Una entrevista sobre Karibu Sana

Acaban de enviarme desde Strathmore University una entrevista que me hicieron sobre nuestro proyecto. La verdad es que esa universidad nos ayuda mucho: son nuestro socio local sobre el terreno y controlan que las ayudas lleguen siempre bien a destino, a los niños. Os aconsejo visitar su web: parte de nuestro sueño es que muchos de nuestros alumnos puedan estudiar allí, rompan los techos de cristal (¿o son de acero?) y sean increíbles agentes de cambio para sí mismos, sus familias y sus comunidades.

Esta es la entrevista:

https://strathmore.edu/news/prof-aranguren-at-the-service-of-the-neediest/

Y esta, una foto de un seminario que di el otro día allí por Zoom a casi 90 profesores.

Conferencia Strathmore

Karibu Sana no para

La vuelta del descanso de verano siempre nos sorprende. Al menos para mí, agosto parece el único mes ‘verdadero’, mientras que el resto son sucedáneos. En ellos se recuerda el agosto anterior y se anuncia el agosto siguiente.

Pero en Kenia las cosas son distintas: los niños de ese país empezaron clases el primero de agosto a consecuencia del Covid. Como el año anterior cerraron las escuelas, este ha decidido el gobierno recuperar el curso perdido dejándoles sin vacaciones. En nuestro proyecto supone que tenemos que pagar un semestre extra de escolaridad este curso. Y lo hemos podido hacer gracias a vuestra ayuda, y lo seguiremos haciendo con vosotros y con las personas que animéis a unirse a este sueño. Ya son 427 los niños y niñas que se educan gracias a vosotros. Y los frutos se ven.

En concreto, he puesto como ilustración de esta entrada la carta que le envían a Lameck desde Strathmore University animándole a pedir plaza como alumno en ese centro de educación superior. Es donde yo di clases. Lameck es un chico muy brillante. Siempre ha vivido en el barrio de chabolas de Kibera, en una pobreza extrema. Le hemos financiado la educación desde hace cuatro cursos y sus notas son impresionantes. Además es un chico simpatiquísimo. Ahora tendrá que afrontar los pasos necesarios para conseguir la admisión y que pulsar todos los resortes posibles para lograr financiación (becas, créditos, becas de la propia universidad…). Nosotros estaremos allí para echarle una mano si fuera necesario. ¿Os lo imagináis dentro de unos pocos años trabajando en una gran empresa y contribuyendo directamente al desarrollo de su país? Ese es el sueño de Karibu Sana.

Seguimos creciendo, por vosotros

Como Lameck tenemos a varios más. Por ejemplo Austin, que ha pedido plaza en un centro de formación profesional superior para aprender mecánica de automóviles. Al ser ya mayor de edad le pedimos que luche por su cuenta por cubrir algunos gastos, que apueste y se comprometa con su propia formación.

Y dentro de unos meses serán muchos más los que ya empiecen a alcanzar este estadio de la vida. Para todos ellos los estudios superiores eran inimaginables e imposibles hace apenas cuatro años.

Mientras tanto, Karibu Sana sigue centrado en su tarea principal: becas para escolares sin recursos, especialmente si han sido niños y niñas viviendo en la calle.

Este verano tuve la suerte de volver a salir en televisión, con la reposición de la entrevista de noviembre. Como consecuencia hemos recibido más de 300 correos electrónicos a través de la web de Karibu Sana y se ha conocido más el proyecto y buena gente nueva nos está ayudando.

También he comenzado a escribirme con una fundación de Suiza. Y con Sandra, que podría echarnos una mano desde Suecia. Sería fantástico ‘internacionalizar’ esta obra de servicio a los más necesitados.

¡Buena vuelta a lo ordinario! ¡Sigamos creciendo!

