosas divertidas y que comen todos los días al menos dos veces. Se lo van a pasar bomba. Mil gracia<s a Juan C. y a Makro Paper. Eso sí, nos hemos encontrado con 19 cajas que en total pesan 120 kilos. Ahora les queda a Ana y Alex negociar con la aerolínea y con la frontera de Kenia. Pero cualquier lío por esos niños.

Alex desbordado de rotuladores y cartulinas

 

El mural

Y Alfonso está pasando un mes en Kwetu, echando una mano a los niños de la calle. Como sabe pintar, ya ha preparado un primer mural gigante (varias decenas de metros cuadrados) que alegra la gran sala de los que están en la casa grande de Ruai. Colores, árboles y cebras.

Y estamos en la fase final de una convocatoria de ayudas. Hay seis proyectos y seleccionan tres. ¿Será esta la vez? ¡Ojalá!

Un buen tamaño, una gran idea

La petición

No lo olvides: cada persona que animas a colaborar con nosotros es un nuevo niño yendo al colegio y viviendo mejor.

¡Gracias!

Más de Kenia: bailando con 3.000 niños de Kibera

Un colegio del campo

Tras la estancia en la granja de Ruai con Kwetu Home of Peace y sus 67 niños me llevaron a visitar un colegio nacional en la zona del campo. Las clases de los del último curso de primaria (8º) eran decentes: 48 alumnos en cada una de las dos. En cambio en los cursos inferiores (hasta 7º) las clases eran de hasta 97: habitaciones hiperpobladas, sin espacio entre los niños, ausencia de electricidad, el patio lleno de barro, un edificio del que había construidas dos paredes («El resto se lo han debido comer los del ministerio. Nadie ha vuelto a venir durante un año»). Entre tanto cientos de niños rodeaban al visitante blanco y cantaban a su alrededor.

Dos aulas en una (y con 97 alumnos)

En Desert Streams

Llegué a Nairobi. Enseguida me acerqué a Desert Streams, el colegio de Judy Oloo. Me enseñó las dos habitaciones que han montado con nuestra ayuda para dar refugio a niños y niñas en especial riesgo de exclusión (malos tratos, pobreza, vida en la calle). En seguida vi que tenemos que apostar por mejorar un poco más sus condiciones de vida, aunque los beneficiarios me aseguraron que se encuentran mucho mejor que nunca: seguridad, comida, la alegría de los jóvenes cuando están juntos.

Jomba en su nueva habitación

Cuerpos de baile

Muchos niños nos rodeaban. En concreto estaban preparando un festival de danza que tendría lugar para todos los colegios de Kibera. Les acompañe a la competición. El colegio Desert Streams no lo hizo mal, pero sobre todo tenía a los bailarines más graciosos y guapos del contorno: camisetas amarillas y nuevas, pantalones negros, un toque de rojo… y la excitación por un plan extraordinario. Sumando los de los otros colegios podrían ser más de 3.000. Una ocasión estupenda para conocer a otra gente, comer helados de unos céntimos, salir de la repetición de lo cotidiano. Yo era el único blanco del contorno, y a todos les hacía especial ilusión que me acercara a verles y a aplaudirles. Una maravilla esa inmersión en ese contexto nuevo.

Con el grupo de danzantes de Desert Streams

En casa con Moses Javier

Acabado el baile marché a casa de los Oloo. Compré una tarta para volver a celebrar mi 50 cumpleaños. Hablé largo y tendido con el matrimonio sobre cómo seguir nuestra colaboración: estoy empeñado en que sean capaces de conseguir otras fuentes de ayuda (en Kenia y en Estados Unidos) porque de otro modo se harían dependientes de nosotros y eso ni les ayudaría, ni sería sostenible, ni es el modelo de Karibu Sana. «A nosotros nos interesa pagar colegios de niños, pero no nos ocupamos de los colegios mismos. Tenéis que crear un plan de negocio», les decía.

Salima, todo un descubrimiento

Los Oloo cuidan de Moses Javier, un niño al que ‘adopté’ hace dos años y medio y que es un torrente de alegría y de genio (lo quiere todo y lo quiere ya, como buen niño). Me reí con él y con su hermano Wonderful, que casi se vuelven locos de alegría con los Lego que les regalé y que despreciaron olímpicamente los dos peluches que creía que les encantarían.

