Felicidad asturiana

El domingo fui a Gijón. Cené cachopo en casa de María y Nano. Al día siguiente María me acercó a Peñamayor, el colegio de sus tres hijos (Lola, Graciela y Fernando, que es todo un torete de tres años).

Peñamayor me preparó unas sesiones con sus alumnas. Me ofrecí a ‘darlo todo’ y me tomaron la palabra: tuve 6 grupos, una hora cada uno, desde 1º de Primaria (6 años) hasta 1º de bachillerato (16/17).

Hablando de los Masai

Me resultó apasionante. Primero, por tener que adaptar los discursos a las edades: dependiendo de los cursos me podía centrar en unas cosas (animales, niños y juegos) o en otras (necesidades y pobreza). Disfruté con las preguntas de las pequeñas, que aprovechaban para ir narrando sus vidas («Pues mi tía, que es enfermera, estuvo en África», «Pues a mi no me gusta la verdura»…). Y con las de las más mayores («¿Cómo se puede ayudar?», ¿Por qué hay tanta pobreza?».

Les invité a ‘abrir los ojos’

Como siempre, el mensaje a transmitir era positivo.

1º) Que diéramos siempre gracias (a los padres, al colegio, a Dios) por la suerte que habíamos tenido;

2º) Que pensaran que realmente podían ayudar: cumpliendo con sus obligaciones, sonriendo, entregando parte de su tiempo;

3º) Que si querían, podían también ayudar a los más necesitados, a través de Karibu Sana o donde quisieran, con la condición de que fuera fruto de su esfuerzo personal: «queda con tu madre en recibir un dinero a cambio de un servicio durante el mes para mandarlo a África»; «recorta en ese capricho (chuches, la enésima camiseta de Bershka…) y con eso cubre la educación de un niño»…

Así pudimos lograr otro de los fines de Karibu Sana: su dimensión educativa entre los niños de España.

Me dijeron las profesoras que les gustó mucho, a ellas y a las niñas. Para mí fue realmente un día feliz

Oportunidades educativas allí y aquí

Con las ayudas que hemos ido recibiendo hemos ido guardando fondos. Ahora mismo estamos preparando el modo más adecuado de ayudar a Kwetu Home of Peace en su esfuerzo por rescatar y rehabilitar a niños de la calle. Por ahora, la ayuda que esperábamos de Italia tendrá que esperar. Kwetu está tratando de mejorar en su política de contratación de profesores y trabajadores sociales. Los seguimos estrechamente tanto a través de la persona responsable (Sister Carol) como por medio de la ayuda de nuestro socio local (Strathmore University). Queremos ayudarles del modo más eficaz posible para que esos niños de la calle puedan tener verdaderas oportunidades.

El fin de semana pasado visité Alicante. El lunes estuve en un colegio explicando Karibu Sana a sus alumnas, con la idea de animar a las de Primera Comunión a que parte de los regalos sean donativos para educar a niños y de ayudar un poco en la educación de todas (les animaba a dar gracias por la suerte que tenemos, y a abrir los ojos). Además pude pasar el fin de semana con viejos amigos… y conocer Benidorm.

En el oeste de Kenia

Y me envían desde Nairobi fotos de algunos de nuestros alumnos recién incorporados a ‘boarding schools’ (internados), lo que supone –entre otras cosas– que los sacamos del ambiente insalubre de las chabolas y que van a poder estudiar con seguridad y concentración. Los de estas fotos provienen todos de Kibera. Unos estudian a 120 km de Nairobi (en Nakuru) y los otros en el Oeste de Kenia, a unos quinientos.

En Nakuru

La semana que viene espero poder compartir con vosotros datos definitivos sobre cuántos niños tenemos escolarizados. Nuestro empeño no ha hecho más que empezar, y nos crecemos ante las dificultades.

Felicidades de parte del Equipo

En esta última entrada del año en el diario se me ocurría que lo mejor era mostraros quiénes son los que hacen Karibu Sana (además de los niños de Kenia y los donantes de España –y Chile…–). En la foto salimos todos, el día en que la Fundación Promoción Social organizó una copa de Navidad a la que, junto con los que trabajan en las oficinas centrales y algunos desplazados (Gaza, Líbano…), tuvieron a bien invitarme.

De izquierda a derecha (desde el punto de vista del lector) tenemos a Diego, que es quien busca y prepara proyectos, de Sevilla, casado hace no demasiado tiempo, que dejó el mundo de las Finanzas y entró en el del Desarrollo. Cada pocas semanas me sugiere alguna convocatoria que, con su buen hacer, podemos lograr. A su lado está Jose Luis, encargado de Comunicación y Redes Sociales en la Fundación, y deseoso de volver a echar una mano en directo en los campos de refugiados (el objetivo más habitual de la Fundación en los últimos años). Le acompaña Anca, la experta en finanzas, que lleva un control maravilloso sobre las cuentas. Es de Rumanía y habla el castellano de Cervantes. Luego Macarena, una de las ‘Jefas’, con muchos años de práctica a sus espaldas y con unas ganas de ayudarnos en todo que son una alegría. Le acompaña María, la directora de la Fundación, amiga mía de antes y una fuente constante de buen humor y tranquilidad. Por fin, con la lengua fuera de tratar de seguirles el ritmo, estoy yo, encantado de haber sido admitido junto a este pedazo de equipo.

Aprovecho para compartir dos fotos de estos días que me han encantado: la de Víctor de portada, con su pelo de colores, claro resultado de la influencia del Fútbol en las mentes inocentes. Está a punto de empezar la Secundaria (en enero) y es una fuente constante de alegría. En la otra, tres de los residentes de Kwetu. Gracias a nuevas donaciones posteriores al informe del año (que te animo mirar), vamos a poder acoger a otros 15 niños que acaban allí y los llevaremos a internados donde aseguren su educación y protección.

¡Feliz Navidad desde Kwetu!
Purity, el mejor regalo

Por último: me han llegado los informes médicos de Purity (15 años) y Martha (madre de dos niños de 4 y 2 años). La primera sufre una fuerte parálisis cerebral desde que tuvo una infección vírica a los tres años. Martha se quedó viuda antes del parto de su segundo hijo y su nivel de estrés fue tal que sufrió un coma del que despertó con parálisis en la mitad derecha de su cuerpo. Queremos ayudar a los padres de Purity a cuidar de su hija (pañales, medicinas, silla de ruedas…) y a Martha a comenzar un negocio de venta de patatas fritas con el que poder sostener a sus hijos (ya les llevamos al colegio). Purity y Martha son nuestros magníficos regalos de navidad.