Recibo con asombro un informe que me envía Michael Babu, nuestro socio local en Nairobi, con la lista de los niños a los que ayudamos. Se lo había pedido para tener una idea clara de las necesidades de Karibu Sana, pero también para ayudarnos a tener muy clara nuestra prioridad: cada uno de estos chicos y chicas.
En cifras, son las siguientes:
a- Alumnos de Karibu Sana: 80 en boarding school (internado) y 64 en escuela de día (viviendo con sus padres). En total, 144 beneficiarios.
b- Kwetu (es decir, niños que fueron rescatados de la calle y que llevamos a internados para que no vuelvan a la calle por la pobreza o desintegración de sus hogares): 66.
c- Niños de Mathare (un slum de Nairobi; les atendía una ONG chilena que se quedó sin fondos por la crisis de ese país, y nos hemos encargado de que no se queden sin clases): 59.
d– Además atendemos las necesidades educativas de 1 niña en Zambia.
e– Y, en cuanto tengamos información suficiente, queremos encargarnos de 27 alumnos sin recursos de un colegio en Eldoret, la tercera ciudad de Kenia.
f- A parte van los recursos que hemos dedicado al huerto de Kwetu Home of Peace, a ayudas puntuales a dos escuelas de las chabolas de Nairobi, o a un dispensario médico en zona rural que financiará a Kwetu Home of Peace.
Como ves, hay proyecto. Y es un proyecto personalizado: cada uno de estos 297 niños y niñastiene un nombre propio, unas circunstancias complicadas, y una vida por vivir.
Hacía tiempo que no escribía. He tenido una buena excusa: enfermé de Covid 19 a primeros de marzo. Y me ocurrió justo tras mi 6ª quimioterapia, es decir, cuando me encontraba sin ningún tipo de defensa en mi cuerpo. Como consecuencia, tuve que ingresar de urgencia en el hospital, pasé 36 días en la UCI (los primeros quince intubado, sedado y en peligro eminente de morir) y 9 más en la planta normal de habitaciones.Gracias a Dios lo acabé superando y desde el 24 de abril estoy recuperándome en casa. Eso sí, he retomado el tratamiento de mi tumor (interrumpido durante esa enfermedad), y ahora estoy con radioterapia y a la espera de cirugía. Pero todo va a ir muy bien.
Durante este largo periodo de confinamiento Karibu Sana ha seguido en marcha. Primero es necesario agradeceros a todos los donantes vuestra fidelidad con estos niños: nadie se ha dado de baja. Al contrario, ha crecido el número de donaciones recurrentes. Eso, unido a un par de convocatorias de ayudas que nos han concedido, se traduce en más oportunidades de servir a niños necesitados.
¡330 niños y niñas en el colegio!
En Kenia están también confinados. Los colegios han cerrado hasta septiembre. Aunque entre nuestros beneficiarios no hay enfermos sí que les afecta mucho la situación. Para muchos de estos niños la escuela es el único modo de asegurar tres comidas al día (dos de ellas en el colegio). El confinamiento de los padres es limitado: necesitan encontrar algo de trabajo cada día para comprar la comida de esa jornada. Estamos ayudando a algunas familias que necesitaban lo más básico. También hacemos un seguimiento de los antiguos niños de Kwetu que tenemos en internados para asegurar que no vuelven a la calle.
En este periodo nos han pedido ayuda desde un colegio en Éldoret, la tercera ciudad del país. Lo llevan las mismas monjas que dirigen Kwetu Home of Peace, y atienden a niños muy necesitados. Nos hablan de 27 alumnos. Con ellos llegaríamos a 330 beneficiarios directos en becas de educación: ¡no damos a basto! Pero también es un reto apasionante para el que continuamos necesitando vuestra ayuda (tanto con aportaciones como compartiendo Karibu Sana con amigos).
