Así ayuda Karibu Sana

1. La situación

Me escribe desde Nairobi una amiga. Es profesora y mentora en Strathmore University. Dice:

«Te he empezado a escribir hoy con una petición. Tengo una alumna, una mentee, que está en una situación bastante horrorosa y he pensado en Karibu Sana.

Se llama Lousie [nombre distinto al real], tiene 19 años. Estudia segundo de comunicación y era del programa Macheo [un proyecto de Strathmore University dirigido a alumnos de bachillerato sin recursos, para prepararles a la ‘selectividad’ de ese país: les dan clases con voluntarios, les invitan a comer cada sábado, y a algunos les ayudan a estudiar después en la universidad].

Consiguió una beca que le cubre el 70% y su colegio anterior le paga el otro 30% y el alquiler de un cuartito que comparte con otra estudiante. Comparten cama y manta. No tienen nada más. No tiene nada de dinero y no consigue trabajo los fines de semana. Pasa días sin comer y se ve en lo delgadita que está.

Su situación familiar es muy complicada. Su madre la tuvo con 13 años. Louise no está segura pero piensa que su madre está en drogas y prostitución. La ve un par de veces al año. Tiene otros dos hermanos. Uno de 16, drogadicto y en la calle desde los 9, y otro de 1 añito que está con la madre.

A ella la ha criado su abuela en un cuchitril en Kibera [el barrio de chabolas más grande de Nairobi y quizá de África]. La abuela no tiene un trabajo fijo, de vez en cuando gana 300 shillings al día [tres euros] por lavar platos.

El pobre hermano adolescente de vez en cuando duerme en su casa, roba y se marcha. Tras un episodio así este agosto la abuela explotó y más o menos echó de casa también a Louise «porque ya no quería cuidarles más». También le dijo a Louise que ella estaba en contra de que fuera estudiante en Strathmore porque debería haberse casado al terminar el cole y haberla dejado de incordiar a ella. Que seguro que en la universidad se iba a quedar embarazada e iba destrozar su vida… Así se cortó por ahora la relación con el único familiar que de vez en cuando le pasaba algo de dinero.

¿Crees que Karibu podría hacer algo por ella? Era la mejor de su clase en el cole, aunque no es que sus notas fueran increíbles…. Ha pasado limpia el primer año y lo está intentando».

2. Nuestra respuesta

Le he respondido que lo estudiaremos: Louise irá a ver a Michael Babu, la mano de Karibu Sana en Nairobi, para ver con tranquilidad su caso y estudiar cómo ayudarle. Nuestra propuesta será atender a sus necesidades materiales más inmediatas: ropa, alimentación, libros, de modo que pueda estudiar con tranquilidad.

Después se nos ha ocurrido que podíamos ir un poco más allá: empezar a llevar a su hermano de 1 año al colegio, para asegurar así que esté bien cuidado durante el día y que recibe una alimentación adecuada. Y le he pedido a mi amiga que le diga a Louise que hable con su hermano de 16 años para que visite a Michael Babu y hacerle una propuesta mejor de vida: si el chico está dispuesto a estudiar y a cambiar de vida, le ayudaremos a intentarlo.

Y creo que deberíamos hacer algo también por su compañera de habitación, ¿no?

De eso trata Karibu Sana, y para cosas como esta necesitamos vuestra ayuda y la de la gente buena que puedas conocer.

¡Gracias!

¡Comienza el curso!

Queridos amigos,

la llegada de septiembre significa para nosotros el comienzo del nuevo curso.

No ocurre lo mismo en Kenia, donde las clases se inician cada mes de enero. Sin embargo, en agosto han tenido unos días de vacaciones y ahora (septiembre, octubre y algo de noviembre) comienzan el tercer trimestre, el último.