Moses Javier conduciendo en la vida, con su hermano

Por cierto, en Desert me reuní con Victor, el primer niño de Karibu Sana. Ya tiene 16, es muy alto y muy elegante. Me llamó la atención lo que ha mejorado su inglés, las notas que saca, su serenidad y el convencimiento de que es una realidad que hemos cambiado su vida. A él y a tantos.

Victor, ya tan mayor

Noticias del viaje a Kenia y creatividad para donar

Acogieron y despidieron a su padre

Me recogieron en el aeropuerto Sister Carol y un nutrido grupo de niños de Kwetu Home of Peace. Venían de Ruai, la casa grande, donde ahora mismo están 67 niños rescatados de la calle que van a la escuela.

Autosuficiencia: corte de pelo radical

Tras dormir un rato comenzó el trabajo. Me llevó Sister Carol con una nube de niños (era sábado: sin clases) a ver las instalaciones. En Ruai hemos ayudado mucho desde Karibu Sana. Primero, poniendo dinero para reorganizar las habitaciones y hacerlas mucho más amables. Los dormitorios están ahora organizados siguiendo las edades de los niños (desde los 7 hasta los 16) de forma que estén en grupos coherentes. Cada uno de los dormitorios (unas cuantas literas, además de armarios para las pocas pertenencias de los chicos) ha sido decorado con diferentes colores.

Jugando en la granja de Kwetu
Jugando en la granja

También hemos colaborado en la reparación de los baños. La fosa séptica estaba llena, y mal diseñada, y necesitaban una reparación urgente. Es la primera de mis visitas en que aquello no huele…, y solo eso ha sido maravilloso.

Todo simpatía

Nuestra principal inversión en Ruai es la granja. Tienen terreno, que pertenece a la Archidiócesis, pero estaba mal aprovechado. Además el suelo no es bueno (una tierra negra que es demasiado salada) y la sequía es una amenaza constante. Contratamos a un ingeniero agrónomo (Elphas) y el plan en marcha ya ha conseguido levantar seis invernaderos, están construyendo un nuevo establo para las vacas de leche, han comprado tierra más apta para el cultivo (red soil), se ha instalado un sistema de riego por goteo, se han trasladado unos tanques de agua además de los que compremos, etc. Elphas es eficaz: va consiguiendo ahorrar algo de todas las partidas. Sister Carol, por su parte, lleva un buen control de los dineros de la granja. En principio en septiembre aparecerá la primera cosecha importante de tomates, y ya venden leche al vecindario. El siguiente objetivo es conseguir fondos (no de Karibu Sana) para desalar el agua y usarla ellos y venderla económica a los vecinos. También quieren hacer crecer su dispensario médico: los sueños no faltan.

Elphas y Sister Carol: la granja nos hará sostenibles

Y los niños de Kwetu están que se salen: cariñosos, aplicados en su estudio, con ganas de mejorar su vida. ¿Sabéis que el 100% de los que ayudamos a continuar sus estudios en internados sigue en el colegio? Antes, cuando al acabar en Kwetu volvían a casa, hasta un 70% regresaba a la calle por culpa de la pobreza y violencia estructural en sus familias. Son niños maravillosos y algunos de ellos han estado más de dos años viviendo en la calle, con todo lo que eso supone.

Domingo: a misa entre el barro a las 6,45 am

¿Seguimos ayudándoles?

Eso es lo que piensa mucha gente. Os cuento las últimas donaciones, todas de esta semana (¡lamentablemente no todas las semanas son siempre así!). Ya veréis cómo las donaciones pueden ser creativas.