Como gran proyecto de construcción, estamos estudiando la ampliación de un dispensario médico en Kwetu Home of Peace. Con eso se conseguiría atender médicamente a una amplia población rural a la vez que se asegurarían ingresos en esta iniciativa dedicada a rescatar niños de la calle. Ya tienen un dispensario, pero doblaríamos su tamaño y añadiríamos un departamento para atender a embarazadas y recién nacidos. en esto queremos emplear lo obtenido en una de esas convocatorias de empresas. Iré aumentando la información.
Me consta que la crisis que afrontamos tras el Covid 19 va a ser dura, pero también que la generosidad en tiempos de necesidad es más importante que nunca. recordad también que las donaciones tienen una gran desgravación:el 80% de los primeros 150€, y el 35% de los demás. Con poco, de verdad, puedes hacer mucho. Cada uno de esos niños y niñas lo merece, y nosotros aprendemos también mucho cuando damos.
El cumpleaños de Cassandra
Termino con un ejemplo: el cumpleaños de Cassandra. Ella pidió como regalo dinero para Karibu Sana. Recaudó más de 400€. Este año, en el que todavía no hemos tenido Primeras Comuniones donadas a Karibu Sana, actos como el de Cassi nos llenan de ilusión y de esperanza.
¿Te imaginas cambiando el mundo porque cambias a fondo una vida? Eso es Karibu Sana.
Mathare es uno de los múltiples slums (barrios de chabolas) de Nairobi. Situado en el este de la ciudad, ocupa 4 kilómetros cuadrados y tiene unos 700.000 habitantes. Lógicamente, las condiciones de vida allí son de poco más que de supervivencia: congestión, paro, crimen, prostitución, etc.
Siguiendo las consecuencias del tribalismo keniano, las distintas tribus (kikuyu, luo, luya…) apenas se mezclan entre ellas. Se carece de agua corriente, de carreteras que permitan servicios de emergencia (bomberos, ambulancias). Como en otros slums, las viviendas se construyen con barro, madera y metal.
El dédalo de callejas en Mathare
EducÁfrica
Aquí empezó a trabajar EducÁfrica, una ONG chilena que busca brindar oportunidades a niños que viven en situación de extrema vulnerabilidad en el continente africano, a través del apadrinamiento integral de proyectos educativos. Han trabajado durante cinco años en Mathare, haciendo lo mismo que Karibu Sana: identificando a niños en una situación extrema de vulnerabilidad y financiando su educación.
En estos momentos atienden a 44 alumnos (y alumnas) de Secundaria. Cada uno de ellos necesita 25.000 chelines kenianos para pagar su matrícula, es decir, unos 220 euros por todo un año de escolaridad (clases, comida, seguridad, educación…). Atienden también a 60 niños y niñas de Primaria. La matrícula de estos (niños entre 6 y 14 años) es de 13.500 chelines kenianos al año, es decir, 120 euros anuales (¡10 euros mensuales!).
104 alumnos más
El coste total de la atención a los 104 alumnos asciende a 9.680 euros los alumnos de secundaria y 7.200 euros los de primaria. Los dos grupos juntos, 16.880 euros anuales.
EducAfrica, como Karibu Sana, cuenta como socio local (la entidad que controla que el gasto se hace correctamente, y que los niños van a la escuela y se benefician de la ayuda) con el departamento de Cooperación Social de Strathmore University. La gestión es eficaz y transparente.
Pero hay un problema: Chile, país en el que está EducAfrica, está pasando por una fuerte crisis social, y las donaciones para este proyecto han bajado mucho. Han conseguido pagar el primer trimestre de este curso (enero–marzo), pero son conscientes de las grandes dificultades que tienen para poder seguir pagando esas matrículas. Desde Strathmore han compartido esta inquietud con Karibu Sana. Y vemos muy claro que, en la medida de los posible, ninguno de estos alumnos debería quedarse sin escuela (en Mathare solo hay tres colegios nacionales o públicos para unos 70.000 estudiantes; si no se paga el colegio al que asisten, sencillamente se les deja en la calle. Y la calle, en un slum, no es una opción para un menor de edad).
