Noticias en diciembre

Este mes de diciembre está siendo extraordinario.

Hace unas semanas salí en un programa de RTVE («Últimas preguntas», en La 2) hablando de mi experiencia con el coronavirus. Fue una entrevista larga, en la que hablé de mi enfermedad. Al final, sin yo esperarlo, la entrevistadora me preguntaba cómo se podía conseguir un texto en el que yo narraba mi experiencia. Se me ocurrió sobre la marcha sugerir que quien quisiera mi relato me escribiera a través del correo electrónico que se indica en la web de Karibu Sana. ¡Me han escrito unas 450 personas diferentes! Y eso significa, en relación con nuestro proyecto, que todas esas personas han visitado la web, que para todas era una iniciativa nueva, que a muchos de esos visitantes le ha encantado la iniciativa, y que un buen número de ellos se ha decidido a echarnos una mano de forma puntual o de forma recurrente.

En Kenia se preparan para volver a clase tras largos meses de parada por el covid. Cerraron los colegios en marzo, abrirán de nuevo el 4 de enero. Algunos alumnos (los de 8º y los del último año de instituto) llevan en clase desde noviembre, pues preparan sus exámenes para pasar de un ciclo a otro (la selectividad keniana). Eso suele generar muchos nervios, porque son exámenes difíciles. En concreto, en las universidades públicas hay 70.000 plazas y terminan el colegio unos 500.000 estudiantes. Y compiten con los candidatos de colegios con recursos, o con los que tienen un lugar adecuado para estudiar, etc. Aún así, la ilusión de estos chicos es impresionante. A veces hablo con algunos y algunas por WhatsApp y me cuentan con orgullo de sus esfuerzos.

Me escribió Sister Lucy. Es una monja de Eldoret (otra ciudad de Kenia) que cuida de niños y niñas en una situación de miseria desgarradora. Llevan desde octubre de 2020 comiendo gracias a nosotros, y en enero se incorporan al colegio. Me mandó carta de todos ellos. En total, 22.

La carta de Bernard

El libro ‘Cien pares de zapatos’ va viento en popa. En breve saldrá la segunda parte de mi entrevista en La 2, dedicada al libro y a Karibu Sana. Lo he presentado en la Universidad francisco de Vitoria y, en la medida en que la pandemia nos deje, lo iré presentando en más lugares: prometo avisar.

Un fuerte abrazo de parte de nuestros 327 niñas y niños ilusionados por aprender.

Es la hora de los donantes

Estoy asombrado y agradecido. Un buen número de personas, probablemente a raíz de la entrevista en Radio María, se nos han unido como colaboradores de Karibu Sana. Las cosas, a pesar de la pandemia, van muy bien. Eso sí, siempre queremos llegar a más…, y llegar mejor.

He hablado por teléfono con una mujer que me cuenta que apenas ve y que eso le lleva a pasarse el día rezando. Y que en cuanto se aclare con sus cuentas empieza a ayudarnos. Quiere cubrir los gastos de por lo menos tres niños en internados. «¡Si hay que comer dos días seguidos lentejas para poder ayudar a estos angelitos, pues se comen!», decía. Hemos quedado en conocernos en breve.

Fui a visitar a unos amigos. Sus hijos, de 8 y 5, me dieron un sobre con dinero: ¡8 euros! Dos de ellos dejados esa misma noche por el mismísimo Ratoncito Pérez.

Llegaron también los dineros donados por Caixa Catalunya, y estamos en pleno proceso de ampliación del dispensario de Kwetu Home of Peace: una gran ayuda para los niños rescatados de la calle y para todas las familias de esa zona rural, que podrán ser atendidos, entre otras cosas, por un pediatra y un experto en maternidad.

Ahora se acerca la Navidad, momento de dar regalos, especialmente a quienes no tienen nada (como el Niño en el Portal). ¿Te animas a regalar a Karibu Sana la colaboración de otro donante? Preséntale la web, regálale el libro…, y cambia sus vidas (la del donante, la de algún niño keniano).

Dos fotos: Víctor Mwenwa, nuestro primer beneficiario, con Moses Javier (mi niño) y otros pequeños de Desert Streams. En la otra un grupo de chicos y chicas huérfanos totales con los quehablé ayer. Les cubrimos la educación, comida y techo. Todos se preparan para el examen de paso a Secundaria: ¡todo un reto!

