El momento Lucky Luke

La crisis del Covid-19 ni está resultando sencilla ni breve. Lo que para nosotros ya es un esfuerzo y una contradicción, en un país como Kenia es un problema muy serio. Necesitan un factor de suerte (Luck) y nuestros beneficiarios no dudan de que esta les ha llegado por nosotros.

La situación

Imaginaos una vida en la que el ahorro es imposible, donde se pretende que te confines en una chabola de 10 metros cuadrados que compartes con seis personas, en la que la economía se ha paralizado y hay serias dificultades para hacer una comida al día.

Imaginaos un país que cerró los colegios en marzo (el curso empieza en enero) y no tiene posibilidad de aprendizaje on-line y el ministerio ha decidido retomar la educación en enero, suponiendo eso que todos los niños van a repetir curso en 2021.

«¿Cuándo podré volver a clase, estar segura?», pregunta Diana.

Un lugar en el que muchos niños usaban el internado como refugio ante el caos y la pobreza familiar y estando este cerrado están en riesgo de volver a vivir en la calle. En el que hablas con una adolescente de 15 años y te comparte sus ganas de estudiar y su miedo a quedarse embarazada por el peligroso ambiente propio de los ‘slums’ o barrios de chabolas.

¿Qué estamos haciendo desde Karibu Sana?

Hemos recibido una carta de agradecimiento de Destiny Junior, un colegio del slum de Mathare (podéis saber de las condiciones de este sitio en un reportaje de El País que encontraréis aquí) al que financiamos el alquiler del local durante los meses de pandemia, pues están sin ingreso alguno. En ese slum han cerrado 30 colegios, así como 26 en el slum de Huruma, y muchos más en todos estos asentamientos informales, dejando en la calle cada uno de ellos a más de 200 alumnos. En Destiny Junior financiamos a 60 chicos y chicas y no podíamos dejarles sin escuela.

Carta de agradecimiento de Destiny Junior

Lo mismo tratamos de hacer con Desert Streams y con Transform School en Kibera, dos colegios con los que llevamos años de relación, que lo hacen muy bien para los medios que tienen, y a los que estamos apoyando para que puedan pagar algún sueldo a los profesores en estos tiempos en los que no tienen ingresos porque no tienen alumnos..

Hemos recibido casi 12.000€ del Banco de Sabadell. Con ellos, y 9.000 más que ponemos desde Karibu Sana (una persona donó específicamente para este fin), emprendemos la ampliación de un dispensario médico que atienden en  Kwetu Home of Peace (las monjas que rescatan niños de la calle) en Ruai, una zona rural cercana a Nairobi. Con la ampliación podrán atender a embarazadas, partos y pediatría de las familias locales, para las que es tan complicado asistir a un hospital. Eso permitirá aumentar los ingresos (y la auto sostenibilidad) de Kwetu.

Hemos aceptado a 27 nuevos candidatos a becas escolares. Con eso ya tenemos 324, lo que supondrá en 2021 un coste de unos 85.000€ que saldrán de la generosidad de tantos.

A MJ, que solo habla kswahili, le encanta poner caras

Mientras, son varios los niños y familias que me escriben con frecuencia, casi siempre a través de WhatsApp. Siempre es conmovedor ver su alegría y la enorme ilusión que ponen cada día por aprovechar la oportunidad que han recibido. Así me lo dice casi a diario Víctor, el primero, ya con 17 años y casi 5 de ellos bajo el paraguas de Karibu Sana. «Está siendo un camino largo, y yo todavía me encuentro en la senda hacia el éxito. Un ganador es alguien que sueña y que no se rinde», dice el sentencioso muchacho. Lucky boy!, Lucky Luke!

Y un regalo

Una última noticia: me escribía el otro día una persona para contarme que su hija, que hará la Primera Comunión en septiembre, había decidido pedir como regalo dinero para Karibu Sana. Un año más se produce este milagro de generosidad.

Ante el Covid 19

Hacía tiempo que no escribía. He tenido una buena excusa: enfermé de Covid 19 a primeros de marzo. Y me ocurrió justo tras mi 6ª quimioterapia, es decir, cuando me encontraba sin ningún tipo de defensa en mi cuerpo. Como consecuencia, tuve que ingresar de urgencia en el hospital, pasé 36 días en la UCI (los primeros quince intubado, sedado y en peligro eminente de morir) y 9 más en la planta normal de habitaciones.Gracias a Dios lo acabé superando y desde el 24 de abril estoy recuperándome en casa. Eso sí, he retomado el tratamiento de mi tumor (interrumpido durante esa enfermedad), y ahora estoy con radioterapia y a la espera de cirugía. Pero todo va a ir muy bien.