Mapa de los slums de Nairobi
Posibles donantes
Total, que hemos empezado a movernos para buscar apoyo a este nuevo proyecto que se une a los 200 niños y niñas a los que atendemos en la actualidad. Y, de nuevo, las oportunidades han ido apareciendo:
Hace dos días nos llamaron desde una plataforma de ayudas al desarrollo. Una firma de abogados se había dirigido a ellos en busca de un proyecto de ayuda relacionado con la educación, y ellos pensaron en Karibu Sana. Podrían aportar entre 3.000 y 5.000 euros;
Ayer mismo un gran amigo me contaba que le habían ido bien las cosas con una venta, y que sentía la necesidad de ayudar más a los necesitados. Él y su familia ya son miembros activos de Karibu Sana, pero pensaba que este proyecto de Mathare (que le contaba yo mientras comíamos) sería perfecto para aumentar su colaboración, y hablaba de otros 5.000 euros;
Por otro lado, los nuevos socios promotores de Karibu Sana (Miguel Camarena Salud y el Instituto Europeo de Psicología Positiva) están atrayendo a nuevos donantes que harán posible que estos niños, y tantos otros, sigan adelante con su educación, a pesar de las dificultades, a pesar de los problemas.
Debo reconocer que son unos valientes. El pasado mes de marzo un alumno me presentó a Miguel Camarena. Cenamos una noche y Miguel compartió conmigo parte de sus sueños: dedicado al deporte y a mejorar la vida de sus clientes por medio de ejercicio, dieta y motivación, decía que todos los años donaba, de acuerdo con Ángela, su mujer, parte de sus beneficios para tareas sociales. «Las cosas me van bien, pero por mi estilo de vida no estoy especialmente interesado en un gran coche o en una casa espectacular. Creo que me gusta más dar, hacer algo bueno». De hecho, estaba pensando en iniciar una fundación que le permitiera, por ejemplo, construir un colegio en algún lugar de África…, no tenía muy claro ni qué ni cómo. Y entonces le conté Karibu Sana.
Cinco soñadores: Miguel, Gabriel, Dafne, Ángela y Javier
Tiempo más tarde Miguel coincidió con Gabriel Coll en un evento en Vigo. Gabriel, y Dafne, su mujer, tenían una inquietud similar: si todo su trabajo (dirigen el Instituto Europeo de Psicología Positiva) se focaliza en hacer mejor la vida de sus clientes, ¿cómo no multiplicar esos efectos en personas necesitadas? También andaban pensando en iniciar una fundación. Miguel le habló de Karibu Sana y de un filósofo que vivía como ellos en Madrid… En mayo Javier fue a visitar a Gabriel y Dafne en sus oficinas. La reunión acabó con sonrisas.
Visita a la FPS
Un día de octubre Javier convocó a ambos para conocer la Fundación Promoción Social. Así podían ver de cerca una fundación con más de 30 años de experiencia, podían preguntar todas sus dudas y descubrir la profesionalidad que exige un trabajo bien hecho en el campo de la cooperación. De esa reunión, agradable y productiva, surgió la idea de reconducir el proyecto inicial: ¿Y si en vez de empezar algo nuevo apoyaran algo que ya funciona y que redundará en beneficios reales e inmediatos para una multitud de niños en edad escolar? ¿Y si colaboran con Karibu Sana de una forma ‘estructural’?
Kwetu, el mejor sitio para estar
¿Un viaje a Nairobi?
Así surgió la idea de viajar con Javier Aranguren a Nairobi en enero, los días en que Javier tenía previsto dar unas clases en Strathmore University, y así podían conocer de primera mano el proyecto y decidir con toda tranquilidad.
Sin embargo, los planes se torcieron: a Javier le encontraron un tumor y la oncóloga fue inflexible. «Tú no vas a Kenia, querido, sino a quimioterapia». Miguel y Gabriel (y Ángela y Dafne) tuvieron que tomar una decisión no demasiado fácil: ¿ir a Nairobi solos? ¿Sería seguro? ¿Habría algo que hacer? Superaron el vértigo con valor, Javier les organizó un plan de visitas («Así descubriréis lo que es la hospitalidad keniana, y veréis Karibu Sana sin mi mediación ni mi influencia…»), y el 4 de enero despegaban rumbo a África del Este.