PD: Las ventas del libro van bien. Y las críticas (al menos las que me llegan a mí) son muy alentadoras. Os recuerdo que atrapa, y que impresiona. Y que es una aventura cargada de la ayuda de la Providencia.

Cien pares de zapatos

¡Ya está!

‘Cien pares de zapatos’ es el título del libro sobre los primeros meses de Karibu Sana, cuando yo –Javier Aranguren– tuve la suerte de vivir en Kenia y de encontrarme con la paradoja de que servir a los más pobres me hacía más rico, ayudar me ayudaba, dar me hacía recibir.

La fecha clave

El día 8 sale a la venta. Ese es un día muy especial pues es el 5º aniversario del encuentro con Víctor, que propició el inicio de Karibu Sana. Y el 4º cumpleaños de Moses Javier, al que rescaté con una semana de vida y ahora es una fuente de alegría y juegos.

El volumen ya estaba listo en enero, pensábamos editarlo en marzo (fecha prevista para ir terminando con el tratamiento de mi cáncer), pero resulto que en ese mes estuve a punto de morir por obra del Covid–19 y claramente no parecía el mejor momento. Ahora lo es. Ahora contamos con que nos ayudéis comprando ejemplares y regalándolos a muchos de vuestros amigos.

El contenido

En ‘Cien pares de zapatos’ cuento los inicios de Karibu Sana, sus primeros 18 meses. En realidad, las historias de un montón de niños y niñas que viven y sufren junto a la Cruz y que me abrieron los ojos. También describo qué es Kenia y la emoción de un filósofo la primera vez que emprende.

Han pasado 5 años y este proyecto es lo mejor que me he hecho en mi vida. Por eso quiero compartirlo contigo. También para seguir ayudando: el 100% de los beneficios irá para becas de educación Karibu Sana.

Creo que es un texto que se lee bien, que sorprende (no sé cómo me fue posible cargar con tanto). Y recuerda: habla de niños, pero no es para niños. Las historias son muy duras, aunque la esperanza sea muy grande y la vitalidad y sonrisas de esos pequeños sean capaces de aguantarlo todo.

El diseño

Yo soy el autor del texto, que ya empecé en Nairobi y sobre el que trabajé desde enero de 2017 hasta noviembre de 2019. Además las fotos (hay dos cuadernillos dentro del libro) son mías. detrás de cada cara hay una historia, muchos recuerdos, a veces dramas. Por eso las hemos dejado sin explicaciones o nombres. Veréis cómo la mirada de cada niño tiene un valor universal.

Marta Moreno y José S. Cantero son los editores, y fundadores de Nueva Eva, la editorial. Ellos apostaron por Karibu Sana y por este proyecto desde el principio. Además son matrimonio. Y, para que todo quede en casa, el diseño de portada (¡fantástica!) y de las guardas es de su hija Irene, de 16 años. Ella, además, encontró el título pues mi propuesta (‘El efecto cereza’) resultaba francamente difícil de entender.

Lo puedes encargar en Amazon.

 

El momento Lucky Luke

La crisis del Covid-19 ni está resultando sencilla ni breve. Lo que para nosotros ya es un esfuerzo y una contradicción, en un país como Kenia es un problema muy serio. Necesitan un factor de suerte (Luck) y nuestros beneficiarios no dudan de que esta les ha llegado por nosotros.

La situación

Imaginaos una vida en la que el ahorro es imposible, donde se pretende que te confines en una chabola de 10 metros cuadrados que compartes con seis personas, en la que la economía se ha paralizado y hay serias dificultades para hacer una comida al día.

Imaginaos un país que cerró los colegios en marzo (el curso empieza en enero) y no tiene posibilidad de aprendizaje on-line y el ministerio ha decidido retomar la educación en enero, suponiendo eso que todos los niños van a repetir curso en 2021.

«¿Cuándo podré volver a clase, estar segura?», pregunta Diana.

Un lugar en el que muchos niños usaban el internado como refugio ante el caos y la pobreza familiar y estando este cerrado están en riesgo de volver a vivir en la calle. En el que hablas con una adolescente de 15 años y te comparte sus ganas de estudiar y su miedo a quedarse embarazada por el peligroso ambiente propio de los ‘slums’ o barrios de chabolas.

