Adelantamos un poco para presentaros un informe sobre lo que hemos hecho durante 2018 y sobre cómo la generosidad de los donantes hace posible que un montón de niños y familias tengan unas vidas sin duda mejores.
Queda mucho por lograr, pero cada pequeño avance ha sido siempre una maravilla.
Me invitaron Isa y Manu a merendar en su casa. Sus niños, Sofía (6) y Manuel (3) querían entregarme el dinero que durante catorce meses habían ido metiendo en su hucha de barro con forma de cerdito, de esas que sólo se dejan abrir a martillazos. Comimos algo, recordé que mis amigos no beben vino (yo llevaba una botella que se quedó un poco huérfana), luché un poco a kárate con Manuel niño y pasamos al ritual: cerdito sobre alfombra, Sofia apuntando peligrosa con el martillo, vasos de plástico y colores para la clasificación y, ¡zas!, el golpe.
El pobre bicho, reducido a pavesas, escupió sus entrañas formadas por monedas desde 1 céntimo hasta dos euros. El juego fue clasificar: por tamaños (Manuel casi no sabe lo que es un 1), bajo las órdenes sabias de Sofia. Lo que más les gustó fue el vaso azul, el de las monedas de 20, porque era el más lleno. Casi se enfadan cuando supieron que tenía menos dinero que el más escueto de monedas de 1 euro.
Botes del tesoro
Aun así, se alegraron muchísimo cuando supieron que con sus ahorros darían colegio durante cuatro meses a un niño: ¡tenían 81€! ¡Y nos lo daban todo! Es preciosa la generosidad de los niños, en la que se mezcla la inconsciencia con la alegría de compartir. ¡Qué hermosa lección en las puertas de Navidad!
Aunque no es tan conocido como el ‘Black Friday’, ni recibe tanta publicidad, mañana es ‘Giving Thursday’, es decir, un día en el que el mundo de la cooperación anima a que compartas.
Nosotros te animamos a hacerlo con Karibu Sana. En este vídeo , hecho por una ong chilena, os presentan a Barbra, la hija de mis amigos Judy y Tobias Oloo. Nosotros queremos colaborar en la reconstrucción de esa escuela.
Entra en nuestra web para hacer una donación puntual, o para ayudarnos todos los meses con un poco que haga mucho.
Un vídeo de 4 minutos con el testimonio de 5 de los niños a los que queremos ayudar a partir de enero y el de una niña que lleva un curso con nosotros.
Así hasta 130. Necesitamos de ti, de tus amigos, de tu empresa…, y haremos cosas grandes
He hablado con un colegio de Alicante. Han iniciado la siguiente campaña: proponer a los padres de los alumnos que van a hacer la Primera Comunión que ofrezcan a sus hijos la posibilidad de que parte de sus regalos sea dinero para ayudar a algún alumno en Kenia. La condición es que los pequeños lo entiendan y sea voluntario. Me parece una iniciativa impresionante, muy acorde con lo que significa la Eucaristía.
He hablado con un colegio de Madrid. Se divide toda la escuela en cuatro grupos y uno de ellos adopta a Karibu Sana (es decir, a los niños y niñas de Kenia) como ‘proyecto solidario’ para los próximos años. Para empezar hemos quedado en que se dediquen a financiar la habitación que queremos construir para niñas sin recursos y en peligro del colegio Desert Streams of Kibera (huérfanas, maltratadas, en riesgo de sufrir abusos, etc.). Es una relación que promete.
Dibujo en Kwetu, hecho por Sara Merguth
Un amigo me ha puesto en contacto con una fundación importante que puede entender y apoyar este tipo de proyecto educativo: tenemos reunión en dos semanas.
Y mientras en Kenia están los niños de vacaciones. El curso empieza en enero. Son, para muchos, meses delicados, porque no tienen mucho que hacer (no les da para ir a campamentos o de vacaciones), y porque a menudo los padres no pueden asegurar las tres comidas diarias. En el caso de mi querido Austin, que ya tiene 18, le he animado a unirse a un curso de ‘verano’ de Eastlands College of Technology: el muchacho ya tiene claro que quiere ser mecánico, y que desea estudiar la formación profesional que ofrecen allí. Además se lo está pasando bomba.
Cantando de alegría
He pedido a Kwetu (refugio para niños de la calle) que elaboren un listado con los alumnos que quieren que acojamos el curso próximo. Están en ello, y me supongo que serán en torno a 20 (es decir, ¡20.000€ más!). También tengo a Michael Babu y a Mercy Teko (una licenciada en Derecho amiga mía) que se pongan a buscar colegios internos cercanos a Nairobi para poder concentrar a nuestros alumnos y que sea sencillo visitarles.
Por último, recordad que la Navidad es tiempo de hacer regalos (oro, incienso y mirra) a los niños necesitados: ¡el Portal de Belén también está en Nairobi!