En Desert Streams: al cuidado de los más necesitados
Han contado su viaje en Instagram. Quedaron deslumbrados de la acogida de Sister Carol, de Michael Babu y Strathmore, de Desert Streams. Durmieron en Kwetu junto a los niños de la calle. Probaron su comida, sus matatus, sus sueños. Analizaron multitud de problemas (sobre todo de sostenibilidad y motivación) que encaran esas personas heroicas que dedican sus vidas a los más necesitados a veces en condiciones laborales muy difíciles e inestables. Dieron clases en inglés. Hicieron deportes con niños, con trabajadores sociales, con monjas (ellas eran más fuertes que guerreros masai). Visitaron un parque nacional y caminaron entre antílopes. Y descubrieron con sus propios ojos que el Proyecto Karibu Sana encajaba perfectamente con sus sueños.
Ahora
Ha pasado más de un mes desde su vuelta. Hemos decidido colaborar. Miguel y Gabriel, y Dafne y Angela, y sus instituciones, aportan muchísimos: tanto en contenidos con los que queremos formar a profesores y educadores de Kwetu y de colegios de los barrios de chabolas de Nairobi, como en dinamismo y en conocimiento de cómo usar las redes sociales. Además tienen cientos, miles de amigos, muchísimos de ellos interesados también en la filosofía del dar. De hecho, estamos notando un alentador aumento de donaciones que ayudarán a que el proyecto crezca y a que los beneficiarios sean más y estén mejor atendidos.
Encontraréis los enlaces a sus plataformas en la portada de esta web, junto con la Fundación Promoción Social. Los tres, más Luk Comunicación y Strathmore University, son las piezas clave para que este proyecto siga en marcha y esté ya dando tanto fruto.
Ejercitamos la filosofía del dar
Cien pares de zapatos
PD: En cuanto el tratamiento de mi cáncer empiece a llegar a su final (me quedan dos quimioterapias y una operación, es decir, como mes y medio) nos lanzamos a la publicación del libro sobre Karibu Sana. Se titula Cien pares de zapatos, y lo va a publicar la eEditorial Nueva Ea. Queríamos que yo estuviera otra vez en forma para poder dedicar esfuerzos a su presentación. Los beneficios irán todos al proyecto, y yo creo que será un regalo extraordinario para vuestros amigos.
Todo empezó el 5 de Junio de 2019. Benlly Hidalgo me invitó a ser ponente en el evento que hace de forma anual. SED, Somos Emprendedores Digitales, en Vigo. Ahí coincidí con Miguel Camarena. Me contó que estaba en proceso de crear una fundación. La meta es colaborar con un profesor de Filosofía que tenía un proyecto en Kenia desde 2016. Eso me interesa le dije, y me explicó cómo lo estaban organizando todo.
En el Instituto Europeo de Psicología Positiva, donde trabajo, tenemos por costumbre hacer acciones solidarias una o dos veces al año. En Enero de 2019 nos disfrazamos de Reyes Magos y repartimos 459 familias sin recursos. Pero teníamos ganas de hacer algo más constante en el tiempo.
Coincidió que los 3 (Miguel, Javier y yo) vivimos en Madrid, eso facilitó las cosas para conocer a Javier en persona y reunirnos con Fundación Promoción Social. “Parece que lo tienen muy bien montado” me decía a mi mismo. En verano de 2019, Miguel y yo tomamos la decisión de acompañar a Javier en Enero de 2020 a Nairobi. Tenía que impartir unas clases en la Universidad de Strathmore y así aprovechamos su viaje para que nos enseñara en primera persona el gran trabajo que hacía el equipo de Sister Carol junto a su equipo.
En Noviembre de 2019 supimos que Javier no nos podía acompañar debido a su proceso médico. No te voy a engañar, tuve mis dudas si esperar a la próxima o ir. Pero al final decidimos lanzarnos y descubrir Kenia. Gran decisión!!!