¿Qué estamos haciendo desde Karibu Sana?

Hemos recibido una carta de agradecimiento de Destiny Junior, un colegio del slum de Mathare (podéis saber de las condiciones de este sitio en un reportaje de El País que encontraréis aquí) al que financiamos el alquiler del local durante los meses de pandemia, pues están sin ingreso alguno. En ese slum han cerrado 30 colegios, así como 26 en el slum de Huruma, y muchos más en todos estos asentamientos informales, dejando en la calle cada uno de ellos a más de 200 alumnos. En Destiny Junior financiamos a 60 chicos y chicas y no podíamos dejarles sin escuela.

Carta de agradecimiento de Destiny Junior

Lo mismo tratamos de hacer con Desert Streams y con Transform School en Kibera, dos colegios con los que llevamos años de relación, que lo hacen muy bien para los medios que tienen, y a los que estamos apoyando para que puedan pagar algún sueldo a los profesores en estos tiempos en los que no tienen ingresos porque no tienen alumnos..

Hemos recibido casi 12.000€ del Banco de Sabadell. Con ellos, y 9.000 más que ponemos desde Karibu Sana (una persona donó específicamente para este fin), emprendemos la ampliación de un dispensario médico que atienden en  Kwetu Home of Peace (las monjas que rescatan niños de la calle) en Ruai, una zona rural cercana a Nairobi. Con la ampliación podrán atender a embarazadas, partos y pediatría de las familias locales, para las que es tan complicado asistir a un hospital. Eso permitirá aumentar los ingresos (y la auto sostenibilidad) de Kwetu.

Hemos aceptado a 27 nuevos candidatos a becas escolares. Con eso ya tenemos 324, lo que supondrá en 2021 un coste de unos 85.000€ que saldrán de la generosidad de tantos.

A MJ, que solo habla kswahili, le encanta poner caras

Mientras, son varios los niños y familias que me escriben con frecuencia, casi siempre a través de WhatsApp. Siempre es conmovedor ver su alegría y la enorme ilusión que ponen cada día por aprovechar la oportunidad que han recibido. Así me lo dice casi a diario Víctor, el primero, ya con 17 años y casi 5 de ellos bajo el paraguas de Karibu Sana. «Está siendo un camino largo, y yo todavía me encuentro en la senda hacia el éxito. Un ganador es alguien que sueña y que no se rinde», dice el sentencioso muchacho. Lucky boy!, Lucky Luke!

Y un regalo

Una última noticia: me escribía el otro día una persona para contarme que su hija, que hará la Primera Comunión en septiembre, había decidido pedir como regalo dinero para Karibu Sana. Un año más se produce este milagro de generosidad.

Wonder Woman vive en Kenia (y se llama Sister Lucy)

Sister Lucy

Nos contactó hace dos meses. Es de la misma familia de monjas que las que llevan Kwetu Home of Peace (the Immaculate Heart Sisters), pero ella vive en Eldoret (otra ciudad grande de Kenia). Necesitaba asistencia con un montón de niños a los que consigue pagar el 20% de su escolarización.

–Envíeme más datos –le pedí.

Y me los envió.

Paseando por DBlock

Su historia

Se trata de niños nacidos en DBlok–Janso, una aldea de chabolas cercana a Eldoret. Allí hubo una granja estatal hasta los primeros 2000. La cerraron, y el gobierno dio un pequeño pedazo de tierra a cada trabajador que quedó en paro. Tierra poco o nada fértil, unida a la dificultad de tener iniciativa, dejó a esa gente enganchada a aquel lugar sin recursos ni perspectivas. El índice de SIDA y de infecciones por garrapatas, es asombroso. Allí llegó Sister Lucy, pues el colegio de su congregación estaba cerca de ese barrio, y decidió ponerse manos a la obra rezando (lo primero que había que hacer), movilizando a la comunidad para que ayudara a esos niños, lanzándose al vacío llevándoles a colegios aunque no tuviera dinero… y contactando con Karibu Sana para tratar de que no echaran a los niños de la escuela.

¿A qué se enfrentan esos niños? Sister Lucy lo resume así: coste de la educación, lejanía de las escuelas, violencia en los hogares, prejuicios para las niñas (prefieren que acarreen agua y cuiden de los hermanos pequeños antes de que se eduquen), pobreza, bodas y embarazos tempranos (a los 12–14 años).