De Rivas a Kitengela

El pasado sábado 12 de junio tuvo lugar en Blue Padel Rivas una quedada de pádel en la que los 48 participantes pudieron ejercitarse en el uso de la raqueta a la vez que conocían el Proyecto Karibu Sana. Como ya indicamos, lo hacían por un objetivo concreto: financiar la compra de paneles solares para un centro de rescate de niñas de la calle en Kitengela, cerca de Nairobi. Javier Aranguren aprovechó para acercarse por allí y contar de primera mano cómo se está realizando nuestro sueño africano. A pesar del calor (los 35º secos de Madrid acompañaron la quedada) el encuentro fue fantástico, y acabó entre cervezas, mascarillas y premios. ¿Alguien dijo que la ayuda está reñida con la diversión? Estamos convencidos de que con un poco de deporte va a mejorar muchísimo la vida de unas niñas.

¡Muchas gracias al Instituto Europeo de Psicología Positiva, a Dafne, Cassandra y Gabriel, por la organización!

¡Abrazos!

Datos de exámenes y de donantes

Quería compartir con vosotros algunos datos. Aviso: son fantásticos.

 

Examen KPCE

Primero: en Kenia han hecho un examen nacional llamado KCPE (Kenya Certificate of Primary Education). Es el que se hace para pasar de Primaria a Secundaria, que se hace entre 8º de Primaria (equivalente a 2º de la ESO) y 1º de Secundaria (3º de la ESO). Es un momento en el que muchos alumnos, especialmente de las escuelas y entornos más desfavorecidos, abandonan la educación: la Secundaria no es obligatoria, es más cara que la Primaria, y no siempre hay sitio para todos. Algunos niños se ponen a trabajar, muchos empiezan a no hacer nada. En el caso de nuestros niños y niñas la información es muy esperanzadora.

Unas esforzadas alumnas

 

La prueba es sobre 500 puntos. Esto es orientativo pues los mejores alumnos del país suelen llegar ligeramente por encima de 400. De hecho, se considera que cualquier nota por encima de 300 es realmente buena, y asegura una plaza en secundaria.

Nuestros niños tienen orígenes muy desfavorecidos. Algunos han sido rescatados de la calle, perdiendo a veces más de un año escolar en un ambiente muy peligroso que incluye violencia, abusos y drogas. El resto vienen de familias muy pobres, con frecuencia desestructuradas, incapaces de conseguir los 15 o 20 euros que cuesta la escuela al mes. Además no suelen tener acceso a libros y en sus casas de una sola habitación es muy difícil estudiar. Lo que más hemos notado es que cuando le facilitas los estudios de forma continuada durante años (con algunos ya llevamos cuatro) los resultados dan un vuelco espectacular, y muchos de ellos alcanzan un nivel más que notable. Creo que eso hace ver de un modo muy objetivo la eficacia de un proyecto educativo como Karibu Sana, en el que no se sustituye el esfuerzo de los alumnos, pero se les facilita una educación sin estrés que les abre puertas a un futuro mejor y les permite tener una infancia más feliz y segura.

Os pongo los datos de algunos, también para que veáis la riqueza de los nombres de estos niños:

Kevin R ha sido el primero de su colegio, con 387 puntos. Lucy W obtuvo 333, aunque como es muy responsable quería más. 

El momento de la verdad

Los resultados de los chicos de Kwetu Home of Peace (todos ellos antiguos niños de la calle) han sido: Teddy M, 363; Dickens O, 353; Samuel N, 347; Brian N, 344; Beberlyne H., 322; James W., 315; Joseph K., 309. James K., 306; Alphonse M, 305. El único al que no le ha ido bien es Harrison A., con 198. Detrás de todos estos resultados hay un esfuerzo brutal de superación de circunstancias adversas que nos son inimaginables.

En el colegio Desert Streams of Kibera, que cuidamos especialmente dando un fondo de becas equivalente a 80 estudiantes, se han presentado 23 candidatos. De ellos, 17 han sacado notas por encima de 255 puntos (la más alta ha sido de 355). Los otros 6 andan entre los 240 y los 225. Son también resultados excelentes y, en algunos casos que conozco de forma personal, extremadamente meritorios.