Esta semana pasada un total de 9 de los alumnos de Karibu Sana han hecho el KCPE, el examen nacional de paso de primaria a secundaria. Es una prueba que hacen todos los niños del país, y un primer filtro que decide quiénes no están preparados para pasar al segundo ciclo de estudios. Lógicamente si vienes de un colegio pobre de medios, en el que no hay libros,, en el que lo principal es saber si ese día hay algo de comer, o si has pasado un tiempo en la calle, lo tienes más complicado que si provienes de un centro privado en el que el último año te han tenido haciendo ejemplos de exámenes sin parar. En la foto de arriba ten`éis a Benjamin, nuestro candidato KCPE masai.
Los candidatos del KPCE
Pero nuestros nueve pasarán.
Entre ellos está Sharon, una niña de Kibera que sin nuestro apoyo no hará secundaria por cuestiones económicas. Así tenemos ya apalabradas otras cuatro, todas niñas (¿cuál es tu horizonte si a los 14 dejas de estudiar y vives en una chabola en la que no hay nada que hacer?).
Sharon, nuestra siguiente alumna
Por otro lado, ayer quedé con un matrimonio. Solo le conocía a ella, y muy colateralmente. Viven en un pueblo del sur de Madrid, él es funcionario. Lo que se viene llamando ‘la sufrida clase media’. Me cuentan del fallecimiento del padre de uno de ellos, y de cómo consideran que están convencidos de que ese hombre estaría encantando de colaborar con nosotros. Por eso han tomado parte de la herencia y se la han regalado a nuestros niños kenianos. «Y volveremos con más», me dicen. ¡Maravilloso!
Por último, os adjunto unas fotos de los chicos a los que les hemos preparado una habitación. Es una delicia verles sonreír y hacer el payaso. ¿Tenéis hijos adolescentes? A mi me está pasando con ellos y con Austin, de dieciocho: están de vacaciones desde finales de octubre y me mandan WhatsApp diciendo ‘que qué hacen, que se aburren’. Austin se queja: ‘¡me tratan como un esclavo!, ¡mi abuelo quiere que le ayude a levantar un muro!». Y acarra sacos de cemento y su cabreo, porque como buen adolescente está en el mundo para vagar (en el sentido de hacer el vago) y para disfrutar de sus vacaciones. Voy sugeriendo ideas desde la lejanía. También me entra una risa agradecida por esa normalidad.
Brian, antes y después. Conocí a este chico hace casi tres años. Entonces ya solía vivir en la calle. Los padres se habían desentendido y dos hermanas a veces le dejaban estar en sus casas. Pero ellas son prostitutas, y con frecuencia tenían sus clientes en la chabola. También le trataban mal, de modo que a pesar de nuestro esfuerzo por proporcionarle educación, Brian empezó a cansarse de su vida y prefería frecuentar la calle. Lo que al principio era tiempo perdido de un niño soñador fue evolucionando, especialmente durante este curso, a uso de drogas y a ambientes sórdidos. Hace tres meses, un policía conocido en el ‘slum’ por su gatillo fácil, mató a tres de sus amigos, niños como él.
Meshack, Moses, Jackson y Peter
Ayer cumplimos un sueño que nos ha costado demasiado realizar: Judy Oloo y su marido Tobías han transformado una de las aulas que quedaban en pie en la escuela Desert Streams (el colegio se quemó hace 20 meses) para convertirla en habitación para niños como Brian. Por ahora son cinco, más un profesor. Nuestro sueño es montar dos para un total de 18, una de niños otra de niñas, de forma que podamos asegurarles techo, comida, ropa y estudios.
Brian ‘saliendo de la calle’
Todos los candidatos que tenemos están en un riesgo similar al de Brian: su hermano Jackson, quien ha sufrido lo mismo; Moses, hasta que en enero se incorpore a un internado para empezar la secundaria; Meshack, al que hemos vuelto a recuperar de la calle y que necesita esa estabilidad; Peter, que es enfermo de SIDA por heredarlo de sus padres fallecidos, y al que sus hermanos tratan con dureza porque le consideran estigmatizado, etc. Si Dios quiere, y nos ayudáis a conseguir dinero, comenzaremos con las niñas (ocho y una profesora) en enero. En este caso a los riesgos se une el de evitar abusos, embarazos en la niñez o prostitución.
Comprar zapatos, literalmente ‘un paso’
Los costes son asequibles: instalar a cada niño, más la cama, colchón, cosas de aseo, ropa, cuesta unos 200 euros. Mantenerle cada mes, con comida y unos pocos gastos, lo calculamos en unos 50.
No es el Palace, pero para ellos es más.
Eso significa que el total de 18 niños, más dos profesores, nos costará 4.000€ de instalación y 1.000 euros al mes de mantenimiento. Es decir, el curso que viene 16.000 €. En adelante 12.000€ porque la instalación ya estará hecha. Hace unos días pedimos 5.600€ a una Fundación, y espero que nos los den. Solo nos falta el resto.