Les acaban de despiojar y vestir decentemente

Algunos casos

Nos manda 27 niños y niñas. Nos cuenta las historias de todos ellos.

Samuel, de 17, huérfano total (sus padres murieron de SIDA), dejó el colegio por falta de dinero. Ahora ha vuelto, vive en un orfanato, y está entre los 10 primeros entre 240 estudiantes.

Betty tiene 15 años. La mayor de 4, estaba al cuidado de su abuela porque los padres se habían separado por su pobreza. Sister Lucy buscó ayudar a la abuela, llevar a Betty al colegio y que los padres se reconciliaran. Esto último no fue posible, por la grave enfermedad de la madre, per Betty pasó con brillo a Secundaria. Eso sí, no tenía ningún medio de pagar su educación.

James, de 16, el mayor de 8. Su padre los abandonó. Su madre, que trabajaba limpiando casas, fue atropellada por un coche que se dio a la fuga y ha quedado incapacitada. James dejó la educación para trabajar en una granja junto con su hermano. Sister Lucy le propuso volver a la escuela, y él se esfuerza y quiere ser ingeniero.

Margaret tiene 10 años. Perdió a su madre cuando tenía 5. Tiene un hermano gemelo y son extremadamente pobres. Los dos hermanos necesitaron grandes cuidados por malnutrición e infecciones varias. A Margaret hubo que rescatarla de su casa porque su padre abusaba de ella. Ahora vive con su abuela cerca de la escuela. Pero no tiene dinero para pagar su educación.

Teresa ha cumplido los 12. Sus padres viven en pobreza total. Por eso Sister Lucy decidió llevar a Teresa a un internado: seguridad, posibilidad de concentrarse, alejarla de la miseria. Querría ser pediatra de mayor, y estudia muy en serio. Realizar sus sueños depende en parte de que podamos ayudarle.

La Iglesia lleva esperanza a los abandonados

¿Podemos ayudarles?

Y así sigue la lista de posibles beneficiarios. ¿Podremos ayudar a todos? El presupuesto total que nos ha presentado Sister Lucy es de casi 10.000 €. Y así durante los siguientes años. Para poder ayudar a Teresa, Margaret, James, Betty, Samuel y 20 más, necesitamos más personas que nos ayuden con sus aportaciones mensuales a Karibu Sana. ¿Nos ayudas a conseguirlas?

Recuerda: los primeros 150 € desgravan un 80% en la Declaración de la Renta. A partir de ahí, se desgrava un 35 %. Ayudar no sale caro, y tiene unos beneficios intangibles maravillosos.

 

Karibu Sana: 297 veces 1

Recibo con asombro un informe que me envía Michael Babu, nuestro socio local en Nairobi, con la lista de los niños a los que ayudamos. Se lo había pedido para tener una idea clara de las necesidades de Karibu Sana, pero también para ayudarnos a tener muy clara nuestra prioridad: cada uno de estos chicos y chicas.

En cifras, son las siguientes:

a- Alumnos de Karibu Sana: 80 en boarding school (internado) y 64 en escuela de día (viviendo con sus padres). En total, 144 beneficiarios.

b- Kwetu (es decir, niños que fueron rescatados de la calle y que llevamos a internados para que no vuelvan a la calle por la pobreza o desintegración de sus hogares): 66.

c- Niños de Mathare (un slum de Nairobi; les atendía una ONG chilena que se quedó sin fondos por la crisis de ese país, y nos hemos encargado de que no se queden sin clases): 59.

d– Además atendemos las necesidades educativas de 1 niña en Zambia.

e– Y, en cuanto tengamos información suficiente, queremos encargarnos de 27 alumnos sin recursos de un colegio en Eldoret, la tercera ciudad de Kenia.

f- A parte van los recursos que hemos dedicado al huerto de Kwetu Home of Peace, a ayudas puntuales a dos escuelas de las chabolas de Nairobi, o a un dispensario médico en zona rural que financiará a Kwetu Home of Peace.

Como ves, hay proyecto. Y es un proyecto personalizado: cada uno de estos 297 niños y niñas tiene un nombre propio, unas circunstancias complicadas, y una vida por vivir.

Allí estás tú, facilitándola.