Durante este largo periodo de confinamiento Karibu Sana ha seguido en marcha. Primero es necesario agradeceros a todos los donantes vuestra fidelidad con estos niños: nadie se ha dado de baja. Al contrario, ha crecido el número de donaciones recurrentes. Eso, unido a un par de convocatorias de ayudas que nos han concedido, se traduce en más oportunidades de servir a niños necesitados.

¡330 niños y niñas en el colegio!

En Kenia están también confinados. Los colegios han cerrado hasta septiembre. Aunque entre nuestros beneficiarios no hay enfermos sí que les afecta mucho la situación. Para muchos de estos niños la escuela es el único modo de asegurar tres comidas al día (dos de ellas en el colegio). El confinamiento de los padres es limitado: necesitan encontrar algo de trabajo cada día para comprar la comida de esa jornada. Estamos ayudando a algunas familias que necesitaban lo más básico. También hacemos un seguimiento de los antiguos niños de Kwetu que tenemos en internados para asegurar que no vuelven a la calle.

En este periodo nos han pedido ayuda desde un colegio en Éldoret, la tercera ciudad del país. Lo llevan las mismas monjas que dirigen Kwetu Home of Peace, y atienden a niños muy necesitados. Nos hablan de 27 alumnos. Con ellos llegaríamos a 330 beneficiarios directos en becas de educación: ¡no damos a basto! Pero también es un reto apasionante para el que continuamos necesitando vuestra ayuda (tanto con aportaciones como compartiendo Karibu Sana con amigos).

Como gran proyecto de construcción, estamos estudiando la ampliación de un dispensario médico en Kwetu Home of Peace. Con eso se conseguiría atender médicamente a una amplia población rural a la vez que se asegurarían ingresos en esta iniciativa dedicada a rescatar niños de la calle. Ya tienen un dispensario, pero doblaríamos su tamaño y añadiríamos un departamento para atender a embarazadas y recién nacidos. en esto queremos emplear lo obtenido en una de esas convocatorias de empresas. Iré aumentando la información.

Me consta que la crisis que afrontamos tras el Covid 19 va a ser dura, pero también que la generosidad en tiempos de necesidad es más importante que nunca. recordad también que las donaciones tienen una gran desgravación: el 80% de los primeros 150€, y el 35% de los demás. Con poco, de verdad, puedes hacer mucho. Cada uno de esos niños y niñas lo merece, y nosotros aprendemos también mucho cuando damos.

El cumpleaños de Cassandra

Termino con un ejemplo: el cumpleaños de Cassandra. Ella pidió como regalo dinero para Karibu Sana. Recaudó más de 400€. Este año, en el que todavía no hemos tenido Primeras Comuniones donadas a Karibu Sana, actos como el de Cassi nos llenan de ilusión y de esperanza.

¿Te imaginas cambiando el mundo porque cambias a fondo una vida? Eso es Karibu Sana.

Niños de Mathare

El slum

Mathare es uno de los múltiples slums (barrios de chabolas) de Nairobi. Situado en el este de la ciudad, ocupa 4 kilómetros cuadrados y tiene unos 700.000 habitantes. Lógicamente, las condiciones de vida allí son de poco más que de supervivencia: congestión, paro, crimen, prostitución, etc.

Siguiendo las consecuencias del tribalismo keniano, las distintas tribus (kikuyu, luo, luya…) apenas se mezclan entre ellas. Se carece de agua corriente, de carreteras que permitan servicios de emergencia (bomberos, ambulancias). Como en otros slums, las viviendas se construyen con barro, madera y metal.

El dédalo de callejas en Mathare

EducÁfrica

Aquí empezó a trabajar EducÁfrica, una ONG chilena que busca brindar oportunidades a niños que viven en situación de extrema vulnerabilidad en el continente africano, a través del apadrinamiento integral de proyectos educativos. Han trabajado durante cinco años en Mathare, haciendo lo mismo que Karibu Sana: identificando a niños en una situación extrema de vulnerabilidad y financiando su educación.

En estos momentos atienden a 44 alumnos (y alumnas) de Secundaria. Cada uno de ellos necesita 25.000 chelines kenianos para pagar su matrícula, es decir, unos 220 euros por todo un año de escolaridad (clases, comida, seguridad, educación…). Atienden también a 60 niños y niñas de Primaria. La matrícula de estos (niños entre 6 y 14 años) es de 13.500 chelines kenianos al año, es decir, 120 euros anuales (¡10 euros mensuales!). 