 

Donantes del Proyecto Karibu Sana

Por nuestro lado, en España, el Proyecto Karibu Sana no para de crecer. Comparto estos datos:

En un proyecto educativo la clave son los donantes recurrentes: personas que se comprometen a donar una cantidad, casi siempre pequeña, a lo largo del tiempo, sabiendo que la educación de un niño lleva años. La progresión en 2020 y en 2021 ha sido espectacular. Se relaciona por un lado con las campañas en las redes sociales de dos de nuestros socios (Miguel Camarena y el Instituto Europeo de Psicología Positiva); por otro, con la oportunidad que tuvo Javier Aranguren de aparecer en el programa ‘Últimas preguntas’ de La 2 de RTVE explicando el proyecto. Estas son las cifras:

  • En 2019 éramos 88 donantes recurrentes;
  • En 2020 éramos 153 donantes recurrentes;
  • En 2021 ya somos 217 donantes recurrentes, y seguiremos aumentando.

De forma similar, hemos pasado de 39 donantes puntuales en 2019 a 121 donantes puntuales en 2020. Y en lo que llevamos de 2021, los primeros cuatro meses, ya hemos tenido 97 donantes de este tipo: ¡es un crecimiento asombroso!

Javier Aranguren en plan televisivo

 

Fondos del Proyecto Karibu Sana

Durante 2020 se cerraron los colegios de Kenia por el covid-19. Eso significó que no pudimos mandar dinero para pagar el último semestre y acumulamos en ‘caja’. Terminó el año con un saldo de 158.945’19 euros.

En lo que llevamos de 2021, cuatro meses, hemos tenido unos ingresos de 60.659’50 euros.

En lo que llevamos de 2021 los gastos bancarios han sido de 1.003’59 euros; los gastos indirectos (colaboración del 7% con la Fundación Promoción Social de la Cultura por su gestión impagable) han sido de 4.246’17 euros. Hemos enviado a Kenia para pagar los colegios y otros proyectos un total de 73.331’88 euros. Eso significa que tenemos un saldo a nuestro favor de 141.023’01 euros.

Con ese dinero tendremos que pagar los dos semestres escolares que quedan por delante para nuestros 393 niños beneficiarios directos. También vamos a equipar un centro de acogida de niñas de la calle (Dorothea Centre) al que dedicaremos 7.000 euros por este concepto y 7.000 euros más para dotarles de paneles solares con los que conseguir energía. Tenemos también en marcha la ampliación de un dispensario médico en la sede de Ruai de Kwetu Home of Peace.

El año próximo, 2022, llegarán a la universidad o a escuelas de formación profesional superior nuestros primeros beneficiarios. Espero que podamos seguir ayudándoles, ya cambiando alguna condición (parte beca, parte préstamo) para que también ellos, mayores de edad, asuman compromisos. De todos modos, lo conseguido hasta el momento ya es asombroso.

Y por eso los niños, y todos los que hacemos Karibu Sana, os damos las gracias.

Making Miracles…

Con una pequeña ayuda mensual se pueden hacer milagros.

24 niños de Eldoret

Primero escribe Sister Lucy. Es una monja que vive en Eldoret (a 250 kilómetros de Nairobi) y que atiende a un grupo de 18 niñas y niños paupérrimos. Pertenece a la misma orden que las Sisters que atienden a los niños de la calle en Kwetu, y nos escribió en 2020 pidiendo ayuda. Nos dice:

«Querido Javier, nuestro espónsor, ¿cómo estás? Te tenemos siempre en nuestras oraciones. Los niños se encuentran bien y todos están yendo al colegio con éxito. Es la primera vez en sus vidas en la que nuestros niños terminaran un trimestre de clases sin que les manden a casa por falta de pago de los costes de la matrícula. Nos faltan las palabras para daros las gracias. Ojalá Dios, que ve lo que se hace en lo escondido, os recompense abundantemente, y a ti te dé fuerzas y buena salud. Rezo para que un día Dios te permita venir a visitarnos y que veas cómo habéis llenado de sonrisas las caras de estos niños tan necesitados. He experimentado impresionantes mejoras en su rendimiento escolar. Al final de mes cerrarán los colegios en Kenia por final de trimestre y os haré llegar sus calificaciones a través de Michael Babu».