Ante el Covid 19

Hacía tiempo que no escribía. He tenido una buena excusa: enfermé de Covid 19 a primeros de marzo. Y me ocurrió justo tras mi 6ª quimioterapia, es decir, cuando me encontraba sin ningún tipo de defensa en mi cuerpo. Como consecuencia, tuve que ingresar de urgencia en el hospital, pasé 36 días en la UCI (los primeros quince intubado, sedado y en peligro eminente de morir) y 9 más en la planta normal de habitaciones.Gracias a Dios lo acabé superando y desde el 24 de abril estoy recuperándome en casa. Eso sí, he retomado el tratamiento de mi tumor (interrumpido durante esa enfermedad), y ahora estoy con radioterapia y a la espera de cirugía. Pero todo va a ir muy bien.

Durante este largo periodo de confinamiento Karibu Sana ha seguido en marcha. Primero es necesario agradeceros a todos los donantes vuestra fidelidad con estos niños: nadie se ha dado de baja. Al contrario, ha crecido el número de donaciones recurrentes. Eso, unido a un par de convocatorias de ayudas que nos han concedido, se traduce en más oportunidades de servir a niños necesitados.

¡330 niños y niñas en el colegio!

En Kenia están también confinados. Los colegios han cerrado hasta septiembre. Aunque entre nuestros beneficiarios no hay enfermos sí que les afecta mucho la situación. Para muchos de estos niños la escuela es el único modo de asegurar tres comidas al día (dos de ellas en el colegio). El confinamiento de los padres es limitado: necesitan encontrar algo de trabajo cada día para comprar la comida de esa jornada. Estamos ayudando a algunas familias que necesitaban lo más básico. También hacemos un seguimiento de los antiguos niños de Kwetu que tenemos en internados para asegurar que no vuelven a la calle.

En este periodo nos han pedido ayuda desde un colegio en Éldoret, la tercera ciudad del país. Lo llevan las mismas monjas que dirigen Kwetu Home of Peace, y atienden a niños muy necesitados. Nos hablan de 27 alumnos. Con ellos llegaríamos a 330 beneficiarios directos en becas de educación: ¡no damos a basto! Pero también es un reto apasionante para el que continuamos necesitando vuestra ayuda (tanto con aportaciones como compartiendo Karibu Sana con amigos).

Como gran proyecto de construcción, estamos estudiando la ampliación de un dispensario médico en Kwetu Home of Peace. Con eso se conseguiría atender médicamente a una amplia población rural a la vez que se asegurarían ingresos en esta iniciativa dedicada a rescatar niños de la calle. Ya tienen un dispensario, pero doblaríamos su tamaño y añadiríamos un departamento para atender a embarazadas y recién nacidos. en esto queremos emplear lo obtenido en una de esas convocatorias de empresas. Iré aumentando la información.

Me consta que la crisis que afrontamos tras el Covid 19 va a ser dura, pero también que la generosidad en tiempos de necesidad es más importante que nunca. recordad también que las donaciones tienen una gran desgravación: el 80% de los primeros 150€, y el 35% de los demás. Con poco, de verdad, puedes hacer mucho. Cada uno de esos niños y niñas lo merece, y nosotros aprendemos también mucho cuando damos.

El cumpleaños de Cassandra

Termino con un ejemplo: el cumpleaños de Cassandra. Ella pidió como regalo dinero para Karibu Sana. Recaudó más de 400€. Este año, en el que todavía no hemos tenido Primeras Comuniones donadas a Karibu Sana, actos como el de Cassi nos llenan de ilusión y de esperanza.

¿Te imaginas cambiando el mundo porque cambias a fondo una vida? Eso es Karibu Sana.

Niños de Mathare

El slum

Mathare es uno de los múltiples slums (barrios de chabolas) de Nairobi. Situado en el este de la ciudad, ocupa 4 kilómetros cuadrados y tiene unos 700.000 habitantes. Lógicamente, las condiciones de vida allí son de poco más que de supervivencia: congestión, paro, crimen, prostitución, etc.

Siguiendo las consecuencias del tribalismo keniano, las distintas tribus (kikuyu, luo, luya…) apenas se mezclan entre ellas. Se carece de agua corriente, de carreteras que permitan servicios de emergencia (bomberos, ambulancias). Como en otros slums, las viviendas se construyen con barro, madera y metal.