Con esta motivación tenemos a 431 niños. Foto de Sandra Romero

Nuestros alumnos, 431 en este momento, van a por ello. Tenemos a uno más que da el salto a la universidad: Erick, a quien conocí en diciembre de 2015. Era entonces un niño que vivía en un poblado de una plantación de té, en el que carecían de energía eléctrica. Lleva desde entonces con nosotros. Ahora ha sido admitido en odontología, pues quiere ser dentista. Como ya es mayor de edad, estamos compartiendo responsabilidades: Erick consigue el dinero de la matrícula (lo ha hecho a base de pedir a su familia y comunidad, y trabajando) y nosotros nos encargamos del alojamiento. Nos comentaba que esta política, que al principio le costó entender, le ha ayudado a darse cuenta de que él es el primer interesado en su formación.

Entre amigos. Foto de Sandra Romero

Samuel me contaba que fue a visitar a antiguos colegas de la calle, adolescentes de Kisumu (a 500 kilómetros de Nairobi). Me los presentó por videollamada. Uno de ellos ha tomado la decisión de cambiar de vida: volvió con su familia, en otra ciudad, y ahora estamos trabajando para que vuelva a la escuela.

Y el resto a lo importante: el trabajo de cada día. Y los de 8º de Educación Primaria ya están preparando el examen nacional de paso a secundaria. Gracias a ti, van cambiando a mejor sus vidas.

¡Buena vuelta al mundo de después de agosto!

Javier

PD: Las fotos son de Sandra Romero, que se encuentra estos días en Nairobi visitando uno de los colegios que atendemos.

Cartas, fotos y tristezas

Damaris

Pongo de foto de la entrada a Millicent y a Peter. Los dos son hermanos de Damaris. Los dos llevan en Karibu Sana desde el principio. Me escribe Damaris, la tercera de ocho hermanos.

«Espero que estés bien. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerte el incansable apoyo que nos has ofrecido a mí y a mi familia. Que Dios todopoderoso te bendiga abundantemente, haga crecer tu territorio y proteja a ti y a tu familia de todo mal.

Te quería contar también que estamos todos muy bien y que trabajamos duro en nuestras tareas académicas. Pasaré en enero a ‘Form Three’ (1º de bachillerato) y tengo una media de Sobresaliente (A-).

Por cierto, nos hemos visto obligados a volver a vivir en el slum (barrio de chabolas) de Kayole debido a las deudas de mis padres. Y nuestra hermana pequeña, Rachael, cumplirá tres años al final de diciembre.

De tu querida amiga, Damaris Njoki’.

 

Damaris, ya una señorita
Roberto, el penúltimo
Y la increíble Rachael, que empieza en enero con Karibu Sana

 

Esther

Al día siguiente me llegó otro mensaje de su hermana, Esther, de doce:

«Espero que estés bien. Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Cómo están en tu familia? Te he echado mucho de menos, y estoy segura de que tú también a mí. He visto tu foto: ¡qué guapo estás en España! Te deseo una feliz Navidad y que cuando vengas a Nairobi tengas un viaje muy seguro. Saluda a todas aquellas personas que quieren ayudar. Y si me necesitas, házmelo saber. ERES EL MEJOR DE TODAS LAS PERSONAS QUE CONOZCO. Gracias por quererme a mí y a mi familia, y que Dios te bendiga».

 

Vincent

Y me escribe Vincent, de trece:

«¡Hola, papá! ¿Qué tal estás? Espero que genial. Yo muy bien, aunque te echo mucho de menos, querido papá. Me va muy bien en el colegio, a la espera de que me lleguen las notas del último curso de primaria. Gracias, Baba, por tu gran trabajo por mi familia. Que Dios te bendiga».

El equipo de Austin. Él de flores.

Adjunto una foto de Austin. Me la ha enviado hoy. Le veis con el pantalón de flores: Austin juega al fútbol con sus compañeros de clase en vez de estar en la calle mendigando. ¡Qué gran avance!

Ana, que fue alumna mía el curso pasado, me invitó a hablar de Karibu Sana en su Congregación Mariana. Asistió un grupo de unos 25 chicos y chicas universitarios, llenos de inquietudes y de ganas de hacer buenas cosas. Me aguantaron casi hora y media, luego estuvimos rezando un buen rato, y mientras compartíamos unas pizzas a eso de las 11,00pm se ofrecieron varios (Sol, María…) a echarnos una mano para dar a conocer Karibu Sana entre universitarios. Una más de las miles de bendiciones que uno recibe gracias a dedicar parte de su tiempo a este fantástico proyecto.