 

104 alumnos más

El coste total de la atención a los 104 alumnos asciende a 9.680 euros los alumnos de secundaria y 7.200 euros los de primaria. Los dos grupos juntos, 16.880 euros anuales.

EducAfrica, como Karibu Sana, cuenta como socio local (la entidad que controla que el gasto se hace correctamente, y que los niños van a la escuela y se benefician de la ayuda) con el departamento de Cooperación Social de Strathmore University. La gestión es eficaz y transparente.

Pero hay un problema: Chile, país en el que está EducAfrica, está pasando por una fuerte crisis social, y las donaciones para este proyecto han bajado mucho. Han conseguido pagar el primer trimestre de este curso (enero–marzo), pero son conscientes de las grandes dificultades que tienen para poder seguir pagando esas matrículas. Desde Strathmore han compartido esta inquietud con Karibu Sana. Y vemos muy claro que, en la medida de los posible, ninguno de estos alumnos debería quedarse sin escuela (en Mathare solo hay tres colegios nacionales o públicos para unos 70.000 estudiantes; si no se paga el colegio al que asisten, sencillamente se les deja en la calle. Y la calle, en un slum, no es una opción para un menor de edad).

Mapa de los slums de Nairobi

Posibles donantes

Total, que hemos empezado a movernos para buscar apoyo a este nuevo proyecto que se une a los 200 niños y niñas a los que atendemos en la actualidad. Y, de nuevo, las oportunidades han ido apareciendo:

  1. Hace dos días nos llamaron desde una plataforma de ayudas al desarrollo. Una firma de abogados se había dirigido a ellos en busca de un proyecto de ayuda relacionado con la educación, y ellos pensaron en Karibu Sana. Podrían aportar entre 3.000 y 5.000 euros;
  2. Ayer mismo un gran amigo me contaba que le habían ido bien las cosas con una venta, y que sentía la necesidad de ayudar más a los necesitados. Él y su familia ya son miembros activos de Karibu Sana, pero pensaba que este proyecto de Mathare (que le contaba yo mientras comíamos) sería perfecto para aumentar su colaboración, y hablaba de otros 5.000 euros;
  3. Por otro lado, los nuevos socios promotores de Karibu Sana (Miguel Camarena Salud y el Instituto Europeo de Psicología Positiva) están atrayendo a nuevos donantes que harán posible que estos niños, y tantos otros, sigan adelante con su educación, a pesar de las dificultades, a pesar de los problemas.

Karibu Sana y sus nuevos socios

Miguel Camarena y Gabriel Coll

Dos (cuatro) valientes

Debo reconocer que son unos valientes. El pasado mes de marzo un alumno me presentó a Miguel Camarena. Cenamos una noche y Miguel compartió conmigo parte de sus sueños: dedicado al deporte y a mejorar la vida de sus clientes por medio de ejercicio, dieta y motivación, decía que todos los años donaba, de acuerdo con Ángela, su mujer, parte de sus beneficios para tareas sociales. «Las cosas me van bien, pero por mi estilo de vida no estoy especialmente interesado en un gran coche o en una casa espectacular. Creo que me gusta más dar, hacer algo bueno». De hecho, estaba pensando en iniciar una fundación que le permitiera, por ejemplo, construir un colegio en algún lugar de África…, no tenía muy claro ni qué ni cómo. Y entonces le conté Karibu Sana.

Cinco soñadores: Miguel, Gabriel, Dafne, Ángela y Javier

Tiempo más tarde Miguel coincidió con Gabriel Coll en un evento en Vigo. Gabriel, y Dafne, su mujer, tenían una inquietud similar: si todo su trabajo (dirigen el Instituto Europeo de Psicología Positiva) se focaliza en hacer mejor la vida de sus clientes, ¿cómo no multiplicar esos efectos en personas necesitadas? También andaban pensando en iniciar una fundación. Miguel le habló de Karibu Sana y de un filósofo que vivía como ellos en Madrid… En mayo Javier fue a visitar a Gabriel y Dafne en sus oficinas. La reunión acabó con sonrisas.

Visita a la FPS

Un día de octubre Javier convocó a ambos para conocer la Fundación Promoción Social. Así podían ver de cerca una fundación con más de 30 años de experiencia, podían preguntar todas sus dudas y descubrir la profesionalidad que exige un trabajo bien hecho en el campo de la cooperación. De esa reunión, agradable y productiva, surgió la idea de reconducir el proyecto inicial: ¿Y si en vez de empezar algo nuevo apoyaran algo que ya funciona y que redundará en beneficios reales e inmediatos para una multitud de niños en edad escolar? ¿Y si colaboran con Karibu Sana de una forma ‘estructural’?