El dédalo de callejas en Mathare

EducÁfrica

Aquí empezó a trabajar EducÁfrica, una ONG chilena que busca brindar oportunidades a niños que viven en situación de extrema vulnerabilidad en el continente africano, a través del apadrinamiento integral de proyectos educativos. Han trabajado durante cinco años en Mathare, haciendo lo mismo que Karibu Sana: identificando a niños en una situación extrema de vulnerabilidad y financiando su educación.

En estos momentos atienden a 44 alumnos (y alumnas) de Secundaria. Cada uno de ellos necesita 25.000 chelines kenianos para pagar su matrícula, es decir, unos 220 euros por todo un año de escolaridad (clases, comida, seguridad, educación…). Atienden también a 60 niños y niñas de Primaria. La matrícula de estos (niños entre 6 y 14 años) es de 13.500 chelines kenianos al año, es decir, 120 euros anuales (¡10 euros mensuales!). 

 

104 alumnos más

El coste total de la atención a los 104 alumnos asciende a 9.680 euros los alumnos de secundaria y 7.200 euros los de primaria. Los dos grupos juntos, 16.880 euros anuales.

EducAfrica, como Karibu Sana, cuenta como socio local (la entidad que controla que el gasto se hace correctamente, y que los niños van a la escuela y se benefician de la ayuda) con el departamento de Cooperación Social de Strathmore University. La gestión es eficaz y transparente.

Pero hay un problema: Chile, país en el que está EducAfrica, está pasando por una fuerte crisis social, y las donaciones para este proyecto han bajado mucho. Han conseguido pagar el primer trimestre de este curso (enero–marzo), pero son conscientes de las grandes dificultades que tienen para poder seguir pagando esas matrículas. Desde Strathmore han compartido esta inquietud con Karibu Sana. Y vemos muy claro que, en la medida de los posible, ninguno de estos alumnos debería quedarse sin escuela (en Mathare solo hay tres colegios nacionales o públicos para unos 70.000 estudiantes; si no se paga el colegio al que asisten, sencillamente se les deja en la calle. Y la calle, en un slum, no es una opción para un menor de edad).

Mapa de los slums de Nairobi

Posibles donantes

Total, que hemos empezado a movernos para buscar apoyo a este nuevo proyecto que se une a los 200 niños y niñas a los que atendemos en la actualidad. Y, de nuevo, las oportunidades han ido apareciendo:

  1. Hace dos días nos llamaron desde una plataforma de ayudas al desarrollo. Una firma de abogados se había dirigido a ellos en busca de un proyecto de ayuda relacionado con la educación, y ellos pensaron en Karibu Sana. Podrían aportar entre 3.000 y 5.000 euros;
  2. Ayer mismo un gran amigo me contaba que le habían ido bien las cosas con una venta, y que sentía la necesidad de ayudar más a los necesitados. Él y su familia ya son miembros activos de Karibu Sana, pero pensaba que este proyecto de Mathare (que le contaba yo mientras comíamos) sería perfecto para aumentar su colaboración, y hablaba de otros 5.000 euros;
  3. Por otro lado, los nuevos socios promotores de Karibu Sana (Miguel Camarena Salud y el Instituto Europeo de Psicología Positiva) están atrayendo a nuevos donantes que harán posible que estos niños, y tantos otros, sigan adelante con su educación, a pesar de las dificultades, a pesar de los problemas.

Karibu Sana y sus nuevos socios

Miguel Camarena y Gabriel Coll

Dos (cuatro) valientes

Debo reconocer que son unos valientes. El pasado mes de marzo un alumno me presentó a Miguel Camarena. Cenamos una noche y Miguel compartió conmigo parte de sus sueños: dedicado al deporte y a mejorar la vida de sus clientes por medio de ejercicio, dieta y motivación, decía que todos los años donaba, de acuerdo con Ángela, su mujer, parte de sus beneficios para tareas sociales. «Las cosas me van bien, pero por mi estilo de vida no estoy especialmente interesado en un gran coche o en una casa espectacular. Creo que me gusta más dar, hacer algo bueno». De hecho, estaba pensando en iniciar una fundación que le permitiera, por ejemplo, construir un colegio en algún lugar de África…, no tenía muy claro ni qué ni cómo. Y entonces le conté Karibu Sana.