  • Jaime, de 9 años, pidió por su Primera Comunión dinero para Karibu Sana. La única excepción fue su madrina. El resto de invitados (familiares, amigos…) escucharon su llamada. Nos envía 860 €. Además hizo un día espléndido y él estaba encantado con su traje de marinero y la ocasión de Comulgar dándolo todo.
  • La Compañía de Lucía, ese grupo de teatro amateur que hizo cuatro representaciones pensando en Karibu Sana, nos ha enviado la recaudación. Son todos estudiantes, becarios en sus primeros trabajos con sueldos de becarios, soñadores…, y nos han enviado 1.500€: ¡qué generosos!
  • Un sacerdote del País Vasco se va a marchar de misionero a un país de África que no es Kenia. Escuchó a Sister Carol hace dos semanas hablando de Kwetu y nos ha enviado 500€ para colaborar con estos niños de la calle.
  • Un colegio de Asturias, Peñamayor, decidió que lo que recolectaran por bebidas y comidas en su Fiesta de Fin de Curso vendría para Nairobi. Nos envían 680 euros.
  • Una particular me dio dinero para el viaje. Se ha transformado en zapatos, mochilas, botas de agua, sonrisas… y ahorro para seguir pagando colegios. Fueron 1.000€.
  • Me acaba de comunicar una familia que nos hacen su aportación anual de 300€, ganada con el sudor de sus pleitos pues tanto ella como él son abogados.
  • Mi amigo Rafa ha organizado un Concurso de Paellas Solidario en Vallecas. Tiene lugar mañana. Lo que recauden será para Karibu Sana. Además nos pondremos ‘morados’ en esa competición de arroces (prometo no cocinar…).
  • He ido a ver a mi médico de cabecera y se ha quedado con una tarjeta de Karibu Sana…
  • Sobre todo, vuestras aportaciones mensuales, nos sirven para que nuestros 153 alumnos y alumnas puedan seguir yendo a clase. En el viaje he visto a muchos que han estado ya tres años con nosotros: no solo han dado el estirón, sino que realmente hemos hecho una diferencia maravillosa en sus vidas. ¡Y nos queda tanto por hacer! Estos niños, que parecían estar a la espalda del mundo, gracias a ti tienen buenas razones para la esperanza.

La semana que viene cuento más.

Cuando te regalan 67 pares de botas de agua…

Honor, teatro, sentadillas

Decía Santo Tomás de Aquino que el ‘honor’ es algo que siempre es dado desde fuera. Cuando alguien se honra a sí mismo se reduce a ser un vanidoso. Por eso una declaración honorífica depende de la honradez y el valor de quienes la dan, aunque también reclame cierto valor objetivo en quién lo recibe. Por eso, el hecho que desde Kwetu Home of Peace decidan enviar un ‘Certificado de Apreciación’ a Karibu Sana es un gran motivo de alegría para todos. 125 niños rescatados de la calle nos agradecen a todos nosotros el esfuerzo que estamos haciendo, y nos invitan a continuar con él. Ahora mismo llevamos a 30 antiguos de Kwetu a colegios internos. El dato es asombroso: antes, el 70% de los que volvían con sus familias regresaban a la calle porque esas familias seguían sin recursos, o siendo nidos de violencia, etc. Ahora el 100% de los que hemos enviado al colegio siguen en la escuela: ¡ninguno se ha escapado! Eso sí, necesitamos 1.000 € anuales para el mantenimiento de cada uno. Por eso contamos contigo para que traigas algún donante de tus familiares o amigos.

Tomás y Marta, preparando su teatro

Las seis representaciones de teatro (‘Los árboles mueren de pié’, ‘La sorpresa’) en el Arapiles 16 fueron un éxito. En varias ocasiones colgaron el ‘No hay billetes’, y la ilusión que pusieron los directores (Marta y Tomás) y los jóvenes actores fueron maravillosas. Su aportación va a ser un empujón grande para la educación de varios niños.

Miguel Camarena en plena explicación

Miguel Camarena es un conocido ‘YouTuber’ experto en temas deportivos y de salud. Tiene varios millones de seguidores, Y un corazón gigantesco. Hace unas semanas me confirmó que ha abierto una cuenta corriente a la que irán a parar un tanto por ciento de lo que vaya ingresando con sus negocios con la idea de hacer una buena aportación a la construcción de la escuela de Desert Streams. Yo me he puesto a hacer ‘sentadillas’ y ‘flexiones’ para solidarizarme con ese magnífico proyecto.