4 de Enero de 2020, aterrizamos en Nairobi International Airport. Nos sorprendieron más de 12 niños y Sister Carol con su cálida bienvenida.
De ahí fuimos a KWETU RUAI, es el hogar de 70 niños rescatados de la calle. Viven con las monjas y los asistentes sociales. Una vez superado el proceso de 3 meses de desintoxicación de KWETU MADARAKA se convierte en su hogar.
Llegamos tarde, teníamos preparadas dos de sus mejores habitaciones. El nivel de hospitalidad y la capacidad de compartir su plato favorito contigo nos cautivó. Generó en nosotros un gran respeto desde el minuto uno.
Domingo 5 de Enero, 6:30 de la mañana, suena el despertador. Tenía una mezcla de sueño profundo y ganas de vivir la primera experiencia. Así que nos despertamos y acompañamos a todos a la misa de las 7:00. Era la única en inglés, la de las 8:00 y las 11:30 eran en kswahili. No fue una misa normal, fue una fiesta. Sinceramente, en Madrid no suelo ir a misa, pero era fácil acompañarles y empaparnos de su cultura desde dentro.
Al volver al hogar nos esperaba un gran desayuno de domingo. Aprovechamos para entregar los juguetes y la ropa que les habíamos traído. Nos lo pasamos en grande, fue como la segunda fiesta del domingo. Que agradecidos estaban. Conversando con Sister Bennedetta y Jonathan (Trabajador social) nos dimos cuenta que faltaba formación en actitud y mentalidad positiva. Así que decidimos aprovechar nuestro viaje para motivar a los chicos e incentivarles a valorar la situación en la que estaban en este momento. El diario de gratitud fue nuestra primera aportación.
Aprovechamos para jugar con ellos a fútbol y baloncesto. Hay que reconocer que están en muy buena forma 😉
Nos quedamos asombrados de la cooperación en limpieza y cocina. Al ser domingo la cocinera tenía su día libre. Como no, decidimos arremangarnos y aprender a hacer Chapatis, la típica tortita de Kenia.
Tanto Miguel como yo coincidimos en que este viaje ha sido una de las mejores experiencias de nuestra vida. Si tuviera que resumirlo te diría: Te hace valorar y ser mejor persona.
Si quieres conocer con más detalle y seguir paso a paso cada día, puedes ver estos vídeos:
En la entrada de esta semana solo os quiero adjuntar el informe de la actividad de Karibu Sana en 2019. Lo tenéis en la portada de la web y también aquí.
Lo he redactado yo. Quiero agradecer a Michael Babu, Strathmore University y a Fundación Promoción Social los datos que me han enviado así como su gran trabajo. Y a Manuel Domínguez Churruca y a su empresa Luk Comunicación el excelente diseño del informe, otra de sus muchas aportaciones a la comunicación de este proyecto.
¡Espero que lo disfrutes!
Uno de los grupos que estrenan internadoOrgullosos de sus uniformes
Hacía tiempo que no os escribía, y todas las noticias son buenas.
La primera,
que en breve os pasaré un informe económico de 2019. Está preparado pero lo estamos poniendo bonito. Ha sido un año fantástico para Karibu Sana. Hemos hecho algunas inversiones interesantes (sobre todo la granja para Kwetu Home of Peace) y cubierto la educación de muchos niños. Y los donativos han sido muy generosos.
Samuel. El año pasado lo re-rescatamos de la calle. Va muy bien
La segunda,
que el año recién empezado pinta muy bien. En parte porque hemos llegado a los 200 niños y niñas en la escuela. Y porque muchos de ellos llevan ya tres o cuatro años con nosotros, y todo eso está teniendo una eficacia tremenda. Estáis cambiando a mejor la vida de muchos niños, y con eso las de sus familias y su futuro.