El cartel del evento, con varios de los chicos de Kwetu

 

La orfandad de Moses

Y una mala noticia:

Murió la madre de Moses Wafula, un niño al que ayudé a rescatar de la calle, al que llevamos a un internado, y que se ha quedado totalmente huérfano junto con sus tres hermanos. Su situación era tan desesperada que llevaba tres días por todo Kibera pidiendo dinero a la gente para que le ayudaran a enterrarla y a comprar un ataúd. Le hemos pagado ambas cosas, y le he mandado todo el cariño de su nueva familia, Karibu Sana.

Meshack, Moses, Jackson y Peter. Ahora somos la familia de los cuatro

 

Contra el desánimo: un milagro

Del desánimo…

Ayer tuve un momento de duda. Me escribió Michael Babu desde Nairobi y me hizo una proyección de nuestros proyectos y nuestras necesidades (que no son nuestras, sino de los chicos y chicas a los que ayudamos). Me hablaba de 125 estudiantes por un lado (todos los que ha ido ‘adoptando’ Karibu Sana para darles becas de colegios de día o de internados) y de 45 estudiantes por otro (niños de Kwetu, rescatados de la calle, que encuentran en ir a un colegio interno la única salida real para no volver a la calle.

Digo que dudé porque entre eso, ayudas que hacemos a algunas familias, un grupo de niños y niñas que hemos rescatado de entornos familiares altamente hostiles, etc., el presupuesto para 2020 ascendía a casi 90.000€. Me entró vértigo.

Además vengo notando que cuesta hacer nuevos colaboradores (¡cooperantes!) dispuestos a donar poco, algo o mucho dinero con el propósito de dar educación a los niños que no tienen nada. Y llevamos muchos meses presentándonos a convocatorias de empresas, y casi todas encuentran nuestro proyecto muy interesante «pero lamentablemente en este momento no podemos atender…», y lo llevamos con una sonrisa, y damos las gracias, y me vienen a la cabeza los niños que podrían quedarse sin escuela, o en la calle, o con hambre.

 

… a la solución…

Me entró tanto vértigo que me vino a la cabeza la única solución posible. En donde trabajo, la Universidad Francisco de Vitoria, había ese día una vela al Santísimo pidiendo por la vida. ¿Y qué sino vida es lo que quiere Karibu Sana para los pequeños de Kenia? Total, que me metí en la capilla, me arrodillé, y me puse a rezar con la intensidad de quien es consciente de que ya no puede hacer más a fuerza de brazos. Y creí quedarme tranquilo.

Aquí llegaron los regalos de una Primera Comunión

… y a la sorpresa.

Al volver a mi despacho, consulté el móvil. Había entrado un correo electrónico informando de una donación de 2.000€ que me enviaba una familia de Bilbao porque les había salido un negocio y querían apoyar.

Por la noche entró otro correo. Era un tal Rubén. Contaba que trabaja en una agencia de viajes que quiere abrir un tour por Kenia. Que vio nuestra web y que les ha gustado tanto que querrían aportar parte de sus beneficios.

Y luego Javier, que se olvidó pasar de donar en la antigua cuenta a la nueva, que quería retomar y ponerse al día enviando lo que no había mandado en 16 meses, que ese era su compromiso y que lo haría encantado.

Y un correo de Peter, un chico de padre keniano y madre española que vive en un colegio mayor de Pamplona, y que querrían organizar una fiesta benéfica para Karibu Sana. Y uno de mis alumnos, antiguo de un colegio de Madrid, que podría proponer a una de esas clases tomar a Karibu como objetivo solidario.

Y una llamada de Alfonso, compañero lejano de colegio, con el que me encontré tras 30 años el pasado sábado, y que está muy interesado en colaborar con nosotros.

Y una inmobiliaria de Madrid que me dice que han vendido un piso de una persona a la que yo les presenté y que me quieren entregar parte de su beneficio como agradecimiento.