Primera vez en sus vidas que van a clase sin la angustia de que les echen…, ¡ahí lo dejo! Eso es lo que significa que, a través de Karibu Sana, estamos haciendo milagros.

 

¡Cómo han crecido! ¡Qué contentos están de ir a clase!

69 niños desde Kwetu

Nos envían fotos y datos desde Kwetu. El año pasado se cerraron los colegios en marzo. Era u grandísimo reto para estos chicos. El motivo de que les llevemos a internados es que las familias de casi todos ellos son un desastre: el 70% de los que eran rescatados por Kwetu volvían a la calle a los dos meses de haber regresado a casa. Nos encargamos de 69. Teníamos preocupación por saber cuántos habríamos perdido en los últimos 9 meses. Respuesta del informe: ¡ninguno!

Se han reincorporado al colegio 64. Los 5 que faltan están haciendo formación profesional, con la excepción de uno que está ya en la universidad. Y eso que los padres de dos de las familias fueron detenidos durante ese tiempo por problemas relacionados con las drogas. Esto es otro milagro. Me envían fotos de los chicos: yo les conocí con 12 o 13 años. Ahora tienen 16 o 17, y están gigantes. Y felices. Y tienen al alcance de la mano una grandísima oportunidad gracias a vosotros.

Antes de entrar en clase

En otro orden de cosas, han sufrido lluvias torrenciales. Han afectado a la granja que tratamos de que les ayude a ganar independencia económica en el proyecto de rescate de niños de la calle. Los destrozos son grandes, pero no cejan: buscarán ayuda para reparar lo roto. Y la venta de leche produce ingresos.

También me informan del fallecimiento de Sister Ángela, que era la directora de Kwetu cuando empecé a conocerles. Una mujer muy buena, de carácter, que entregó su vida por los más necesitados. ¡En gloria esté!

Los plátanos se han roto

 

¡Y los invernaderos!

 

Por último, Sister Jane Rose me informa de que acaban de rescatar a 18 niños más: una nueva promoción que comienza un camino de esperanza que va a durar muchos años

 

Y Victor

Por último, me llega un mensaje de Víctor, el primer beneficiario del Proyecto Karibu Sana. Esta interno en un colegio. Ha convencido a una profesora para que me envíe fotos de los mensajes que él redacta en un papel. Pongo en cursiva sus expresiones en castellano:

«Querido padre,

Qué tal? Te quería comentar que acabo de terminar mis exámenes. Y quería que me envíes palabras en español y su significado. Escribe todas las que puedas.

Te queiro. Gracias por todo.  Adio’s.

Tu querido nino.

Victor»

¡Asombroso Victor!

Y es que, con una pequeña ayuda mensual se pueden hacer milagros.

Noticias en diciembre

Este mes de diciembre está siendo extraordinario.

Hace unas semanas salí en un programa de RTVE («Últimas preguntas», en La 2) hablando de mi experiencia con el coronavirus. Fue una entrevista larga, en la que hablé de mi enfermedad. Al final, sin yo esperarlo, la entrevistadora me preguntaba cómo se podía conseguir un texto en el que yo narraba mi experiencia. Se me ocurrió sobre la marcha sugerir que quien quisiera mi relato me escribiera a través del correo electrónico que se indica en la web de Karibu Sana. ¡Me han escrito unas 450 personas diferentes! Y eso significa, en relación con nuestro proyecto, que todas esas personas han visitado la web, que para todas era una iniciativa nueva, que a muchos de esos visitantes le ha encantado la iniciativa, y que un buen número de ellos se ha decidido a echarnos una mano de forma puntual o de forma recurrente.