William, también re-rescatado. Feliz y estudiando
La tercera,
que acaban de pasar una semana en Nairobi Miguel Camarena (de Miguel Camarena Salud) y Gabriel Coll (Ceo del Instituto Europeo de Psicología Positiva), dos amigos a los que he conocido a través de Karibu Sana. Han ido a conocer Kwetu, Strathmore, Desert Streams…, y algunos de los niños a los que ayudamos. Los dos trabajan mucho en redes sociales (Miguel tiene más de 170.000 seguidores en Instagram: búscalo) y una inmensa sensibilidad social. Con su ayuda, su saber hacer en redes, vamos a dar una gran visibilidad al Proyecto Karibu Sana que va a significar un incremento en el número de donantes y un gran crecimiento en el número de beneficiarios. Tendremos reuniones con ambos y espero que eso sirva para dar un gran empujón. Aquí podéis ver uno de sus vídeos del viaje.
La cuarta,
vía WhatsApp he mantenido durante las navidades muchas conversaciones con algunos de nuestros beneficiarios, con Judy (directora de Desert Streams), con Sister Carol (directora de Kwetu Home of Peace). Ellos estaban en el periodo de vacaciones largas. Es muy animante constatar el bien que vamos haciendo a tantos, y el crecimiento humano e intelectual de todos ellos. Al finalizar este curso se nos abrirá el reto de la etapa de educación superior, pues ya serán varios los que acaben la educación secundaria. Tenemos localizadas varias escuelas de formación profesional y universidades. Les pediremos y exigiremos que apliquen a todas las becas posibles, y espero que podamos apoyarles en complementar lo que necesiten.
Sara con Victor. Ella es un gran apoyo en Nairobi
La quinta,
a finales de noviembre me descubrieron (a Javier Aranguren) un tumor en el colon. He empezado con una quimioterapia a la que seguirá una cirugía para quitar la parte afectada. No hay metástasis ni ganglios afectados, y el pronóstico es bueno. El tratamiento me deja un poco doblado, y ha impedido que viajara el 4 de enero a Nairobi con Miguel y Gabriel para hacerles de guía. Además estoy de baja laboral: uno no queda muy en condiciones de mantener un ritmo de trabajo normal cuando la química que te meten dicen que te está curando. Por estas razones he escrito menos (¡quizá lo agradecerás!). A la vez me da gran alegría comprobar que el Proyecto Karibu Sana funciona perfectamente sin que yo tenga que estar encima: tanto la Fundación Promoción Social como Michael Babu y Strathmore University son excelentes profesionales. Y eso es lo más importante: estar en condiciones de servir a nuestros beneficiarios y donantes como merecen ser servidos. ¡Con eso basta! Si Dios quiere, a finales de marzo podré empezar a ver esta ‘etapa oncológica’ como una experiencia enriquecedora…
Los niños acaban de incorporarse al nuevo curso (empieza en enero). Los uniformes, zapatos y libros ya están en uso, y la realidad de una vida mejor está presente en todos ellos. ¡Gracias!
Las dos fotos de arriba tienen una diferencia de 4 años. En la primera, un niño llamado Víctor era un pillo lleno de felicidad que pasaba casi todo el día en la calle porque sus padres no tenían medios para mandarle a la escuela. Se movía por distintos barrios, pasaba el tiempo, pedía para poder comer y era feliz. Tenía 13 años.
En la segunda, ya con 17, tenemos al mismo Víctor, también feliz, pero en otro contexto: lleva cuatro años yendo al colegio de forma ininterrumpida. Los dos últimos ha estado en un internado y su media académica está por encima del notable. «Cuando nos conocimos yo era un niño que pasaba el día en la calle. Ahora lo que quiero es ser ingeniero».
Listo, guapo, adolescente, con novieta…, tiene la vida que debería tener todo adolescente. Todavía vive en una chabola (aunque ya solo durante las vacaciones), le quedan dos cursos para poder pasar a la universidad, y es el por su culpa que empezó Karibu Sana. Creo que su trayectoria también explica perfectamente nuestro proyecto.