Kwetu, el mejor sitio para estar

¿Un viaje a Nairobi?

Así surgió la idea de viajar con Javier Aranguren a Nairobi en enero, los días en que Javier tenía previsto dar unas clases en Strathmore University, y así podían conocer de primera mano el proyecto y decidir con toda tranquilidad.

Sin embargo, los planes se torcieron: a Javier le encontraron un tumor y la oncóloga fue inflexible. «Tú no vas a Kenia, querido, sino a quimioterapia». Miguel y Gabriel (y Ángela y Dafne) tuvieron que tomar una decisión no demasiado fácil: ¿ir a Nairobi solos? ¿Sería seguro? ¿Habría algo que hacer? Superaron el vértigo con valor, Javier les organizó un plan de visitas («Así descubriréis lo que es la hospitalidad keniana, y veréis Karibu Sana sin mi mediación ni mi influencia…»), y el 4 de enero despegaban rumbo a África del Este.

En Desert Streams: al cuidado de los más necesitados

Han contado su viaje en Instagram. Quedaron deslumbrados de la acogida de Sister Carol, de Michael Babu y Strathmore, de Desert Streams. Durmieron en Kwetu junto a los niños de la calle. Probaron su comida, sus matatus, sus sueños. Analizaron multitud de problemas (sobre todo de sostenibilidad y motivación) que encaran esas personas heroicas que dedican sus vidas a los más necesitados a veces en condiciones laborales muy difíciles e inestables. Dieron clases en inglés. Hicieron deportes con niños, con trabajadores sociales, con monjas (ellas eran más fuertes que guerreros masai). Visitaron un parque nacional y caminaron entre antílopes. Y descubrieron con sus propios ojos que el Proyecto Karibu Sana encajaba perfectamente con sus sueños.

 

Ahora

Ha pasado más de un mes desde su vuelta. Hemos decidido colaborar. Miguel y Gabriel, y Dafne y Angela, y sus instituciones, aportan muchísimos: tanto en contenidos con los que queremos formar a profesores y educadores de Kwetu y de colegios de los barrios de chabolas de Nairobi, como en dinamismo y en conocimiento de cómo usar las redes sociales. Además tienen cientos, miles de amigos, muchísimos de ellos interesados también en la filosofía del dar. De hecho, estamos notando un alentador aumento de donaciones que ayudarán a que el proyecto crezca y a que los beneficiarios sean más y estén mejor atendidos.

Encontraréis los enlaces a sus plataformas en la portada de esta web, junto con la Fundación Promoción Social. Los tres, más Luk Comunicación y Strathmore University, son las piezas clave para que este proyecto siga en marcha y esté ya dando tanto fruto.

Ejercitamos la filosofía del dar

 

Cien pares de zapatos

PD: En cuanto el tratamiento de mi cáncer empiece a llegar a su final (me quedan dos quimioterapias y una operación, es decir, como mes y medio) nos lanzamos a la publicación del libro sobre Karibu Sana. Se titula Cien pares de zapatos, y lo va a publicar la eEditorial Nueva Ea. Queríamos que yo estuviera otra vez en forma para poder dedicar esfuerzos a su presentación. Los beneficios irán todos al proyecto, y yo creo que será un regalo extraordinario para vuestros amigos.

En breve lo tendrás en tus manos…

Informe Karibu Sana 2019

En la entrada de esta semana solo os quiero adjuntar el informe de la actividad de Karibu Sana en 2019. Lo tenéis en la portada de la web y también aquí.

Lo he redactado yo. Quiero agradecer a Michael Babu, Strathmore University y a Fundación Promoción Social los datos que me han enviado así como su gran trabajo. Y a Manuel Domínguez Churruca y a su empresa Luk Comunicación el excelente diseño del informe, otra de sus muchas aportaciones a la comunicación de este proyecto.

¡Espero que lo disfrutes!

Uno de los grupos que estrenan internado
Orgullosos de sus uniformes

A comienzo de año

Hacía tiempo que no os escribía, y todas las noticias son buenas.

La primera,

que en breve os pasaré un informe económico de 2019. Está preparado pero lo estamos poniendo bonito. Ha sido un año fantástico para Karibu Sana. Hemos hecho algunas inversiones interesantes (sobre todo la granja para Kwetu Home of Peace) y cubierto la educación de muchos niños. Y los donativos han sido muy generosos.