Sister Carol, una sonrisa genial por San Sebastián

Está por España Sister Carol, la extraordinaria directora de Kwetu Home of Peace. Es simpatiquísima, y ‘peligrosa’: su confianza en la Providencia es tal que cuando tres días antes de viajar le pregunté dónde iba a dormir se limitó a contestarme con voz risueña: ‘No lo sé’. Menos mal que mi hermano Miguel es hombre de recursos y le encontramos una residencia de monjas, que si no la veo convertida en una ‘Street Sister’. Ahora está por el norte de España buscando fondos para esos niños de la calle. Con personas así todo sale.

Jaime, de ocho años, me ha ofrecido los regalos de su Primera Comunión. Ayer cené con él y con sus padres. Corazón de oro todos en esa casa.

El libro que he escrito sobre Karibu Sana ya está en la editorial. Les encantó la idea y se encuentra en proceso de maquinación. El 100% de los derechos de autor irán para el Proyecto, y también algo de lo que gane la editorial. Iré informando en cuanto firmemos. Os aseguro que el libro merece la pena: según lo escribía yo me iba quedando asombrado.

Por último: el 7 de junio salgo hacia Nairobi. Será una semana escasa, pero vamos a poder darle un empujón a un montón de cosas. Sobre todo, vamos a seguir apostando por la educación de los más desfavorecidos.

¡Ayudadme a encontrar gente que quiera participar con nosotros!

Teatro para Karibu Sana

Marta y Tomás son amigos míos. Además son jóvenes, creativos, lanzados, encantadores… Y dirigen un grupo de teatro: ‘La Compañía de Lucía‘.

Este año, a falta de una, han decidido preparar dos obras. Por un lado, ‘Los árboles mueren de pie’, de Alejandro Casona, que dirige (con energía) Marta (días 10, 11 y 12 de mayo). Por otro, ‘La sorpresa’, de Chesterton, esta vez dirigida por Tomás (días 17, 18 y 19 de mayo).

Las van a representar en la Sala de Teatro ‘Arapiles 16’, de Madrid, un espacio perfecto por medios, ambiente y comodidad. Y las funciones van a ser benéficas: lo que saquen por las entradas, cubiertos los costes de producción, irá para ‘Red Madre’ (una iniciativa preciosa de cuidado de madres y bebés en peligro de exclusión) y Karibu Sana. La Sala de Teatro Arapiles 16 colabora dejándoles el teatro sin costo alguno.

Marta Páramo, que dirige ‘Los árboles mueren de pié’

Os encantarán las obras, disfrutaréis de la juventud y profesionalidad de los actores, y daréis un empujón a niños necesitados de Madrid y de Nairobi. Por supuesto, a través de la web de Karibu Sana, cabe también participar desde la Fila 0. Ojalá puedas venir.

Formas de hacer voluntariado en Kenia

Una la ofrecía Javier, con su dulce voz de niño de 9 años sonando al otro lado del teléfono: «Quiero ayudar a Karibu Sana, pero tendrás que esperar un poco. Hasta la segunda semana de mayo no hago mi Primera Comunión. Pero cuenta con mis regalos. ¿Vale?».

Otra llegaba de un antiguo alumno y de su novia. Ella becaria de doctorado en una universidad, él abriéndose paso en las procelosas empresas de consultoría, han decidido dejar parte de sus todavía magros sueldos en cuidar de los estudios de una niña en los slums de Nairobi.

Y otra de una persona que me contaba con congoja que acababan de vender una casita de campo (el ‘chalet en la sierra’), donde había disfrutado tanto viendo crecer a sus hijos, y había decidido desviar una parte de lo obtenido para cubrir el esfuerzo de educar a un amplio número de pequeños: «Me gusta la idea de que el lugar que hizo tan feliz a mis hijos pueda ahora hacer feliz a otros niños», decía en su carta.

Damian, de Kwetu

Algo similar ha sucedido con unos cuantos amigos que se han decidido a regalarme por mi cumpleaños lo que pudieran rascar de sus bolsillos. O con ese matrimonio que ya se encargaba de dos niños y han decidido hacer un esfuerzo para acoger a un tercero.

Todo son maravillosas formas de voluntariado en Kenia.

Un regalo por mis 50

El lunes 8 de abril alcanzo los 50 años. De 1969 hasta hoy. ¿La sensación? Que ojalá me quede cuerda para rato porque sigo con la sensación de estar empezando. Y como soy tan joven, me hacen un montón de ilusión los regalos.