El brillante Vincent
Las notas de Vincent: una auténtica proeza
Aquí os pongo las notas de Vincent. Son del examen nacional de paso de primaria a secundaria: como una primera selectividad. Es el mismo examen para todo el país, ya sea en carísimos colegios privados como en escuelas de zonas deprimidas que no tienen ni libros. La madre de Vincent, la magnífica Zipporah, vive en una chabola. Él va a un internado. Su nota, por encima de 400 puntos, es pura excelencia y la comparten solo el 5% de los alumnos del país. Vincent es nuestro alumno más brillante. Tiene 14 años.
Sharon
Sharon contando su curso
Y ella es Sharon, que acaba de terminar 1º de secundaria. Su madre quería ponerla a trabajar pero nosotros le hicimos una ‘OPA hostil’ y la pudimos llevar a un internado. No es de grandes notas (¡vivan los talentos medios!), pero le estamos ayudando a tener una primera adolescencia muy feliz.
Moses Javier y Javier: clara afinidad
Y una foto de Moses Javier, porque siempre estalla de alegría.
Pongo de foto de la entrada a Millicent y a Peter. Los dos son hermanos de Damaris. Los dos llevan en Karibu Sana desde el principio. Me escribe Damaris, la tercera de ocho hermanos.
«Espero que estés bien. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerte el incansable apoyo que nos has ofrecido a mí y a mi familia. Que Dios todopoderoso te bendiga abundantemente, haga crecer tu territorio y proteja a ti y a tu familia de todo mal.
Te quería contar también que estamos todos muy bien y que trabajamos duro en nuestras tareas académicas. Pasaré en enero a ‘Form Three’ (1º de bachillerato) y tengo una media de Sobresaliente (A-).
Por cierto, nos hemos visto obligados a volver a vivir en el slum (barrio de chabolas) de Kayole debido a las deudas de mis padres. Y nuestra hermana pequeña, Rachael, cumplirá tres años al final de diciembre.
De tu querida amiga, Damaris Njoki’.
Damaris, ya una señoritaRoberto, el penúltimoY la increíble Rachael, que empieza en enero con Karibu Sana
Esther
Al día siguiente me llegó otro mensaje de su hermana, Esther, de doce:
«Espero que estés bien. Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Cómo están en tu familia? Te he echado mucho de menos, y estoy segura de que tú también a mí. He visto tu foto: ¡qué guapo estás en España! Te deseo una feliz Navidad y que cuando vengas a Nairobi tengas un viaje muy seguro. Saluda a todas aquellas personas que quieren ayudar. Y si me necesitas, házmelo saber. ERES EL MEJOR DE TODAS LAS PERSONAS QUE CONOZCO. Gracias por quererme a mí y a mi familia, y que Dios te bendiga».
Vincent
Y me escribe Vincent, de trece:
«¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Espero que genial. Yo muy bien, aunque te echo mucho de menos, querido papá. Me va muy bien en el colegio, a la espera de que me lleguen las notas del último curso de primaria. Gracias, Baba, por tu gran trabajo por mi familia. Que Dios te bendiga».
El equipo de Austin. Él de flores.
Adjunto una foto de Austin. Me la ha enviado hoy. Le veis con el pantalón de flores: Austin juega al fútbol con sus compañeros de clase en vez de estar en la calle mendigando. ¡Qué gran avance!
Ana, que fue alumna mía el curso pasado, me invitó a hablar de Karibu Sana en su Congregación Mariana. Asistió un grupo de unos 25 chicos y chicas universitarios, llenos de inquietudes y de ganas de hacer buenas cosas. Me aguantaron casi hora y media, luego estuvimos rezando un buen rato, y mientras compartíamos unas pizzas a eso de las 11,00pm se ofrecieron varios (Sol, María…) a echarnos una mano para dar a conocer Karibu Sana entre universitarios. Una más de las miles de bendiciones que uno recibe gracias a dedicar parte de su tiempo a este fantástico proyecto.
El cartel del evento, con varios de los chicos de Kwetu
La orfandad de Moses
Y una mala noticia:
Murió la madre de Moses Wafula, un niño al que ayudé a rescatar de la calle, al que llevamos a un internado, y que se ha quedado totalmente huérfano junto con sus tres hermanos. Su situación era tan desesperada que llevaba tres días por todo Kibera pidiendo dinero a la gente para que le ayudaran a enterrarla y a comprar un ataúd. Le hemos pagado ambas cosas, y le he mandado todo el cariño de su nueva familia, Karibu Sana.