Samuel. El año pasado lo re-rescatamos de la calle. Va muy bien

La segunda,

que el año recién empezado pinta muy bien. En parte porque hemos llegado a los 200 niños y niñas en la escuela. Y porque muchos de ellos llevan ya tres o cuatro años con nosotros, y todo eso está teniendo una eficacia tremenda. Estáis cambiando a mejor la vida de muchos niños, y con eso las de sus familias y su futuro.

William, también re-rescatado. Feliz y estudiando

La tercera,

que acaban de pasar una semana en Nairobi Miguel Camarena (de Miguel Camarena Salud) y Gabriel Coll (Ceo del Instituto Europeo de Psicología Positiva), dos amigos a los que he conocido a través de Karibu Sana. Han ido a conocer Kwetu, Strathmore, Desert Streams…, y algunos de los niños a los que ayudamos. Los dos trabajan mucho en redes sociales (Miguel tiene más de 170.000 seguidores en Instagram: búscalo) y una inmensa sensibilidad social. Con su ayuda, su saber hacer en redes, vamos a dar una gran visibilidad al Proyecto Karibu Sana que va a significar un incremento en el número de donantes y un gran crecimiento en el número de beneficiarios. Tendremos reuniones con ambos y espero que eso sirva para dar un gran empujón. Aquí podéis ver uno de sus vídeos del viaje.

La cuarta,

vía WhatsApp he mantenido durante las navidades muchas conversaciones con algunos de nuestros beneficiarios, con Judy (directora de Desert Streams), con Sister Carol (directora de Kwetu Home of Peace). Ellos estaban en el periodo de vacaciones largas. Es muy animante constatar el bien que vamos haciendo a tantos, y el crecimiento humano e intelectual de todos ellos. Al finalizar este curso se nos abrirá el reto de la etapa de educación superior, pues ya serán varios los que acaben la educación secundaria. Tenemos localizadas varias escuelas de formación profesional y universidades. Les pediremos y exigiremos que apliquen a todas las becas posibles, y espero que podamos apoyarles en complementar lo que necesiten.

Sara con Victor. Ella es un gran apoyo en Nairobi

La quinta,

a finales de noviembre me descubrieron (a Javier Aranguren) un tumor en el colon. He empezado con una quimioterapia a la que seguirá una cirugía para quitar la parte afectada. No hay metástasis ni ganglios afectados, y el pronóstico es bueno. El tratamiento me deja un poco doblado, y ha impedido que viajara el 4 de enero a Nairobi con Miguel y Gabriel para hacerles de guía. Además estoy de baja laboral: uno no queda muy en condiciones de mantener un ritmo de trabajo normal cuando la química que te meten dicen que te está curando. Por estas razones he escrito menos (¡quizá lo agradecerás!). A la vez me da gran alegría comprobar que el Proyecto Karibu Sana funciona perfectamente sin que yo tenga que estar encima: tanto la Fundación Promoción Social como Michael Babu y Strathmore University son excelentes profesionales. Y eso es lo más importante: estar en condiciones de servir a nuestros beneficiarios y donantes como merecen ser servidos. ¡Con eso basta! Si Dios quiere, a finales de marzo podré empezar a ver esta ‘etapa oncológica’ como una experiencia enriquecedora…

Los niños acaban de incorporarse al nuevo curso (empieza en enero). Los uniformes, zapatos y libros ya están en uso, y la realidad de una vida mejor está presente en todos ellos. ¡Gracias!

Han pasado cuatro años

Cuatro años…

Las dos fotos de arriba tienen una diferencia de 4 años. En la primera, un niño llamado Víctor era un pillo lleno de felicidad que pasaba casi todo el día en la calle porque sus padres no tenían medios para mandarle a la escuela. Se movía por distintos barrios, pasaba el tiempo, pedía para poder comer y era feliz. Tenía 13 años.

En la segunda, ya con 17, tenemos al mismo Víctor, también feliz, pero en otro contexto: lleva cuatro años yendo al colegio de forma ininterrumpida. Los dos últimos ha estado en un internado y su media académica está por encima del notable. «Cuando nos conocimos yo era un niño que pasaba el día en la calle. Ahora lo que quiero es ser ingeniero».

Listo, guapo, adolescente, con novieta…, tiene la vida que debería tener todo adolescente. Todavía vive en una chabola (aunque ya solo durante las vacaciones), le quedan dos cursos para poder pasar a la universidad, y es el por su culpa que empezó Karibu Sana. Creo que su trayectoria también explica perfectamente nuestro proyecto.