En Kenia se preparan para volver a clase tras largos meses de parada por el covid. Cerraron los colegios en marzo, abrirán de nuevo el 4 de enero. Algunos alumnos (los de 8º y los del último año de instituto) llevan en clase desde noviembre, pues preparan sus exámenes para pasar de un ciclo a otro (la selectividad keniana). Eso suele generar muchos nervios, porque son exámenes difíciles. En concreto, en las universidades públicas hay 70.000 plazas y terminan el colegio unos 500.000 estudiantes. Y compiten con los candidatos de colegios con recursos, o con los que tienen un lugar adecuado para estudiar, etc. Aún así, la ilusión de estos chicos es impresionante. A veces hablo con algunos y algunas por WhatsApp y me cuentan con orgullo de sus esfuerzos.

Me escribió Sister Lucy. Es una monja de Eldoret (otra ciudad de Kenia) que cuida de niños y niñas en una situación de miseria desgarradora. Llevan desde octubre de 2020 comiendo gracias a nosotros, y en enero se incorporan al colegio. Me mandó carta de todos ellos. En total, 22.

La carta de Bernard

El libro ‘Cien pares de zapatos’ va viento en popa. En breve saldrá la segunda parte de mi entrevista en La 2, dedicada al libro y a Karibu Sana. Lo he presentado en la Universidad francisco de Vitoria y, en la medida en que la pandemia nos deje, lo iré presentando en más lugares: prometo avisar.

Un fuerte abrazo de parte de nuestros 327 niñas y niños ilusionados por aprender.

Informe Karibu Sana 2019

En la entrada de esta semana solo os quiero adjuntar el informe de la actividad de Karibu Sana en 2019. Lo tenéis en la portada de la web y también aquí.

Lo he redactado yo. Quiero agradecer a Michael Babu, Strathmore University y a Fundación Promoción Social los datos que me han enviado así como su gran trabajo. Y a Manuel Domínguez Churruca y a su empresa Luk Comunicación el excelente diseño del informe, otra de sus muchas aportaciones a la comunicación de este proyecto.

¡Espero que lo disfrutes!

Uno de los grupos que estrenan internado
Orgullosos de sus uniformes

Han pasado cuatro años

Cuatro años…

Las dos fotos de arriba tienen una diferencia de 4 años. En la primera, un niño llamado Víctor era un pillo lleno de felicidad que pasaba casi todo el día en la calle porque sus padres no tenían medios para mandarle a la escuela. Se movía por distintos barrios, pasaba el tiempo, pedía para poder comer y era feliz. Tenía 13 años.

En la segunda, ya con 17, tenemos al mismo Víctor, también feliz, pero en otro contexto: lleva cuatro años yendo al colegio de forma ininterrumpida. Los dos últimos ha estado en un internado y su media académica está por encima del notable. «Cuando nos conocimos yo era un niño que pasaba el día en la calle. Ahora lo que quiero es ser ingeniero».

Listo, guapo, adolescente, con novieta…, tiene la vida que debería tener todo adolescente. Todavía vive en una chabola (aunque ya solo durante las vacaciones), le quedan dos cursos para poder pasar a la universidad, y es el por su culpa que empezó Karibu Sana. Creo que su trayectoria también explica perfectamente nuestro proyecto.

 

El brillante Vincent

Las notas de Vincent: una auténtica proeza

Aquí os pongo las notas de Vincent. Son del examen nacional de paso de primaria a secundaria: como una primera selectividad. Es el mismo examen para todo el país, ya sea en carísimos colegios privados como en escuelas de zonas deprimidas que no tienen ni libros. La madre de Vincent, la magnífica Zipporah, vive en una chabola. Él va a un internado. Su nota, por encima de 400 puntos, es pura excelencia y la comparten solo el 5% de los alumnos del país. Vincent es nuestro alumno más brillante. Tiene 14 años.

