Regalos de cumpleaños

Hace dos semanas pasé por la exposición de Javier Calleja en el espacio Unicaja, junto al palacio episcopal de Málaga. Entre otras obras encontré el cuadro que he puesto de portada que me parece que refleja perfectamente lo que ocurre en Karibu Sana: conseguimos que los sueños de muchos (padres e hijos) se conviertan en realidades.

Algunos ‘invitados’ a esos cumpleaños

Celebra fiestas para Karibu Sana

En las últimas semanas varias personas nos han comunicado la siguiente decisión: por diversos motivos (un cumpleaños, un aniversario sonado de boda) querían celebrar una fiesta con sus familiares y con sus mejores amigos. En la invitación, además de la fecha y hora del evento, recogían una petición:

«Si queréis hacernos algún regalo, por favor, que sea para los niños de Karibu Sana«.

Y así ha sucedido: nos han ido llegando distintas donaciones, bastantes, que podremos gastar en la educación de unos niños maravillosos de la lejana Kenia.

A lo mejor tú también tienes algo que celebrar, o un hermano o hermana tuyo, o una Primera Comunión. Incluso podrías pensar en estos niños a la hora de perfilar el testamento, como tanta gente hace, y darle una salida social a parte de tu patrimonio. En la vida se nos presentan muchas ocasiones de hacer bien el bien, de convertirnos en personas que reparten felicidad a manos llenas.

Meshak preparando el examen de fin de Secundaria.

Meshak

Un ejemplo del efecto multiplicador de nuestra generosidad lo tenemos en Meshak. Es un chico al que conocí una tarde en Nairobi en la que me acerqué a una pastelería para comprar unos dulces a los niños de Kwetu, la casa de niños de la calle. Él estaba entonces en la calle, un street boy, vestía un pantalón de pijama y nadie le hacía el menor caso. Le invité a un pastel y entablamos algo de conversación. Después quedamos en vernos, le animé a volver a casa, le animé en otro momento a ir a un centro de rescate de niños en la calle. Ahora, casi ocho años después, ha terminado la educación secundaria, y en breve seguirá con su formación en una formación profesional superior. ¿No es maravilloso?

Tú eres el que está detrás sosteniéndole (©Jason Ratliff)

Necesidad de superhéroes

Detrás de cada niño hay una novedad. Nosotros, tú y yo, facilitamos que ésta florezca. El dibujo que acompaña no señala que el niño piense que es un superhéroe, sino que sale adelante gracias a los superhéroes (tú, las personas que animes a unirse a este proyecto) que les cubren con su sombra.

Felicidad asturiana

El domingo fui a Gijón. Cené cachopo en casa de María y Nano. Al día siguiente María me acercó a Peñamayor, el colegio de sus tres hijos (Lola, Graciela y Fernando, que es todo un torete de tres años).

Peñamayor me preparó unas sesiones con sus alumnas. Me ofrecí a ‘darlo todo’ y me tomaron la palabra: tuve 6 grupos, una hora cada uno, desde 1º de Primaria (6 años) hasta 1º de bachillerato (16/17).

Hablando de los Masai

Me resultó apasionante. Primero, por tener que adaptar los discursos a las edades: dependiendo de los cursos me podía centrar en unas cosas (animales, niños y juegos) o en otras (necesidades y pobreza). Disfruté con las preguntas de las pequeñas, que aprovechaban para ir narrando sus vidas («Pues mi tía, que es enfermera, estuvo en África», «Pues a mi no me gusta la verdura»…). Y con las de las más mayores («¿Cómo se puede ayudar?», ¿Por qué hay tanta pobreza?».

Les invité a ‘abrir los ojos’

Como siempre, el mensaje a transmitir era positivo.

1º) Que diéramos siempre gracias (a los padres, al colegio, a Dios) por la suerte que habíamos tenido;

2º) Que pensaran que realmente podían ayudar: cumpliendo con sus obligaciones, sonriendo, entregando parte de su tiempo;

3º) Que si querían, podían también ayudar a los más necesitados, a través de Karibu Sana o donde quisieran, con la condición de que fuera fruto de su esfuerzo personal: «queda con tu madre en recibir un dinero a cambio de un servicio durante el mes para mandarlo a África»; «recorta en ese capricho (chuches, la enésima camiseta de Bershka…) y con eso cubre la educación de un niño»…

Así pudimos lograr otro de los fines de Karibu Sana: su dimensión educativa entre los niños de España.

Me dijeron las profesoras que les gustó mucho, a ellas y a las niñas. Para mí fue realmente un día feliz