 

El brillante Vincent

Las notas de Vincent: una auténtica proeza

Aquí os pongo las notas de Vincent. Son del examen nacional de paso de primaria a secundaria: como una primera selectividad. Es el mismo examen para todo el país, ya sea en carísimos colegios privados como en escuelas de zonas deprimidas que no tienen ni libros. La madre de Vincent, la magnífica Zipporah, vive en una chabola. Él va a un internado. Su nota, por encima de 400 puntos, es pura excelencia y la comparten solo el 5% de los alumnos del país. Vincent es nuestro alumno más brillante. Tiene 14 años.

 

Sharon

Sharon contando su curso

Y ella es Sharon, que acaba de terminar 1º de secundaria. Su madre quería ponerla a trabajar pero nosotros le hicimos una ‘OPA hostil’ y la pudimos llevar a un internado. No es de grandes notas (¡vivan los talentos medios!), pero le estamos ayudando a tener una primera adolescencia muy feliz.

Moses Javier y Javier: clara afinidad

Y una foto de Moses Javier, porque siempre estalla de alegría.

¡Buena semana!

Cartas, fotos y tristezas

Damaris

Pongo de foto de la entrada a Millicent y a Peter. Los dos son hermanos de Damaris. Los dos llevan en Karibu Sana desde el principio. Me escribe Damaris, la tercera de ocho hermanos.

«Espero que estés bien. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerte el incansable apoyo que nos has ofrecido a mí y a mi familia. Que Dios todopoderoso te bendiga abundantemente, haga crecer tu territorio y proteja a ti y a tu familia de todo mal.

Te quería contar también que estamos todos muy bien y que trabajamos duro en nuestras tareas académicas. Pasaré en enero a ‘Form Three’ (1º de bachillerato) y tengo una media de Sobresaliente (A-).

Por cierto, nos hemos visto obligados a volver a vivir en el slum (barrio de chabolas) de Kayole debido a las deudas de mis padres. Y nuestra hermana pequeña, Rachael, cumplirá tres años al final de diciembre.

De tu querida amiga, Damaris Njoki’.

 

Damaris, ya una señorita
Roberto, el penúltimo
Y la increíble Rachael, que empieza en enero con Karibu Sana

 

Esther

Al día siguiente me llegó otro mensaje de su hermana, Esther, de doce:

«Espero que estés bien. Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Cómo están en tu familia? Te he echado mucho de menos, y estoy segura de que tú también a mí. He visto tu foto: ¡qué guapo estás en España! Te deseo una feliz Navidad y que cuando vengas a Nairobi tengas un viaje muy seguro. Saluda a todas aquellas personas que quieren ayudar. Y si me necesitas, házmelo saber. ERES EL MEJOR DE TODAS LAS PERSONAS QUE CONOZCO. Gracias por quererme a mí y a mi familia, y que Dios te bendiga».

 

Vincent

Y me escribe Vincent, de trece:

«¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Espero que genial. Yo muy bien, aunque te echo mucho de menos, querido papá. Me va muy bien en el colegio, a la espera de que me lleguen las notas del último curso de primaria. Gracias, Baba, por tu gran trabajo por mi familia. Que Dios te bendiga».

El equipo de Austin. Él de flores.

Adjunto una foto de Austin. Me la ha enviado hoy. Le veis con el pantalón de flores: Austin juega al fútbol con sus compañeros de clase en vez de estar en la calle mendigando. ¡Qué gran avance!

Ana, que fue alumna mía el curso pasado, me invitó a hablar de Karibu Sana en su Congregación Mariana. Asistió un grupo de unos 25 chicos y chicas universitarios, llenos de inquietudes y de ganas de hacer buenas cosas. Me aguantaron casi hora y media, luego estuvimos rezando un buen rato, y mientras compartíamos unas pizzas a eso de las 11,00pm se ofrecieron varios (Sol, María…) a echarnos una mano para dar a conocer Karibu Sana entre universitarios. Una más de las miles de bendiciones que uno recibe gracias a dedicar parte de su tiempo a este fantástico proyecto.

El cartel del evento, con varios de los chicos de Kwetu

 

La orfandad de Moses

Y una mala noticia:

Murió la madre de Moses Wafula, un niño al que ayudé a rescatar de la calle, al que llevamos a un internado, y que se ha quedado totalmente huérfano junto con sus tres hermanos. Su situación era tan desesperada que llevaba tres días por todo Kibera pidiendo dinero a la gente para que le ayudaran a enterrarla y a comprar un ataúd. Le hemos pagado ambas cosas, y le he mandado todo el cariño de su nueva familia, Karibu Sana.