 

Sharon

Sharon contando su curso

Y ella es Sharon, que acaba de terminar 1º de secundaria. Su madre quería ponerla a trabajar pero nosotros le hicimos una ‘OPA hostil’ y la pudimos llevar a un internado. No es de grandes notas (¡vivan los talentos medios!), pero le estamos ayudando a tener una primera adolescencia muy feliz.

Moses Javier y Javier: clara afinidad

Y una foto de Moses Javier, porque siempre estalla de alegría.

¡Buena semana!

Cartas, fotos y tristezas

Damaris

Pongo de foto de la entrada a Millicent y a Peter. Los dos son hermanos de Damaris. Los dos llevan en Karibu Sana desde el principio. Me escribe Damaris, la tercera de ocho hermanos.

«Espero que estés bien. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerte el incansable apoyo que nos has ofrecido a mí y a mi familia. Que Dios todopoderoso te bendiga abundantemente, haga crecer tu territorio y proteja a ti y a tu familia de todo mal.

Te quería contar también que estamos todos muy bien y que trabajamos duro en nuestras tareas académicas. Pasaré en enero a ‘Form Three’ (1º de bachillerato) y tengo una media de Sobresaliente (A-).

Por cierto, nos hemos visto obligados a volver a vivir en el slum (barrio de chabolas) de Kayole debido a las deudas de mis padres. Y nuestra hermana pequeña, Rachael, cumplirá tres años al final de diciembre.

De tu querida amiga, Damaris Njoki’.

 

Damaris, ya una señorita
Roberto, el penúltimo
Y la increíble Rachael, que empieza en enero con Karibu Sana

 

Esther

Al día siguiente me llegó otro mensaje de su hermana, Esther, de doce:

«Espero que estés bien. Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Cómo están en tu familia? Te he echado mucho de menos, y estoy segura de que tú también a mí. He visto tu foto: ¡qué guapo estás en España! Te deseo una feliz Navidad y que cuando vengas a Nairobi tengas un viaje muy seguro. Saluda a todas aquellas personas que quieren ayudar. Y si me necesitas, házmelo saber. ERES EL MEJOR DE TODAS LAS PERSONAS QUE CONOZCO. Gracias por quererme a mí y a mi familia, y que Dios te bendiga».

 

Vincent

Y me escribe Vincent, de trece:

«¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Espero que genial. Yo muy bien, aunque te echo mucho de menos, querido papá. Me va muy bien en el colegio, a la espera de que me lleguen las notas del último curso de primaria. Gracias, Baba, por tu gran trabajo por mi familia. Que Dios te bendiga».

El equipo de Austin. Él de flores.

Adjunto una foto de Austin. Me la ha enviado hoy. Le veis con el pantalón de flores: Austin juega al fútbol con sus compañeros de clase en vez de estar en la calle mendigando. ¡Qué gran avance!

Ana, que fue alumna mía el curso pasado, me invitó a hablar de Karibu Sana en su Congregación Mariana. Asistió un grupo de unos 25 chicos y chicas universitarios, llenos de inquietudes y de ganas de hacer buenas cosas. Me aguantaron casi hora y media, luego estuvimos rezando un buen rato, y mientras compartíamos unas pizzas a eso de las 11,00pm se ofrecieron varios (Sol, María…) a echarnos una mano para dar a conocer Karibu Sana entre universitarios. Una más de las miles de bendiciones que uno recibe gracias a dedicar parte de su tiempo a este fantástico proyecto.

El cartel del evento, con varios de los chicos de Kwetu

 

La orfandad de Moses

Y una mala noticia:

Murió la madre de Moses Wafula, un niño al que ayudé a rescatar de la calle, al que llevamos a un internado, y que se ha quedado totalmente huérfano junto con sus tres hermanos. Su situación era tan desesperada que llevaba tres días por todo Kibera pidiendo dinero a la gente para que le ayudaran a enterrarla y a comprar un ataúd. Le hemos pagado ambas cosas, y le he mandado todo el cariño de su nueva familia, Karibu Sana.