Y dos primeras comuniones de niño y niña de Madrid y Alicante que han enviado lo que hubieran sido sus regalos en forma de ayuda.

Y todo en una tarde, sin yo hacer nada, en un extraño momento de desánimo… A Dios gracias.

PD: Hoy es el tercer cumpleaños de Moses Javier, otra bendición del Cielo.

PPD: Gratísima reunión con Clara y Leire, ya decididas a construir en Kwetu una casa dormitorio para niños que acaben el programa de reinserción y quieran acabar la Primaria en el colegio al que están acostumbrados.

La aventura de Karibu Sana continúa…, a toda marcha

Buenos días. Hacía tiempo que no escribía. En parte porque acabo de cambiar de trabajo y los aterrizajes llevan un tiempo. En parte porque teníamos en marcha varias gestiones y merecía la pena esperar a que se asentaran para informaros de ellas.

 

Salim, el operado

Primero os pongo la foto de Salim.

Es un niño de Kwetu Home of Peace que se fracturó una mano por varios lugares. Le operaron una vez (¡4.000€!) y se la dejaron fatal: mucho dolor y muchas lágrimas. Y como no tenían dinero para pagar una nueva operación (les pedían, en otro hospital, 1.000€ para empezar a hablar) tuvieron que retrasar la intervención. esta tuvo lugar hace tres días y parece que ha salido bien. Le he pedido a Sister Carol que busque un abogado para reclamar daños y prejuicios al primer hospital, si fuera necesario. Le he dicho también que ayudaremos en lo posible a cubrir parte de los gastos.

Abajo, Gabriel y María (de FPS). Arriba, Diego (FPS), Miguel, Macarena (FPS) y Jorge

La segunda foto es de una reunión

… que tuvimos el viernes pasado en la Fundación Promoción Social. Gabriel y Miguel se dedica, cada uno por su cuenta, a temas de bienestar y de psicología positiva. Coincide que ambos (junto con sus mujeres) llevaban tiempo pensando en organizar sendas fundaciones porque creen que sería bueno darle una salida social al fruto de su trabajo: quieren ayudar. Nos conocimos. Les conté lo que quiero hacer con los niños de la calle que terminan en Kwetu (llevar a cada uno de ellos a un internado para que no vuelvan a la calle) y les ha interesado muchísimo.

Tened en cuenta que se trata de un proyecto que cada año necesita cubrir la educación de al menos 30 niños nuevos sin que los anteriores hayan todavía terminado su educación. Empezamos en 2019 con 30 (30.000€). El resultado es espectacular: el 100% sigue en el colegio. El año anterior, pasados dos meses desde que dejaron Kwetu y volvieron con sus ‘familias’, el 70% de los niños estaba de vuelta en la calle porque el ambiente de violencia y desestructuración de sus chabolas era insostenible. En 2020 necesitaremos para esto el doble de dinero (60.000€) y en 2021 el triple (90.000). Además de a Gabriel y Miguel nos vendría muy bien más gente: no dejes de ayudarnos.

La tercera muestra a Alex y a Ana

… (todavía con pelo a la ‘africana’) reunidos conmigo tras su experiencia de 15 días organizando un campamento en Nairobi para 180 niños y niñas del barrio de chabolas. Han trabajado mucho, han conseguido que esos niños comieran todos los días durante su periodo de vacaciones, y que se divirtieran de lo lindo con el material de plástica que nos donó MacroPaper, y les han llevado también a Nakuru Park, donde muchos de esos niños por primera vez vieron animales salvajes. Además, al ser apoyados por los profesores del colegio, estos consiguieron recibir un sueldo que no suelen tener en su mes de vacaciones. Ha sido una ayuda buena, necesaria y multifacética. Ahora Alex y Ana están promoviendo entre sus amigos y familiares la consecución de becas para escolares.

La cuarta enseña la primera cosecha de tomates

… en la granja que ayudamos a construir en Kwetu. Ya han empezado a tener ingresos por venta de comida en Nairobi, aparte de que los niños comen cada vez más barato y más sano.

¡Haremos algo grande por los más pequeños!