Meshack, Moses, Jackson y Peter. Ahora somos la familia de los cuatro

 

Contra el desánimo: un milagro

Del desánimo…

Ayer tuve un momento de duda. Me escribió Michael Babu desde Nairobi y me hizo una proyección de nuestros proyectos y nuestras necesidades (que no son nuestras, sino de los chicos y chicas a los que ayudamos). Me hablaba de 125 estudiantes por un lado (todos los que ha ido ‘adoptando’ Karibu Sana para darles becas de colegios de día o de internados) y de 45 estudiantes por otro (niños de Kwetu, rescatados de la calle, que encuentran en ir a un colegio interno la única salida real para no volver a la calle.

Digo que dudé porque entre eso, ayudas que hacemos a algunas familias, un grupo de niños y niñas que hemos rescatado de entornos familiares altamente hostiles, etc., el presupuesto para 2020 ascendía a casi 90.000€. Me entró vértigo.

Además vengo notando que cuesta hacer nuevos colaboradores (¡cooperantes!) dispuestos a donar poco, algo o mucho dinero con el propósito de dar educación a los niños que no tienen nada. Y llevamos muchos meses presentándonos a convocatorias de empresas, y casi todas encuentran nuestro proyecto muy interesante «pero lamentablemente en este momento no podemos atender…», y lo llevamos con una sonrisa, y damos las gracias, y me vienen a la cabeza los niños que podrían quedarse sin escuela, o en la calle, o con hambre.

 

… a la solución…

Me entró tanto vértigo que me vino a la cabeza la única solución posible. En donde trabajo, la Universidad Francisco de Vitoria, había ese día una vela al Santísimo pidiendo por la vida. ¿Y qué sino vida es lo que quiere Karibu Sana para los pequeños de Kenia? Total, que me metí en la capilla, me arrodillé, y me puse a rezar con la intensidad de quien es consciente de que ya no puede hacer más a fuerza de brazos. Y creí quedarme tranquilo.

Aquí llegaron los regalos de una Primera Comunión

… y a la sorpresa.

Al volver a mi despacho, consulté el móvil. Había entrado un correo electrónico informando de una donación de 2.000€ que me enviaba una familia de Bilbao porque les había salido un negocio y querían apoyar.

Por la noche entró otro correo. Era un tal Rubén. Contaba que trabaja en una agencia de viajes que quiere abrir un tour por Kenia. Que vio nuestra web y que les ha gustado tanto que querrían aportar parte de sus beneficios.

Y luego Javier, que se olvidó pasar de donar en la antigua cuenta a la nueva, que quería retomar y ponerse al día enviando lo que no había mandado en 16 meses, que ese era su compromiso y que lo haría encantado.

Y un correo de Peter, un chico de padre keniano y madre española que vive en un colegio mayor de Pamplona, y que querrían organizar una fiesta benéfica para Karibu Sana. Y uno de mis alumnos, antiguo de un colegio de Madrid, que podría proponer a una de esas clases tomar a Karibu como objetivo solidario.

Y una llamada de Alfonso, compañero lejano de colegio, con el que me encontré tras 30 años el pasado sábado, y que está muy interesado en colaborar con nosotros.

Y una inmobiliaria de Madrid que me dice que han vendido un piso de una persona a la que yo les presenté y que me quieren entregar parte de su beneficio como agradecimiento.

Y dos primeras comuniones de niño y niña de Madrid y Alicante que han enviado lo que hubieran sido sus regalos en forma de ayuda.

Y todo en una tarde, sin yo hacer nada, en un extraño momento de desánimo… A Dios gracias.

PD: Hoy es el tercer cumpleaños de Moses Javier, otra bendición del Cielo.

PPD: Gratísima reunión con Clara y Leire, ya decididas a construir en Kwetu una casa dormitorio para niños que acaben el programa de reinserción y quieran acabar la Primaria en el colegio al que están acostumbrados.

La aventura de Karibu Sana continúa…, a toda marcha

Buenos días. Hacía tiempo que no escribía. En parte porque acabo de cambiar de trabajo y los aterrizajes llevan un tiempo. En parte porque teníamos en marcha varias gestiones y merecía la pena esperar a que se asentaran para informaros de ellas.

 

Salim, el operado

Primero os pongo la foto de Salim.