Meshack, Moses, Jackson y Peter. Ahora somos la familia de los cuatro

 

Contra el desánimo: un milagro

Del desánimo…

Ayer tuve un momento de duda. Me escribió Michael Babu desde Nairobi y me hizo una proyección de nuestros proyectos y nuestras necesidades (que no son nuestras, sino de los chicos y chicas a los que ayudamos). Me hablaba de 125 estudiantes por un lado (todos los que ha ido ‘adoptando’ Karibu Sana para darles becas de colegios de día o de internados) y de 45 estudiantes por otro (niños de Kwetu, rescatados de la calle, que encuentran en ir a un colegio interno la única salida real para no volver a la calle.

Digo que dudé porque entre eso, ayudas que hacemos a algunas familias, un grupo de niños y niñas que hemos rescatado de entornos familiares altamente hostiles, etc., el presupuesto para 2020 ascendía a casi 90.000€. Me entró vértigo.

Además vengo notando que cuesta hacer nuevos colaboradores (¡cooperantes!) dispuestos a donar poco, algo o mucho dinero con el propósito de dar educación a los niños que no tienen nada. Y llevamos muchos meses presentándonos a convocatorias de empresas, y casi todas encuentran nuestro proyecto muy interesante «pero lamentablemente en este momento no podemos atender…», y lo llevamos con una sonrisa, y damos las gracias, y me vienen a la cabeza los niños que podrían quedarse sin escuela, o en la calle, o con hambre.

 

… a la solución…

Me entró tanto vértigo que me vino a la cabeza la única solución posible. En donde trabajo, la Universidad Francisco de Vitoria, había ese día una vela al Santísimo pidiendo por la vida. ¿Y qué sino vida es lo que quiere Karibu Sana para los pequeños de Kenia? Total, que me metí en la capilla, me arrodillé, y me puse a rezar con la intensidad de quien es consciente de que ya no puede hacer más a fuerza de brazos. Y creí quedarme tranquilo.

Aquí llegaron los regalos de una Primera Comunión

… y a la sorpresa.

Al volver a mi despacho, consulté el móvil. Había entrado un correo electrónico informando de una donación de 2.000€ que me enviaba una familia de Bilbao porque les había salido un negocio y querían apoyar.

Por la noche entró otro correo. Era un tal Rubén. Contaba que trabaja en una agencia de viajes que quiere abrir un tour por Kenia. Que vio nuestra web y que les ha gustado tanto que querrían aportar parte de sus beneficios.

Y luego Javier, que se olvidó pasar de donar en la antigua cuenta a la nueva, que quería retomar y ponerse al día enviando lo que no había mandado en 16 meses, que ese era su compromiso y que lo haría encantado.

Y un correo de Peter, un chico de padre keniano y madre española que vive en un colegio mayor de Pamplona, y que querrían organizar una fiesta benéfica para Karibu Sana. Y uno de mis alumnos, antiguo de un colegio de Madrid, que podría proponer a una de esas clases tomar a Karibu como objetivo solidario.

Y una llamada de Alfonso, compañero lejano de colegio, con el que me encontré tras 30 años el pasado sábado, y que está muy interesado en colaborar con nosotros.

Y una inmobiliaria de Madrid que me dice que han vendido un piso de una persona a la que yo les presenté y que me quieren entregar parte de su beneficio como agradecimiento.

Y dos primeras comuniones de niño y niña de Madrid y Alicante que han enviado lo que hubieran sido sus regalos en forma de ayuda.

Y todo en una tarde, sin yo hacer nada, en un extraño momento de desánimo… A Dios gracias.

PD: Hoy es el tercer cumpleaños de Moses Javier, otra bendición del Cielo.

PPD: Gratísima reunión con Clara y Leire, ya decididas a construir en Kwetu una casa dormitorio para niños que acaben el programa de reinserción y quieran acabar la Primaria en el colegio al que están acostumbrados.