Cinco soñadores: Miguel, Gabriel, Dafne, Ángela y Javier

Tiempo más tarde Miguel coincidió con Gabriel Coll en un evento en Vigo. Gabriel, y Dafne, su mujer, tenían una inquietud similar: si todo su trabajo (dirigen el Instituto Europeo de Psicología Positiva) se focaliza en hacer mejor la vida de sus clientes, ¿cómo no multiplicar esos efectos en personas necesitadas? También andaban pensando en iniciar una fundación. Miguel le habló de Karibu Sana y de un filósofo que vivía como ellos en Madrid… En mayo Javier fue a visitar a Gabriel y Dafne en sus oficinas. La reunión acabó con sonrisas.

Visita a la FPS

Un día de octubre Javier convocó a ambos para conocer la Fundación Promoción Social. Así podían ver de cerca una fundación con más de 30 años de experiencia, podían preguntar todas sus dudas y descubrir la profesionalidad que exige un trabajo bien hecho en el campo de la cooperación. De esa reunión, agradable y productiva, surgió la idea de reconducir el proyecto inicial: ¿Y si en vez de empezar algo nuevo apoyaran algo que ya funciona y que redundará en beneficios reales e inmediatos para una multitud de niños en edad escolar? ¿Y si colaboran con Karibu Sana de una forma ‘estructural’?

Kwetu, el mejor sitio para estar

¿Un viaje a Nairobi?

Así surgió la idea de viajar con Javier Aranguren a Nairobi en enero, los días en que Javier tenía previsto dar unas clases en Strathmore University, y así podían conocer de primera mano el proyecto y decidir con toda tranquilidad.

Sin embargo, los planes se torcieron: a Javier le encontraron un tumor y la oncóloga fue inflexible. «Tú no vas a Kenia, querido, sino a quimioterapia». Miguel y Gabriel (y Ángela y Dafne) tuvieron que tomar una decisión no demasiado fácil: ¿ir a Nairobi solos? ¿Sería seguro? ¿Habría algo que hacer? Superaron el vértigo con valor, Javier les organizó un plan de visitas («Así descubriréis lo que es la hospitalidad keniana, y veréis Karibu Sana sin mi mediación ni mi influencia…»), y el 4 de enero despegaban rumbo a África del Este.

En Desert Streams: al cuidado de los más necesitados

Han contado su viaje en Instagram. Quedaron deslumbrados de la acogida de Sister Carol, de Michael Babu y Strathmore, de Desert Streams. Durmieron en Kwetu junto a los niños de la calle. Probaron su comida, sus matatus, sus sueños. Analizaron multitud de problemas (sobre todo de sostenibilidad y motivación) que encaran esas personas heroicas que dedican sus vidas a los más necesitados a veces en condiciones laborales muy difíciles e inestables. Dieron clases en inglés. Hicieron deportes con niños, con trabajadores sociales, con monjas (ellas eran más fuertes que guerreros masai). Visitaron un parque nacional y caminaron entre antílopes. Y descubrieron con sus propios ojos que el Proyecto Karibu Sana encajaba perfectamente con sus sueños.

 

Ahora

Ha pasado más de un mes desde su vuelta. Hemos decidido colaborar. Miguel y Gabriel, y Dafne y Angela, y sus instituciones, aportan muchísimos: tanto en contenidos con los que queremos formar a profesores y educadores de Kwetu y de colegios de los barrios de chabolas de Nairobi, como en dinamismo y en conocimiento de cómo usar las redes sociales. Además tienen cientos, miles de amigos, muchísimos de ellos interesados también en la filosofía del dar. De hecho, estamos notando un alentador aumento de donaciones que ayudarán a que el proyecto crezca y a que los beneficiarios sean más y estén mejor atendidos.

Encontraréis los enlaces a sus plataformas en la portada de esta web, junto con la Fundación Promoción Social. Los tres, más Luk Comunicación y Strathmore University, son las piezas clave para que este proyecto siga en marcha y esté ya dando tanto fruto.

Ejercitamos la filosofía del dar

 

Cien pares de zapatos

PD: En cuanto el tratamiento de mi cáncer empiece a llegar a su final (me quedan dos quimioterapias y una operación, es decir, como mes y medio) nos lanzamos a la publicación del libro sobre Karibu Sana. Se titula Cien pares de zapatos, y lo va a publicar la eEditorial Nueva Ea. Queríamos que yo estuviera otra vez en forma para poder dedicar esfuerzos a su presentación. Los beneficios irán todos al proyecto, y yo creo que será un regalo extraordinario para vuestros amigos.