El pasado martes, tarde de intensa lluvia en Madrid, me invitó Iván Rodríguez a una reunión del comité directivo de Perlas en el Barro. Iván estudió conmigo en el colegio y hemos estado 30 años sin vernos, pero todo anuncia una futura amistad. Desde hace unos años Iván ha iniciado un camino espiritual (yo le digo que algo ‘alternativo’) y ese encuentro con lo trascendente –y en cierto modo con Jesús– ha reorientado por completo su vida. Entre otras cosas por su deseo de ayudar a los necesitados.
Hace un tiempo entró en contacto con alguien de Kisii, una ciudad en el oeste de Kenia que pude visitar hace dos años, y comenzó a colaborar con una persona de allí que había comenzado un orfanato que cuida de 33 niños y niñas. Iván movió a sus amigos y entre todos tratan de sacar adelante ese proyecto. Han visitado Kisii un par de veces y ven muy claro la labor impresionante que pueden realizar por esos niños huérfanos que ahora tienen una oportunidad.
En la reunión, después de secarme del diluvio que cayó sobre mi moto, les conté la experiencia de Karibu Sana y les propuse algunos consejos prácticos y toda la cooperación que necesiten para que esas perlas con alma de niño puedan ser muy felices.
Mama Moses, una mujer orgullosa de su trabajo
Mientras, me han llegado fotos de Mama Moses, la madre de uno de nuestros alumnos, a la que le hemos prestado una pequeña cantidad de dinero para que desarrolle un negocio (venta de ropa y telas) que permita que no le sigan echando de su pequeña casa y que sea capaz, por fin, de alimentar a sus tres hijos. Es un crédito sin intereses que nos irá devolviendo cada mes. Le deseamos lo mejor.
Por último, acabamos de pedir dinero a una Fundación para que nos ayuden a financiar la construcción de dos habitaciones para dar techo a niños sin recursos. Ya os contaré si tenemos éxito, que estoy seguro de que sí.
Semana de gestiones internacionales. Hemos recibido el primer donativo ¡desde Chile! Un grupo de señoras, según mi contacto ‘mayores’, nos ha enviado 20€, y quieren seguir haciéndolo cada mes. Es complicado (lo mandan a una de estas empresas de envío de dinero, la primera vez que fui no funcionaba el programa informático porque había un error en el envío, a la segunda ya era amigo de la dependienta…) y muy ilusionante.
Wonderful y Moses, dos estrellas
También he tenido conversaciones con un abogado, un arquitecto, el director de una fundación para familias, el socio de una empresa de aislamientos en edificios y uno de los padres empeñados por sacar adelante un proyecto educativo…, y todos han decidido aportar su grano de arena, que yo siempre leo como niños que se escolarizan y a los que protejemos.
Ayer me llamó un amigo de los tiempos del colegio, que nos hemos visto dos veces en treinta años, ofreciéndome material de su empresa para donar en especie. Le tomé la palabra y me hizo feliz.
Austin, su hermano Michael y su tía/madre Priscillar formato selfie
Y le he dado, en la medida de mis posibilidades, un empujón a la habitación para niños en exclusión en el colegio Desert Streams. Son cinco chicos, todos de 14, que están en una situación muy complicada. A uno tenemos que recuperarlo de la calle, otro vive con su hermana prostituta, otro tiene SIDA y le hacen el vacío en su familia, otro entra y sale de la casa de su madre según a ella le cierran la casa por falta de pago de alquiler y el último lleva tiempo pasando hambre porque su madre no ingresa nada. Como esto se sale de nuestro presupuesto ordinario, toda idea es bienvenida. Montar la habitación para los 5 y para el profesor que les atenderá nos va a costar unos 900 euros. La alimentación, material escolar y ropa será unos 20€ por niño al mes, 100€ en total cada mes. Un pequeño reto que para estos 5 es la diferencia entre la supervivencia y la calle. En unos meses tenemos que empezar algo similar para niñas, en este caso huérfanas totales.
Esta semana algo muy breve: la sonrisa de Mary. Me pidió algo de dinero en un autobús que me acercaba a Nairobi: querían cenar algo ella, su madre y su hermano pequeño. Me puse a charlar con la madre: ¿y si además de cenar pensamos en la escuela de Mary?, le pregunté.
Ella no daba mucho crédito a mi propuesta, pero me llevé un número de teléfono y ella tomó el mío. En tres días estábamos ya en contacto con un colegio, Bethany Education, y con su director, Orlando.
Mary, ayer en el colegio
Esta semana Orlando me ha escrito mandando esta foto de Mary. Me pide si podemos ayudarles con otros 2 o 3 niños sin recursos. Yo le he respondido que seguro que sí, que haremos números.
¿Nos ayudas?
PD: ¿Te acuerdas de la entrada del diario en la que hablaba de que buscábamos en la calle a Sammy? Ha costado dos meses, pero ya le hemos rescatado y ha vuelto al colegio. ¡Saldrá adelante!