¿Te imaginas ayudar a 50 niñas como Millicent?

¿Qué me gustaría por mi cumpleaños? Con mi sentido patético del marketing lo resumiría con esta frase: Conseguir 50 para mis 50. Es decir, que un regalo que podrías hacerme es buscar a una persona que quiera colaborar con Karibu Sana encargándose de la educación de un niño. Como sabes, son 20€ al mes para un niño en escuela de día y 90€ al mes para uno que vaya a un internado. Si tú consigues uno (familiares, amigos, compañeros de oficina, herencias y legados, primeras comuniones, tu cumpleaños…), y otro a otro, y… llegaremos a 50 niños y niñas más y les cambiaremos las vidas. ¡Hazte un regalo haciéndome un regalo!

Manuel Domínguez Churruca en su estudio dodark

De esta semana: asistí a la inauguración de estudio dodark, de arquitectura, arte y diseño, en el que trabaja Manuel Domínguez Churruca, que es quien nos diseñó la web. Han creado un espacio increíble en un antiguo garaje, donde tendrán exposiciones además de sus trabajos de arquitectura, decoración y comunicación. Además de su extraordinaria labor de cooperación.

Una foto de William/David entre mis libros y cascos

También pude hablar con David, que en realidad se llama William (lo descubrí el miércoles al charlar con él: «¡Sólo tú me llamas David!», me decía riéndose). Resulta que había vuelto a la calle. Yo le pedí a Sister Carol que le buscara, y fue ella misma a la calle hasta dar con él, animarle a volver a Kwetu y ponerlo otra vez en marcha. Ya está en el colegio y me ha prometido que se centrará en los estudios. Es un chico buenísimo, todo un líder.

Pues eso: haceros el buen regalo de buscar gente que quiera regalar. ¡Y el lunes tiraré la casa por la ventana!

152 veces 1, y una sorpresa

Pedí a Michael Babu que me mandara la lista actualizada de niños y niñas a los que llevamos al colegio, pues andaba un poco perdido. Lo hizo, como siempre, con atención al detalle, y nos salen estas cifras (que me dan un escalofrío de responsabilidad).

152 veces 1: ¡vaya bendición!

Llevamos al colegio a 122 niños y niñas que viven con sus padres. De estos, son 25 los que van a boarding schools, internados. Como ya he contado varias veces, ir a un internado conlleva que les sacamos del slum (chabolas), y por primera vez en su vida viven en una habitación decente. Además se aseguran ambiente de estudio, luz eléctrica, seguridad (especialmente las chicas), tres comidas al día, amigos… Cada uno de ellos viene a necesitar unos 900 euros al año. No es mucho, pero para 25 ya es una cifra respetable. Los otros 97 van a escuelas de día y viven con sus familias en el slum o en el campo. Según vayan llegando a la adolescencia irán pidiendo, y necesitando, el paso a boarding school.

Tenemos también a 30 que provienen de Kwetu Home of Peace, la iniciativa que rescata y reinserta niños de la calle. Hace 18 meses me comentó la directora, Sister Carol, que habían descubierto que en torno a un 70% de los que acababan el programa volvían a la calle. La razón, que en sus familias seguía el mismo ambiente de violencia o de hambre. Entonces no ayudábamos a ninguno de esos niños. Ahora son un número elevado, todos en boarding school. Con esfuerzo (hemos vuelto a tener que rescatar a 3 de ellos), el 100% de los que llevamos al colegio siguen educándose y no en la calle. Ahora bien, el número de los que terminan en Kwetu cada año ronda los 20/30 muchachos: nos queda mucho margen de cosas por hacer.

¿La sorpresa? Acabo de terminar la redacción de un libro sobre los orígenes de Karibu Sana. Creo que ha quedado muy bien. Lo mismo me dicen las pocas personas que lo ha leído. Quiero que todo lo que se pueda sacar de él vaya destinado al proyecto. Aunque es un proceso todavía en camino, sé que encontraremos editorial: un agente literario –Marta– me ayuda en ello. Iré contando.

Y mi querida amiga Carmela me regaló una caja de moscovitas de Oviedo: los tomaré a la salud de Karibu Sana, de estos 152, de todos vosotros.

Los ‘moscovitas’, que vinieron acompañado de un poema