En breve lo tendrás en tus manos…

Un viaje que no te deja indiferente

Todo empezó el 5 de Junio de 2019. Benlly Hidalgo me invitó a ser ponente en el evento que hace de forma anual. SED, Somos Emprendedores Digitales, en Vigo. Ahí coincidí con Miguel Camarena. Me contó que estaba en proceso de crear una fundación. La meta es colaborar con un profesor de Filosofía que tenía un proyecto en Kenia desde 2016. Eso me interesa le dije, y me explicó cómo lo estaban organizando todo.

En el Instituto Europeo de Psicología Positiva, donde trabajo, tenemos por costumbre hacer acciones solidarias una o dos veces al año. En Enero de 2019 nos disfrazamos de Reyes Magos y repartimos 459 familias sin recursos. Pero teníamos ganas de hacer algo más constante en el tiempo.

Coincidió que los 3 (Miguel, Javier y yo) vivimos en Madrid, eso facilitó las cosas para conocer a Javier en persona y reunirnos con Fundación Promoción Social. “Parece que lo tienen muy bien montado” me decía a mi mismo. En verano de 2019, Miguel y yo tomamos la decisión de acompañar a Javier en Enero de 2020 a Nairobi. Tenía que impartir unas clases en la Universidad de Strathmore y así aprovechamos su viaje para que nos enseñara en primera persona el gran trabajo que hacía el equipo de Sister Carol junto a su equipo.

En Noviembre de 2019 supimos que Javier no nos podía acompañar debido a su proceso médico. No te voy a engañar, tuve mis dudas si esperar a la próxima o ir. Pero al final decidimos lanzarnos y descubrir Kenia. Gran decisión!!!

4 de Enero de 2020, aterrizamos en Nairobi International Airport. Nos sorprendieron más de 12 niños y Sister Carol con su cálida bienvenida.

De ahí fuimos a KWETU RUAI, es el hogar de 70 niños rescatados de la calle. Viven con las monjas y los asistentes sociales. Una vez superado el proceso de 3 meses de desintoxicación de KWETU MADARAKA se convierte en su hogar.

Llegamos tarde, teníamos preparadas dos de sus mejores habitaciones. El nivel de hospitalidad y la capacidad de compartir su plato favorito contigo nos cautivó. Generó en nosotros un gran respeto desde el minuto uno.

Domingo 5 de Enero, 6:30 de la mañana, suena el despertador. Tenía una mezcla de sueño profundo y ganas de vivir la primera experiencia. Así que nos despertamos y acompañamos a todos a la misa de las 7:00. Era la única en inglés, la de las 8:00 y las 11:30 eran en kswahili. No fue una misa normal, fue una fiesta. Sinceramente, en Madrid no suelo ir a misa, pero era fácil acompañarles y empaparnos de su cultura desde dentro.

 

 

Al volver al hogar nos esperaba un gran desayuno de domingo. Aprovechamos para entregar los juguetes y la ropa que les habíamos traído. Nos lo pasamos en grande, fue como la segunda fiesta del domingo. Que agradecidos estaban. Conversando con Sister Bennedetta y Jonathan (Trabajador social) nos dimos cuenta que faltaba formación en actitud y mentalidad positiva. Así que decidimos aprovechar nuestro viaje para motivar a los chicos e incentivarles a valorar la situación en la que estaban en este momento. El diario de gratitud fue nuestra primera aportación.

 

 

Aprovechamos para jugar con ellos a fútbol y baloncesto. Hay que reconocer que están en muy buena forma 😉

 

 

Nos quedamos asombrados de la cooperación en limpieza y cocina. Al ser domingo la cocinera tenía su día libre. Como no, decidimos arremangarnos y aprender a hacer Chapatis, la típica tortita de Kenia.

 

 

Tanto Miguel como yo coincidimos en que este viaje ha sido una de las mejores experiencias de nuestra vida. Si tuviera que resumirlo te diría: Te hace valorar y ser mejor persona.

Si quieres conocer con más detalle y seguir paso a paso cada día, puedes ver estos vídeos:

Día 1 y 2
Día 3 y 4
Día 5 y 6
Día 7 y 8