Es un niño de Kwetu Home of Peace que se fracturó una mano por varios lugares. Le operaron una vez (¡4.000€!) y se la dejaron fatal: mucho dolor y muchas lágrimas. Y como no tenían dinero para pagar una nueva operación (les pedían, en otro hospital, 1.000€ para empezar a hablar) tuvieron que retrasar la intervención. esta tuvo lugar hace tres días y parece que ha salido bien. Le he pedido a Sister Carol que busque un abogado para reclamar daños y prejuicios al primer hospital, si fuera necesario. Le he dicho también que ayudaremos en lo posible a cubrir parte de los gastos.

Abajo, Gabriel y María (de FPS). Arriba, Diego (FPS), Miguel, Macarena (FPS) y Jorge

La segunda foto es de una reunión

… que tuvimos el viernes pasado en la Fundación Promoción Social. Gabriel y Miguel se dedica, cada uno por su cuenta, a temas de bienestar y de psicología positiva. Coincide que ambos (junto con sus mujeres) llevaban tiempo pensando en organizar sendas fundaciones porque creen que sería bueno darle una salida social al fruto de su trabajo: quieren ayudar. Nos conocimos. Les conté lo que quiero hacer con los niños de la calle que terminan en Kwetu (llevar a cada uno de ellos a un internado para que no vuelvan a la calle) y les ha interesado muchísimo.

Tened en cuenta que se trata de un proyecto que cada año necesita cubrir la educación de al menos 30 niños nuevos sin que los anteriores hayan todavía terminado su educación. Empezamos en 2019 con 30 (30.000€). El resultado es espectacular: el 100% sigue en el colegio. El año anterior, pasados dos meses desde que dejaron Kwetu y volvieron con sus ‘familias’, el 70% de los niños estaba de vuelta en la calle porque el ambiente de violencia y desestructuración de sus chabolas era insostenible. En 2020 necesitaremos para esto el doble de dinero (60.000€) y en 2021 el triple (90.000). Además de a Gabriel y Miguel nos vendría muy bien más gente: no dejes de ayudarnos.

La tercera muestra a Alex y a Ana

… (todavía con pelo a la ‘africana’) reunidos conmigo tras su experiencia de 15 días organizando un campamento en Nairobi para 180 niños y niñas del barrio de chabolas. Han trabajado mucho, han conseguido que esos niños comieran todos los días durante su periodo de vacaciones, y que se divirtieran de lo lindo con el material de plástica que nos donó MacroPaper, y les han llevado también a Nakuru Park, donde muchos de esos niños por primera vez vieron animales salvajes. Además, al ser apoyados por los profesores del colegio, estos consiguieron recibir un sueldo que no suelen tener en su mes de vacaciones. Ha sido una ayuda buena, necesaria y multifacética. Ahora Alex y Ana están promoviendo entre sus amigos y familiares la consecución de becas para escolares.

La cuarta enseña la primera cosecha de tomates

… en la granja que ayudamos a construir en Kwetu. Ya han empezado a tener ingresos por venta de comida en Nairobi, aparte de que los niños comen cada vez más barato y más sano.

¡Haremos algo grande por los más pequeños!

La quinta es Clara Purroi,

arquitecto y consultora además de fundadora de ‘Building the Future’, una iniciativa por la que han construido ya una escuela junto a Nairobi National Park. Nos conocimos en Kenia y estamos trabajando juntos en un proyecto precioso: que ella y su gente (arquitectos y alumnos de la Universidad de Navarra) diseñen, financien y construyan una casa de alojamiento para algunos niños que acaban en Kwetu y que todavía están cursando la Primaria.

La construiríamos en la parcela de Kwetu en Ruai, de modo que esos niños puedan seguir en sus colegios y en ese ambiente (el de Kwetu) en el que han encontrado seguridad y cariño tras meses o años de sufrimiento. Además, sería una gestión mucho más económica que enviarles a todos a internados. La idea inicial es construir de forma modular, y así ir aumentando el tamaño solo si aumentan las necesidades y si se gestiona bien. Comenzaría con una casa para 20/25 chavales. A Kwetule ha interesado muchísimo, una de las mejores empresas de construcción en Nairobi quiere colaborar con nosotros, y en breve comenzarán a echarnos una mano en la gestión de permisos de construcción.

Y mientras un montón de gente sigue ayudando a Karibu Sana con sus aportaciones mensuales, con una Primera Comunión, con ayudas puntuales y con sus oraciones. ¡Casi nada!

Por cierto, la foto de portada es una Virgen que dibujó la tía de un amigo mío de Barcelona que es sacerdote en Camerún. Se la he tomado prestada: bajo su manto cabemos todos…