La quinta es Clara Purroi,

arquitecto y consultora además de fundadora de ‘Building the Future’, una iniciativa por la que han construido ya una escuela junto a Nairobi National Park. Nos conocimos en Kenia y estamos trabajando juntos en un proyecto precioso: que ella y su gente (arquitectos y alumnos de la Universidad de Navarra) diseñen, financien y construyan una casa de alojamiento para algunos niños que acaban en Kwetu y que todavía están cursando la Primaria.

La construiríamos en la parcela de Kwetu en Ruai, de modo que esos niños puedan seguir en sus colegios y en ese ambiente (el de Kwetu) en el que han encontrado seguridad y cariño tras meses o años de sufrimiento. Además, sería una gestión mucho más económica que enviarles a todos a internados. La idea inicial es construir de forma modular, y así ir aumentando el tamaño solo si aumentan las necesidades y si se gestiona bien. Comenzaría con una casa para 20/25 chavales. A Kwetule ha interesado muchísimo, una de las mejores empresas de construcción en Nairobi quiere colaborar con nosotros, y en breve comenzarán a echarnos una mano en la gestión de permisos de construcción.

Y mientras un montón de gente sigue ayudando a Karibu Sana con sus aportaciones mensuales, con una Primera Comunión, con ayudas puntuales y con sus oraciones. ¡Casi nada!

Por cierto, la foto de portada es una Virgen que dibujó la tía de un amigo mío de Barcelona que es sacerdote en Camerún. Se la he tomado prestada: bajo su manto cabemos todos…

19 cajas, 120 kg y un mural

Las cajas

Hace tres días nos llegó una donación magnífica. Mi amigo Juan C., que es distribuidor de papelería a gran escala, no dudo un segundo en apoyar la iniciativa de Alex y Ana, que han organizado un campamento de verano en Kibera, para los niños y niñas de Desert Streams. Será en agosto y participarán más de 200 pequeños que durante esos días tienen vacaciones. Así aseguramos que hacen cosas divertidas y que comen todos los días al menos dos veces. Se lo van a pasar bomba. Mil gracia<s a Juan C. y a Makro Paper. Eso sí, nos hemos encontrado con 19 cajas que en total pesan 120 kilos. Ahora les queda a Ana y Alex negociar con la aerolínea y con la frontera de Kenia. Pero cualquier lío por esos niños.

Alex desbordado de rotuladores y cartulinas

 

El mural

Y Alfonso está pasando un mes en Kwetu, echando una mano a los niños de la calle. Como sabe pintar, ya ha preparado un primer mural gigante (varias decenas de metros cuadrados) que alegra la gran sala de los que están en la casa grande de Ruai. Colores, árboles y cebras.

Y estamos en la fase final de una convocatoria de ayudas. Hay seis proyectos y seleccionan tres. ¿Será esta la vez? ¡Ojalá!

Un buen tamaño, una gran idea

La petición

No lo olvides: cada persona que animas a colaborar con nosotros es un nuevo niño yendo al colegio y viviendo mejor.

¡Gracias!

152 veces 1, y una sorpresa

Pedí a Michael Babu que me mandara la lista actualizada de niños y niñas a los que llevamos al colegio, pues andaba un poco perdido. Lo hizo, como siempre, con atención al detalle, y nos salen estas cifras (que me dan un escalofrío de responsabilidad).

152 veces 1: ¡vaya bendición!

Llevamos al colegio a 122 niños y niñas que viven con sus padres. De estos, son 25 los que van a boarding schools, internados. Como ya he contado varias veces, ir a un internado conlleva que les sacamos del slum (chabolas), y por primera vez en su vida viven en una habitación decente. Además se aseguran ambiente de estudio, luz eléctrica, seguridad (especialmente las chicas), tres comidas al día, amigos… Cada uno de ellos viene a necesitar unos 900 euros al año. No es mucho, pero para 25 ya es una cifra respetable. Los otros 97 van a escuelas de día y viven con sus familias en el slum o en el campo. Según vayan llegando a la adolescencia irán pidiendo, y necesitando, el paso a boarding school.