Meshack, Moses, Jackson y Peter. Ahora somos la familia de los cuatro
Ayer tuve un momento de duda. Me escribió Michael Babu desde Nairobi y me hizo una proyección de nuestros proyectos y nuestras necesidades (que no son nuestras, sino de los chicos y chicas a los que ayudamos). Me hablaba de 125 estudiantes por un lado (todos los que ha ido ‘adoptando’ Karibu Sana para darles becas de colegios de día o de internados) y de 45 estudiantes por otro (niños de Kwetu, rescatados de la calle, que encuentran en ir a un colegio interno la única salida real para no volver a la calle.
Digo que dudé porque entre eso, ayudas que hacemos a algunas familias, un grupo de niños y niñas que hemos rescatado de entornos familiares altamente hostiles, etc., el presupuesto para 2020 ascendía a casi 90.000€. Me entró vértigo.
Además vengo notando que cuesta hacer nuevos colaboradores (¡cooperantes!) dispuestos a donar poco, algo o mucho dinero con el propósito de dar educación a los niños que no tienen nada. Y llevamos muchos meses presentándonos a convocatorias de empresas, y casi todas encuentran nuestro proyecto muy interesante «pero lamentablemente en este momento no podemos atender…», y lo llevamos con una sonrisa, y damos las gracias, y me vienen a la cabeza los niños que podrían quedarse sin escuela, o en la calle, o con hambre.
… a la solución…
Me entró tanto vértigo que me vino a la cabeza la única solución posible. En donde trabajo, la Universidad Francisco de Vitoria, había ese día una vela al Santísimo pidiendo por la vida. ¿Y qué sino vida es lo que quiere Karibu Sana para los pequeños de Kenia? Total, que me metí en la capilla, me arrodillé, y me puse a rezar con la intensidad de quien es consciente de que ya no puede hacer más a fuerza de brazos. Y creí quedarme tranquilo.
Aquí llegaron los regalos de una Primera Comunión
… y a la sorpresa.
Al volver a mi despacho, consulté el móvil. Había entrado un correo electrónico informando de una donación de 2.000€ que me enviaba una familia de Bilbao porque les había salido un negocio y querían apoyar.
Por la noche entró otro correo. Era un tal Rubén. Contaba que trabaja en una agencia de viajes que quiere abrir un tour por Kenia. Que vio nuestra web y que les ha gustado tanto que querrían aportar parte de sus beneficios.
Y luego Javier, que se olvidó pasar de donar en la antigua cuenta a la nueva, que quería retomar y ponerse al día enviando lo que no había mandado en 16 meses, que ese era su compromiso y que lo haría encantado.
Y un correo de Peter, un chico de padre keniano y madre española que vive en un colegio mayor de Pamplona, y que querrían organizar una fiesta benéfica para Karibu Sana. Y uno de mis alumnos, antiguo de un colegio de Madrid, que podría proponer a una de esas clases tomar a Karibu como objetivo solidario.
Y una llamada de Alfonso, compañero lejano de colegio, con el que me encontré tras 30 años el pasado sábado, y que está muy interesado en colaborar con nosotros.
Y una inmobiliaria de Madrid que me dice que han vendido un piso de una persona a la que yo les presenté y que me quieren entregar parte de su beneficio como agradecimiento.
Y dos primeras comuniones de niño y niña de Madrid y Alicante que han enviado lo que hubieran sido sus regalos en forma de ayuda.
Y todo en una tarde, sin yo hacer nada, en un extraño momento de desánimo… A Dios gracias.
PD: Hoy es el tercer cumpleaños de Moses Javier, otra bendición del Cielo.
PPD: Gratísima reunión con Clara y Leire, ya decididas a construir en Kwetu una casa dormitorio para niños que acaben el programa de reinserción y quieran acabar la Primaria en el colegio al que están acostumbrados.