Tenemos también a 30 que provienen de Kwetu Home of Peace, la iniciativa que rescata y reinserta niños de la calle. Hace 18 meses me comentó la directora, Sister Carol, que habían descubierto que en torno a un 70% de los que acababan el programa volvían a la calle. La razón, que en sus familias seguía el mismo ambiente de violencia o de hambre. Entonces no ayudábamos a ninguno de esos niños. Ahora son un número elevado, todos en boarding school. Con esfuerzo (hemos vuelto a tener que rescatar a 3 de ellos), el 100% de los que llevamos al colegio siguen educándose y no en la calle. Ahora bien, el número de los que terminan en Kwetu cada año ronda los 20/30 muchachos: nos queda mucho margen de cosas por hacer.

¿La sorpresa? Acabo de terminar la redacción de un libro sobre los orígenes de Karibu Sana. Creo que ha quedado muy bien. Lo mismo me dicen las pocas personas que lo ha leído. Quiero que todo lo que se pueda sacar de él vaya destinado al proyecto. Aunque es un proceso todavía en camino, sé que encontraremos editorial: un agente literario –Marta– me ayuda en ello. Iré contando.

Y mi querida amiga Carmela me regaló una caja de moscovitas de Oviedo: los tomaré a la salud de Karibu Sana, de estos 152, de todos vosotros.

Los ‘moscovitas’, que vinieron acompañado de un poema

Bailar para coordinar

Un breve vídeo, entrañable, de los niños de Desert Streams cantando y bailando una canción de parvulario para descubrir (creo) dónde están sus rodillas.

Bailar para coordinar

Los niños están en una semana de vacaciones. Tenemos dos habitaciones (niños y niñas) llenas de aquellos que necesitaban más protección. Seguimos colaborando con Kwetu Home of Peace y los niños de la calle. En Madrid, una conversación más con una excelente Fundación que en breve se reúne para ver cómo puede colaborar con nosotros. Niñas de 6º de Educación Primaria de un colegio que se alían para financiar los estudios de dos niñas. Una donación que llega desde Oviedo. Niñas de otro colegio, de 5º que convocan un cumpleaños pidiendo para Karibu Sana.

¡Vamos bailando!


Felicidad asturiana

El domingo fui a Gijón. Cené cachopo en casa de María y Nano. Al día siguiente María me acercó a Peñamayor, el colegio de sus tres hijos (Lola, Graciela y Fernando, que es todo un torete de tres años).

Peñamayor me preparó unas sesiones con sus alumnas. Me ofrecí a ‘darlo todo’ y me tomaron la palabra: tuve 6 grupos, una hora cada uno, desde 1º de Primaria (6 años) hasta 1º de bachillerato (16/17).

Hablando de los Masai

Me resultó apasionante. Primero, por tener que adaptar los discursos a las edades: dependiendo de los cursos me podía centrar en unas cosas (animales, niños y juegos) o en otras (necesidades y pobreza). Disfruté con las preguntas de las pequeñas, que aprovechaban para ir narrando sus vidas («Pues mi tía, que es enfermera, estuvo en África», «Pues a mi no me gusta la verdura»…). Y con las de las más mayores («¿Cómo se puede ayudar?», ¿Por qué hay tanta pobreza?».

Les invité a ‘abrir los ojos’

Como siempre, el mensaje a transmitir era positivo.

1º) Que diéramos siempre gracias (a los padres, al colegio, a Dios) por la suerte que habíamos tenido;

2º) Que pensaran que realmente podían ayudar: cumpliendo con sus obligaciones, sonriendo, entregando parte de su tiempo;

3º) Que si querían, podían también ayudar a los más necesitados, a través de Karibu Sana o donde quisieran, con la condición de que fuera fruto de su esfuerzo personal: «queda con tu madre en recibir un dinero a cambio de un servicio durante el mes para mandarlo a África»; «recorta en ese capricho (chuches, la enésima camiseta de Bershka…) y con eso cubre la educación de un niño»…

Así pudimos lograr otro de los fines de Karibu Sana: su dimensión educativa entre los niños de España.

Me dijeron las profesoras que les gustó mucho, a ellas y a las niñas. Para mí fue realmente un día feliz